Con el acercamiento del término de nuestra historia me es inevitable que venga el recuerdo de como lucias aquella vez, esa prenda roja que conjugado con tú tes volvía casi absurdo el no mirarte, mis intentos fallidos por no enfocarte con la mirada resultaban ineficaces, torpes, me resultaba casi aterrador lo mucho que había anhelado el tenerte entre mis brazos y a su vez controlar los impulsos que se presentaban en el momento de tenerte así, justo como había deseado, justo como quería.
Mi deseo ahogado por decirte - Ven, no te vayas que creare paisajes sublimes contigo a mi lado.-
Ese deseo se veía reprimido con lo penetrante de tu mirada, el embrollo en mi mente se silenciaba con el toque tenue de tus labios, ese efímero momento en el cual ni el sonido interrumpía ese cálido beso que me obsequiacabas, calmando incluso la más aguda confusión que en mi ser se hallaba, me es inevitable contener las comisuras de mis labios que inconscientes del resultado final esbozan una sonrisa como resultado del recuerdo, de tí, de la breve danza que dieron tus labios con los míos.
