capítulo 7

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Narrador Omnisciente.

Tanto Adrien como Nathaniel estaban disfrutando lo que estaban haciendo.

Adrien se sentía tan complacido que por ese lapso de tiempo no se acordaba de nada que no sea relacionado con el chico pelirrojo que gemia su nombre debajo de él.
No le importaba absolutamente nada ni nadie, solo Nathaniel.
Y ¿Marinette? ¡Ja! Más fácil pasaba por su mente un unicornio comiendo carne de vaca mientras bailaba la macarena.

Por otro lado, y casi de igual manera estaba Nathaniel cegado por el placer y el amor.
Se sentía completo, realizado, no le importaba salir en sillas de ruedas al dia siguiente, no se preocupaba por nada y por primera vez desde que su madre cayo en el hospital, no se sentía solo, no sé acordaba de lo horrible que era su vida. Todo marcaba un antes y un después de Adrien.

Así pasaron lo que faltaba de la madrugada, haciendo el amor, entre besos, acaricias, toques, abrazos y más. Hasta quedar ambos profundamente dormidos en forma de cuchara, Adrien tomaba inconscientemente de la cintura al profundo y dormido Nath mientras lo acercaba a su pecho.

Juleka

Yo había llegado puntualmente a mi trabajo, aunque obvio sabía que Adrien no iba a llegar a la hora y también Nathaniel.

Llegue a mi lugar de trabajo y empecé a realizar mis actividades. Tenía que ordenar la siguiente agenda de Adrien, planificar las juntas y eso.

Habían pasado alrededor de 2 horas cuando llego Marinette. Yo al notarla puse mi más falsa pero creíble sonrisa.

-Buenos dias señorita Dupaing-Cheng (puto apellido que se me olvida >:v)

-si si si. ¿Dónde está Adrien? -dijo enojada-

Valla que manera más simpática de llegar a un lugar.

Fui borrando mi sonrisa mientras la miraba.

-el señor Agreste no se encuentra, ¿Desea dejarle un mensaje? -dije con amabilidad obligatoria-

-esa no me la como peli-negra -dijo aún con su tono rudo y saco una targeta llave y la paso por la ranuja de la seguridad de la puerta y esta se abrió y ella entro a la oficina-

Yo me levante de la silla y me quede en la puerta con los brazos cruzados mirando lo patético que se veía ella buscando a cierto rubio que hace momentos atras le habia dicho que no estaba pero como ya conocía lo terca que era, era de esperarlo.

-¡¿Adrien?! -grito por cuarta vez-

-señorita ya le dije que el señor Agreste no se encontraba

-¡callate! ... ¿En donde esta el chico rojo?

-¿Se refiere a Nathaniel? Pues el vendrá más tarde, me temo que el no se sentía bien esta madrugada como para llegar temprano

-eso es tardanza laboral, no me importa que tenga, despidelo desde que llegue

-no me es posible hacer eso

-no te lo pregunte, es una orden -dijo mientras pasaba por mi lado y salía-

-pues lamento informarle de que solo acato ordenes de Adrien -dije cerrando la puerta de la oficina- y el no me ordenara hacer eso -dije mirando su rostro rojo de ira, hizo una rabieta y se fue- loca psicópata.

Volví a mi lugar y seguí haciendo lo que hacía tranquila.

Nathaniel.

Me sentía abrazado, cómodo, sentía un calor y un cuerpo detras mío, también sentía como la luz chocaba en mi cara levemente. Y como un rayo todos los recuerdos llegaron a mi memoria, me giré rápido para ver quien era quien me abrazaba y de paso noté que no era mi habitación y que la persona era ciertamente Adrien quien dormía con una sonrisa pequeña en sus labios mientras me tomaba de las caderas.

Se veía feliz, tranquilo, en paz, se veía adorable y sin estrés que lo agobie.

-mmmm naaaathhh -susurró bajo-

Yo solamente me acomode mejor, ya no tenía sueño, pero no queria despertarlo. Además no tenía ninguna prisa en despegarlo de mi.

Al cabo de unos 15 minutos Adrien despertó.

-buenos dias -dije con una sonrisa-

-muy buenos -dijo dándome un beso en los labios- ¿Cómo dormiste? -preguntó con una sonrisa-

-pues muy bien, tenia tiempo que no dormía así de tan bien -pensé en lo último que dije y no pude evitar sonrojarme- digo.. Digo..

-tranquilo tomatito, te entendi -beso mi mejilla- yo también tenía tiempo que no dormia complacido -dijo abrazandome y volviendo a cerrar los ojos-

-¿Te dormirás de nuevo?

-si ¿Por que no?

-pues deberiamos ir a trabajar, la señorita Marinette debe de andar loca buscándolo

-ay que se muera, yo quiero estar aquí contigo

Yo me puse rojo otra vez. Pero hice lo que el me pidió, asi que lo abracé también y me acurruque entre su pecho. Escuchando sus latidos del corazón me dormí.

¿Sexo o juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora