Piloto

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Caminaba en camino a la habitación donde se encontraba mi padre, me encontré con la puerta cerrada, cuando llegue toque varias veces la puerta hasta que mi padre por fin abrió la maltratada puerta, regalándome una ligera sonrisa

- Nico, como esta el frente?- Pregunto mi papa, a pesar de su sonrisa se veía intranquilo, revisando de lado a lado el estrecho pasillo

- No hay mucho que ver, lo único que vi fueron un par de monstruos, muy a lo lejos con los binoculares, hacia el frente, la parte trasera aun no me dijo mamá. Aun así deberíamos pensar movernos de aquí, si nos quedamos mas tiempo...

- Lo se, deberías empezar a empacar, tal vez salgamos pronto- Decía mi padre volviendo a la oscura habitación, en su pequeña mochila empezó a guardar papeles y pertenencias que no alcance a distinguir

Decidí dejarlo hacer lo suyo, me dirigí a la habitación donde mis hermanos y yo nos habíamos estado "hospedando". Al llegar ellos no estaban, probablemente se encuentren en la sala central con mama. 

 Revise mi mochila, ya no me quedaban muchas cosas, las balas eran pocas, y dos latas de sopa de tomate y una cantimplora casi vacía estaban en ella, me acerque a los estantes (Tablas de madera casi caídas) y tome algunas de las pocas cosas que me quedaban: Un pequeño marco con una foto familiar, un cuchillo de combate que me había dado mi padre cuando esto comenzó y un par de prendas de ropa viejas y sucias que usaba para poder sobrevivir sin estar desnuda. Cuando todo estuvo por fin en mi mochila me acerque a la cama de mis hermanos y tome sus cosas, poniéndolas al azar en sus mochilas, debíamos de salir pronto, me quede mirando una foto de mi hermano, era de el colegio, en la foto estaban todos los niños de su clase, todos con una pequeña cruz roja pintada en el pecho, mi hermano las había hecho, supongo que es el trauma de haberlos visto morir.

 En ese mismo instante me sentí algo abrumada, escuche un chillido lejano, no sabia que podía ser, pero no me quería quedar a averiguarlo, baje a toda prisa por las podridas escaleras. En el salón principal mi madre había volteado la mesa a forma de barricada, y mis hermanos estaban a su lado. Mama tapaba la boca de Kokoa, quien lucia aterrada, fue entonces que me percate de la situación por completo. Del otro lado de la habitación, se encontraba una bestia, quien al escuchar mi pie aplastando la madera de las escaleras rechinantes soltó un horrible chillido y corrió en mi dirección, me sentía paralizada, esa cosa se acercaba rápidamente y no tenia mi pistola a la mano. Fue en ese momento en el que una bala paso desde detrás de mi y derribo a la bestia

- Nico, ya están tus cosas?!- Pregunto alarmado su padre

- Si, pero las de mis hermanos están aun arriba- Decía mostrando su mochila ya lista para salir de ahí

- Bien, niños, de inmediato suban y traigan sus cosas... No, mejor quédense encerrados en la habitación- Decía el padre de Nico mientras se sostenía del barandal

- S... Si- Kokoro agarro la mano de su hermana y corrió por las escaleras con su hermanos siguiéndolas desde detrás

- Están las dos bien?- Pregunto el padre de Nico acercándose a las dos mujeres que parecían aun desconcertadas

- Si cariño, Kokoa llamo la atención de una de esas cosas, afortunadamente no la mordieron- hablo la madre de Nico tomando de una de los estantes su arma

- Vamos a tener que asegurar el área para poder salir de aquí, vamos por la parte trasera, y acabemos con los monstruos que estén en esta zona, si no lo hacemos cuando salgan los niños estaremos muy expuestos

Los tres estábamos de acuerdo en eso, así que salimos. Con pistola en mano lo único que quedaba era acabar con la mayor cantidad de cosas que pudiéramos,salimos al estacionamiento del motel en el que estuvimos descansando, varias cosas se encontraban en el frente, según nuestra experiencia, los monstruos no tienen muy buena visión, aun así su sentido del olfato y oído son muy agudos. Estaban amontonados la mayoría detrás de un auto estropeado, todos parecían devorar y desgarrar algo. Uno de los monstruos que podía, que pude ver arranco un pedazo de carne de lo que sea que estuviera tirado en el piso, mientras con sus dientes y garras desmembraban el pedazo de "carne" del piso. De pronto los monstruos pararon, y en medio de ellos, lo que antes desmembraban se levantó, dejando ver su asqueroso aspecto, mas que un "zombi" un esqueleto color entre rojizo y marrón obscuro con pedazos de arterias y algunos pedazos de carne impregnados al esqueleto, los ojos de un color anaranjado brillante, ese tono que ahora era temido por la gente, pedazos de órganos que se veían aun activos, colgando en su caja torácica, el cráneo con pedazos de la carne devorada. No tardo en percatarse de la presencia que los miraba. Un extraño gemido resonó y las bestias se abalanzaron en nuestra dirección. Las balas empezaron a salir de nuestras armas, mientras algunos de esos monstruos caían al piso muertos. 

Infierno en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora