Capítulo 7

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Hermanos.

Era una locura lo que estaba haciendo, iba directo a la boca del lobo pero era el precio a pagar después que sus dudas y miedos fueron realidad, cuando él mismo vio con sus ojos que en aquel bosque justo donde era la cueva y hogar de su bello mitad dragón de escamas rojas y negras y de preciosos ojos azul acero todo era un desastre y habían marcas frescas de sangre y lo que a su parecer y con horror eran las alas de su hermoso dragón tiradas dentro de aquel lugar pudriéndose, con todo su coraje reunido tomó su caballo y decidió regresar aquel lugar al que antes llamo hogar.

   —Maldición debí quedarme, debí hacerlo... —Se dijo así mismo mientras recorría a una impresionante velocidad el camino devuelta a su pueblo de nacimiento, se culpaba y se auto regañaba de no tomar una buena decisión y que Tim sufriera las consecuencias de ello, solo le quedaba rezar que aún su pequeño siguiera vivo pero con el monstruo con el que estaba era impredecible saber qué pasaría o dejaría de pasar— Ya voy Tim, resiste solo un poco más, por favor... —Pidió mentalmente aunque el otro no lo escuchase pero esperaba que aún no se rindiese su dragoncito.

Todo su viaje fue arduo hasta que por fin llegó aquel lugar, le tocó mantener bajo perfil mientras de noche trataba de colarse al castillo pero siempre se topaba con que había reforzado y triplicado la misma guardia tanto externa como interna del lugar, haciéndole rechinar los dientes hasta que una vieja idea salió a la luz en su cabeza, él sabía de unos pocos pasadizos secretos del castillos unos tan antiguos y peligrosos que ni él mismo Bruce se aventuraban a meterse y evitó saberse de ellos para evitar algún muerto.

Se coló por aquellos pasadizos notando su deterioro como el nivel ahora mayor de peligro. Caminaba de forma lenta con una lámpara de aceite a la mano cuidando de no pisar mal o terminará cayendo a un abismo, porque al parecer el relieve del lugar se hundió lo suficiente como para crear un barranco y no tenía deseos de saber que tan profundo era por esos momentos, así que siguió caminando hasta que logró salir de esa área solo para intercambiarla por una más angosta donde se fue literalmente arrastrando por el suelo para pasar ese sector derrumbado.

   —Aquí vamos... —Murmuró dándose aliento el mismo mientras dejaba la lámpara de aceite a un lado, en un lugar catalogado por el seguro y se fue a una área del callejón sin salida donde con sus manos tocaban el techo de piedra como si buscara algo hasta que una sonrisa salió de sus labios y murmuró un tenue— Bingo... —Su voz mostró un pequeño sentimiento de logró.

Se podía ver cómo una estatura de una gárgola que había en el sector de uno de los pasillos más bajos del castillo se elevaba un par de centímetros y se quedó quieto para luego ver como está se desplaza a un lado de a poco a poco dejando a la vista una entrada escondida y ya olvidada por donde sale Jason de manera cautelosa siempre vigilando que nadie lo escuche o vea, para luego devolver a su lugar la estatua y dirigirse entre las sombras a donde debía estar el calabozo subterráneo.

Solo dos guardias custodiaban la puerta era pan comida, pero el mismo Jason sabía que era una trampa nadie ni él mismo demonio dejaba las cosas tan fáciles y si era así, era porque del otro lado no estaba la persona y solo daría su ubicación si se metía a pelear y noquear esos tipos. Pero una sonrisa se formó en sus labios dos podían jugar al juego del gato y el ratón por un rato, decidió ocupar todas y cada una de las trampas y pasadizos que había en el castillo como su ventaja de años de entrenamiento con Bruce para acabar con más de la mitad de la guardia de manera un poco ortodoxa y porque no bruta.

