Al encontrarme, de frente, tan cerca de tus ojos, mismos que podría denominar insondables y aun sabiendo eso me presento incondicionalmente a la expedición para intentar adentrarme en ellos y buscar su fondo, ¿cómo es que eso me parecía sensato? increíblemente pude notar el maravilloso error que estaba cometiendo hasta que al profundizarme tanto en ellos, llegó a mi esa noción de tranquilidad y aunado a ello también se hacía notar ese efecto de peligro que te eriza la piel mientras recorre tu espalda, en ese momento una escandalosa pregunta atravesó mi mente ¡¿cómo es que regresaré?! Seguí las pisadas que había dado con la mirada hasta que mi vista centro aquel punto de luz que entraba del exterior, era un punto luminoso alejado de mí, de tal manera que parecía irrealizable una travesía de regreso, saliendo ileso de los efectos de tus encantos y aun siendo difícil de acéptar, la verdad es que el terminar embelesado de tu compañía, de tus ojos, simplemente esa idea no suena descabellada, así que sin más dudas que me hicieran titubear di un paso más al frente, uno después de otro, sin pensar, sin razonar, hasta que la luz me rodeo. Había perdido la noción de cuánto tiempo había tardado en parpadear para que por mi mente pasara todo eso mientras te tenia frente a mí.
Inmerso en tus palabras que versaban tu día al igual que datos irrisorios que llegaban a tu mente, mi atención se vio mermada por la lucha interna por resistirme renuentemente a mirar tus labios, lamentablemente; perdí esa batalla. Mi mirada se balanceaba de abajo hacia arriba a compás de tu labio inferior, como una danza evidente, sin poderlo evitar y estando afectado por los efectos de la norepinefrina, dopamina y adrenalina mi ritmo cardiaco se disparó en ascenso, no lo entiendo, innumerables han sido las ocasiones en las que previo a piquear, chapar, besarnos o como desees nombrar a la danza que hacen nuestros labios, el escaso autocontrol que poseo ante ti, se desvanece, se disipa como el vapor saliente de tu boca en una mañana fría y procedo a la materialización del ósculo pensado y así sumar un beso más, uno más a nuestra cuenta.