Murciégalos es lo que ve todas las noches incesantemente, ellos van y vienen, nunca se quedan. Sus chillidos resuenan mas no permanecen, se pierden. Y... nada queda al final en la oscura bóveda celeste.
Murciélagos son los que tocan a la ventana aun cuando no la conocen, sus voces, son pequeños golpecitos al fino cristal frente a ellos. Ellos llaman y figuran, luego, se alejan al no ver más allá de un simple muro.
Murciélagos de cuerpos frágiles y osadas aventuras en medio de la inconsistente noche: siendo reyes, siendo sombras, viviendo lejos de la visibilidad, lejos de cualquier curioso, lejos de ser adorados.
Murciélagos como ellos no temen, viven confiando en sus sentidos, visualizando más allá de lo que otros creen. Cualquier sitio, si ellos desean, puede ser su hogar... y sin embargo, algunos prefieren errar.
Murciélagos de pequeñas narices, definitivamente, no lo olerán. Pero, de alguna manera saben que él está ahí. Su instinto, sí, es fuerte.
Murciélagos de curioso corazón así como fuerte determinación enfrentan el frío y temores. Danzan, revolotean y le cantan a la noche, a la vida que se esparce oculta como visible.
Murciélagos es lo que él vio al nacer; probablemente, esas memorias se habrán perdido al tiempo. Aunque, las sensaciones al verlos persisten; no obstante, no sabe con qué sentimiento relacionarlo.
Murciélagos son lo que lo rodean y acompañan en la soledad. Ellos son dulces, ellos son incomprendidos.
Murciélagos es a lo que él teme: su fobia... Ellos no entienden solo viajan sus vidas revisando lo que es importante. Una y otra vez llaman, buscan y se van.
Murciélagos, fueron su guía tras perderse en el bosque. Sus minúsculos corazones se apiadaron, protegiendo, orientando en tiernos aleteos a un infante.
Murciélagos sin reconocimiento ni importancia, es lo que palabras externas indican; en tal caso, ningún sonido agrio llega a ellos. Un lenguaje los separa.
Murciélagos que nunca olvidan; siempre vuelven. Pues reconocen las ondas de un llanto que una vez irrumpió en la noche.
Murciélagos de buen corazón identifican al chico que una vez creyó en ellos. Los muros son lo único que los separa y ellos chillan por él. Él también llora... por miedo... pues perdido fue intimidado por seres malignos hasta encontrar su hogar.
Murciélagos inocentes cuyas buenas intenciones no fueron transmitidas lloran, lloran y claman. Ellos son fieles y quieren ver por quien una vez fue parte de los suyos.
Murciélagos, siempre de mala fama pero de modestas intenciones. Ellos son como cualquier otro ser.
Murciélagos pequeños, bellos y cantarines regresan... pues ellos creen y esperan. Son pacientes e ingenuos.
Murciélagos... es lo que ellos son y serán para él.
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Murciélagos
ContoMurciélagos son lo que lo rodean y acompañan en la soledad. Ellos son dulces, ellos son incomprendidos...