   —A pasado mucho tiempo desde la última vez, mocoso —Dijo con odio el mayor al ingresar en el salón del trono tras saber que no había trampas ni más guardias allí dentro, llevaba consigo una de las espadas de los guardias que desarmó con anterioridad y unos cuantos golpes y cortes nada grave. Jason se paró enfrente del salón dejando que las velas del lugar dejasen a la vista su figura y contemplar al hijo del demonio que estaba sentado en el trono del rey.

    —Sabes, tu perra sabe cómo sacarme de quicio pero, me divirtió mucho demostrar cuál era su lugar, como el monstruo y fenómeno que es —Comentó con una sonrisa el actual rey del reino de Gotham mientras sus manos jalaban una cadena y tiraba desde la escalinata al trono un cuerpo que al chocar al final se quejó tan inaudible del dolor de aquello, era casi la forma de una muñeca rota, no se movía ni emitía casi ruido alguno.

Los ojos de Jason, miraron con horror como su hermoso dragonsito estaba enmasillado, herido y casi muerto en el piso, su horror y dolor se transformó en ira pura y destructiva mientras sus ojos ardiendo casi en llamas de la misma cólera miraron a Damian, el agarre de su espada se volvió más fuerte como el rechinar de sus dientes, ni un par de segundos se quedaron quietos ninguno de los dos porque tanto el heredero del demonio como el hijo de adoptivo del antiguo soberano de aquellas tierras se lanzaron a pelear con sus respectivas espadas, el chocar del metal contra el metal, las palabras de odio que se profesaban mutuamente como también golpes o patadas, no era una pelea justa ni limpia por el contrario se buscan asesinar utilizando cualquier medio posible contra su enemigo.

Damian y Jason, estaban igual de heridas y golpes por sus espadas o bien por sus propias manos, habían ocupando casi todo lo de su entorno como una posible arma o ataque indirecto pero ninguno daba su brazo a torcer hasta que de manera casi sucia Damian atacó a Jason y le lanzó al rostro la ceniza caliente de uno de los faroles del lugar que votaron, obligando al huérfano de la calle a retroceder por el ardor y ser desarmado y lanzado al piso; el demonio sin deseos de perder esa oportunidad de oro se dispuso a apuñalar con su espada al otro, sin embargo, Jason arruinó sus planes al tomar con las palmas de sus manos desnudas la hoja afilada del arma blanca, ignorando el ardor de sus ojos solo enfocándose en evitar a toda costa que esa hoja le lacerara algún punto vital de su cuerpo pero de repente casi de manera poética el pecho de Damian, desde su espalda es atravesado con una de las antorchas afiladas atravesándolo y destrozándole el corazón en un ataque limpio y certero, ante la mirada atónita del ex príncipe como del actual rey mientras escuchan la voz del asesino de aquel monstruo decir con odio y veneno puro y siseante:

   —Esto es por mi hijo, bastardo.

El cuerpo tieso del rey cayó justo al lado donde estaba Jason, aún con aquella antorcha de metal clavada y atravesando su cuerpo, los ojos verdes del ex príncipe miraron al demonio muerto para luego su vista se fijó en el asesino de ese tirano que ahora estaba sentado en el piso temblando levemente escuchando las respiraciones rápidas y fuertes del chico, Jason se acercó al chico y lo abrazó entre sus brazos y aquel gesto no quedó sin corresponder las manos temblantes, desnutridas y blancas en estado enfermo se aferraron a su ropa y escucho el llanto de aquella criatura escuchando lo destrozado que estaba su pequeño dragón; el mayor no le cuestionó nada solo lo abrazo y brindó parte de sus prendas superiores para cubrir la desnudez del menor y lo cargó en sus brazos, salió de aquel lugar con ayuda de los pasadizos pero esta vez otro diferente que no solo lo sacaría de aquella fortaleza hecha para la realeza sino también para salir del poblado, porque eso era lo que quiera hasta ahora como su pequeño salir e irse lejos de allí.

~..............Continuará............~

El guardián del bosque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora