Capítulo 16.

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Por su reacción noté que no se esperaba eso, ¿pero qué importaba? Se acomodó para no aplastarme y me abrió sus labios, dejándome el paso para explorar su boca, su textura y su sabor delicioso. Mordí su labio inferior y él gimió mi nombre despacio, sonreí y lo volví a besar, mientras el ambiente subía de temperatura cada vez más.

El celular de Sehun sonó, interrumpiendo todo. Él gruñó y tomó el celular.

—¿Diga?... Oh, mierda lo olvidé completamente… sí, ya sé, lo siento… voy para allá—Y cortó.
—¿Qué sucede?—Pregunté extrañada.
—Tenemos 3 meses de vacaciones en la universidad pero el equipo de fútbol solo tiene uno. Olvidé que hoy era el primer día de entrenamiento.
—¿A qué hora?
—Empieza en media hora.
—La universidad está como a cinco minutos, si te apuras llegas.
—No alcanzaré a calentar.
—Mejor que nada... Oye, tengo que ir a revisar unas cosas en la universidad, ¿te importa si te acompaño?
—Por supuesto que no, solo no te demores en arreglarte.
—No hay problema.
—Quizás te puedas pasar al entrenamiento un rato
—Claro, me encanta el fútbol.

Sehun me miró con una sonrisa perfecta.

—Yo sabía que me gustabas por algo—Dijo y yo me reí. Nos levantamos al mismo tiempo pero yo me metí a mi pieza a cambiarme.

Lo primero que saqué fue una playera con la bandera de Reino Unido, así que me decidí por ponerme unos short negros y unas converse rojas. Me puse unos aros y un anillo con la bandera de Inglaterra y unas gafas porque no tenía ganas de maquillarme y aunque ni siquiera me había mirado al espejo, anoche me había acostado tarde y yo probablemente tenía unas buenas ojeras. Lo único que me maquillé fueron los labios de un color rojo que era uno de mis labiales favoritos. 
Cuando bajé Sehun estaba sentado en el sillón.

—¿Te hice esperar mucho?

Se veía condenadamente bien con el uniforme de fútbol puesto; Era lo que siempre me decía Vanessa cuando íbamos a los partidos de fútbol en la Universidad, y le encontraba toda la razón. Ella solía molestarme con Sehun ya que sabía que me gustaba cuando era pequeña y solía meterlo en más conversaciones de las que yo desearía.

—Te diría que te ves jodidamente ardiente, pero vas a golpearme lo sé.
—Lo acabas de decir—Murmuré arqueando ambas cejas.
—No es cierto—Se cubrió la cara a juego, yo me reí—. Solo dije que lo diría, pero no lo dije por decirlo.
—Vale como sea, muévete no vas a llegar—Lo empujé por la espalda hasta que estuvimos afuera. Abrió la puerta automática del garaje y nos metimos en el lujoso Audi del padre de Sehun—¿Por qué no usas tu auto? Es bonito.

Sehun se rió y miró hacia atrás para comprobar que era seguro sacar el auto.

—Porque éste es mucho más bonito.
—Yo MATARÍA, por tener un auto como el tuyo.
—¿Por qué no te compras uno?
—Porque soy mala ahorrando.
—Pídele a tus padres, no creo que le digan que no a la hija perfecta.
—Pues resulta que la hija perfecta, hace tres años cuando sacó la licencia, el mismo día su padre le prestó el auto y lo chocó en la esquina.

Sehun rió.

—Eso se llama mala suerte.
—No me daría otro ni aunque me lo regalaran.
—¿Qué es lo que tienes que revisar en la universidad?—Preguntó cambiando de tema.
—La matrícula.
—¿Para qué?
—Porque soy precavida y tengo que comprobar que todo esté en perfecto estado.
—Ah, claro, debí habérmelo imaginado—Rodó los ojos divertido—. ¿Quieres ir a comer afuera luego del entrenamiento?
—¿Adónde?
—Adonde tú quieras.
—¿McDonald’s?
—McDonald’s será.

Lo que siguió después fue más de conversación trivial. En cinco minutos ya estábamos en la Universidad. Al llegar Sehun me besó en la cabeza y se fue trotando a las canchas, mientras que yo entré por la puerta principal hacia las oficinas.

Comprobé que mi matrícula estaba bien y que tenía todo pagado responsablemente. Comprobé también el día de entrada que era en dos semanas. 

Me había demorado como ¿Dos horas? Porque me había encontrado (para mi mala suerte) con Amy Newpert, una exasperante chica de la clase de Juicio Oral que jamás cierra la boca, tuve que fingir dolor de cabeza (lo que no era tan falso en realidad) para poder irme. 

Mi celular sonó.

—¿Dónde estás, preciosa? 
—Estoy en cinco minutos contigo, la cosa se alargó.
—Espérame en al auto, para que no tengas que venir.
—Vale.
—Extráñame.
—Engreído—Murmuré y supuse que había cortado.

Llegué al auto y saqué las llaves que Sehun me había pedido que guardara, entré en él y me senté a hacer absolutamente nada. Busqué la radio en los compartimentos para escuchar música pero Sehun la había escondido en alguna parte, así que cogí el teléfono para llamarlo. Estuve a punto de apretar una tecla cuando me di cuenta de que estaba prendido: Sehun no había cortado su celular luego de llamarme.

—¿Sehun?—Dije para ver si me escuchaba y se le ocurría apagarlo o se le iba a gastar todo el saldo.

Iba a cortar, pero entonces algo llamó mi atención.

—¿Y qué hay de lo que acordamos?—Preguntó una voz conocida, pero no estaba muy segura de quién.
—¿Qué cosa?—Esa era la voz de Sehun.
—Lo de la apuesta, ¿Ya conseguiste acostarte con _________?

*

—¿Y qué hay de lo que acordamos?—Preguntó una voz conocida, pero no estaba muy segura de quién.
—¿Qué cosa?—Esa era la voz de Sehun.
—Lo de la apuesta, ¿Ya conseguiste acostarte con _________?

¿Qué acaba de decir?

—Sí, te quería comentar eso, es que…
—¿Te acostaste con ella sí o no?—Preguntó con tono fastidiado.
—Sí, Suho, me acosté con ella y…
—¿O sea que tendré que correr en bóxer por la pista de fútbol? No te creo, Oh, vas a tener que darme una prueba.

Y corté, ya no quería seguir escuchando.

Entonces había tenido razón al no haber querido confiar en Sehun al principio, todo esto se trataba de una apuesta, de una maldita y jodida apuesta ¡Maldición había dejado que me usara para su beneficio!

Las lágrimas empezaron a caer y me sentí sucia, utilizada. Sehun había estado todo este tiempo flirteando conmigo, no porque yo le gustara ¡ni siquiera por quererme llevar a la cama! Todo se trataba de una apuesta.

Había sido una estúpida, ¿por qué no pude haber sido un poco más inteligente y haber adivinado? Los chicos como Sehun, no se fijan en chicas como yo.

Mi corazón estaba completamente destrozado en este momento, y sentía un nudo tan grande en la garganta que no estaba muy segura de poder articular ni la más mínima palabra.

Esto había dolido, incluso más que lo que me había hecho Jongin.

Estaba oficialmente ROTA.

El sonido de la puerta me hizo exaltarme; en el lapso en que Sehun abría la puerta y se metía al auto me encargué de secarme las lágrimas y ponerme los lentes para que no notara nada.

—¿Cómo te fue?—Preguntó él sonriéndome, tan malditamente cínico.
—Bien—Me limité a responder.
—Te demoraste bastante, ¿sucedió algo?
—No.
—¿Te sucede algo ahora?—Preguntó confundido.
—No.
—¿Segura?
—Te digo que no me pasa nada—Rugí.
—Vale, lo siento, solo estaba preguntando. ¿Vamos a ir a McDonald’s?
—Pensándolo bien ya no tengo ganas, quiero volver a casa.
—¿Y por qué el cambio de actitud? ¿Segura que no pasó nada?
—Nada que no sepas ya—murmuré y él ya había puesto en marcha el auto, pero lo detuvo y me miró.
—¿Qué sucede?
—Nada, cariño—Dije con una tierna voz para que no siguiera haciendo más preguntas—. Es solo que me encontré con una vieja amiga y comimos algo mientras, eso es todo.
—¿Y por qué el malhumor?
—Porque probablemente no la vea en un buen tiempo más.
—Ah, vale—Murmuró, por su expresión no me había creído mucho.

El camino a casa fue puro silencio con la música de los Beatles de fondo.

|*|

—El entrenamiento ya acabó, vallan a ducharse—Dijo el entrenador y todos caímos rendidos al suelo luego de haber hecho 150 flexiones de brazos.

Me di una ducha de 10 minutos y me cambié de ropa. Me puse unos jeans medios caídos como los solía tener y una musculosa blanca, ya que el calor estaba algo exasperante hoy día. ________ no había aparecido así que la llamé por teléfono.

—¿Dónde estás, preciosa? —Le pregunté mientras me comía una barra de cereal.
—Estoy en cinco minutos contigo, la cosa se alargó.
—Espérame en al auto, para que no tengas que venir.
—Vale.
—Extráñame—Le dije riendo.
—Engreído—Murmuró. En ese preciso momento Suho me picoteó el hombro con un dedo, distrayéndome del celular, aunque creo que ya lo había cortado.
—No hagas eso, Suho, me duele—Bufé.
—Ou, pobre, ¿la nena quiere ir al hospital?
—No seas payaso—Él se rio.

Caminamos juntos fuera de los camarines mientras nos despedíamos de los chicos que aún quedaban.

—¿Quieres que te lleve?—Le pregunté.
—No, gracias, vine en auto—Sonrió.

Hubo un pequeño silencio en el momento en que Suho desactivó la alarma para saber dónde lo había estacionado.

—¿Y qué hay de lo que acordamos?—Preguntó Suho mientras caminábamos hacia nuestros respectivos autos.
—¿Qué cosa?
—Lo de la apuesta, ¿Ya conseguiste acostarte con _________?
—Sí, te quería comentar eso, es que…
—¿Te acostaste con ella sí o no?—Preguntó medio fastidiado.
—Sí, Suho, me acosté con ella y…
—¿O sea que tendré que correr en bóxer por la pista de fútbol? No te creo, Oh, vas a tener que darme una prueba.
—No, escucha, acerca de eso… me retiro de la apuesta.
—¡No puedes retirarte solo porque vas a perder!-Alegó—. Me debes 500 dólares.
—No, Suho, ayer me acosté con ________, pero no por la apuesta, porque de verdad me gusta.

Suho me miró con ojos entrecerrados y luego soltó una carcajada.

—Muy gracioso.
—Hablo en serio—Suspiré—. Le pedí que fuera mi novia.

Suho dejó de reírse y me miró extrañado.

—¿Será cierto lo que estoy escuchando? ¿Un milagro? ¿Oh Sehun sentó cabeza? ¡Hey chicos Sehun tiene novia!—Le gritó a tres chicos del equipo de fútbol que estaban pasando justo al lado, ellos rieron y se burlaron un poco. Yo rodé los ojos—. ¿Así que te enamoraste de tu antigua mejor amiga igual que cuando tenías como 9 años? ¿No es romántico?
—Eres un idiota.
—No, tranquilo, estoy feliz por ti—Me palmeó la espalda—. Y por mí en parte que no tendré que correr en ropa interior… pero, ¿por qué? De todos modos te acostaste con ella… ¿Por qué quieres cancelar la apuesta? Aclaro que, que diga esto no significa que puedas reanudar la apuesta.
—Es porque me siento mal por haber hecho esta apuesta, y lo menos que puedo hacer para remediarla es renunciar a la enorme satisfacción que me habría causado verte correr en bóxer por ahí.
—Habrías dejado a tu novia, te habrías hecho gay y habrías tenido una enorme erección.
—Muy gracioso—Murmuré sarcástico.
—Bueno, nuestros caminos se separan aquí—Dijo Suho al ver que yo doblé hacia la derecha y el dobló a la izquierda—. Nos vemos, noviecito, pásala bien con ________.
—Adiós Suho.
—Bueno, nuestros caminos se separan aquí—Dijo Suho al ver que yo doblé hacia la derecha y el dobló a la izquierda—. Nos vemos, noviecito, pásala bien con ________.
—Adiós Suho.

|*|

—Necesito hablar contigo, es importante—Le dije, Sehun me miró extrañado y luego asintió con la cabeza. Cerró la puerta del auto y se quedó frente a mí.

Me gustaba, Dios sabía cuánto me gustaba y cuánto lo odiaba en este momento. Me había destrozado con tan solo 9 años, pero ahora el dolor era incluso más fuerte y probablemente sería más duradero ahora que tenía 19 y era más consciente de todas las cosas en general. Sehun me miraba expectante: verlo me hacía odiarlo aún más. Era un cínico, no le había importado jugar con mis sentimientos. Pero… quería una noche conmigo para ganar la apuesta ¿entonces por qué me había pedido formalizar? ¿No le bastaba con utilizarme ahora quería lastimarme más? Sinceramente ni siquiera acababa de creérmelo del todo, que luego de haberme dicho… todas las cosas que yo fui capaz de creerle, me lastimara así.

El caso es que no dejaría que pasara de nuevo: yo no iba a ser la damisela lastimada de esta historia que llora porque el idiota la hiere. Voy a conservar mi orgullo y haré que Sehun pierda el suyo, porque no dejaré que me vea lastimada por su culpa. Ni una maldita vez más.

—Antes que nada me gustaría disculparme, Sehun—Dije y suspiré. Lo miré con mi mejor rostro de arrepentida. Él me miraba extrañado.
—¿Qué es lo que sientes?
—Siento...-Me mordí el labio y cerré los ojos—. No puedo hacerte esto.
—¿Qué es lo que no puedes hacerme?—Peguntó frunciendo el ceño.
—No podemos… estar juntos.

Ahora su rostro expresaba mayor confusión. Tan malditamente cínico.

—¿Qué sucede?
—No me demoré hoy porque me hubiera encontrado con una amiga. En realidad, me encontré con un… amigo.
—Un amigo—Repitió con tono desconfiado.
—Es… Luhan.

El rostro de Sehun empalideció, como si de verdad le importara en algo que me encontrara con mi ex novio que se fue a Inglaterra.

—_________…
—Escucha, ¡lo lamento! ¿Sí? No podemos estar juntos, porque pensé que lo había olvidado, pero ahora que lo veo… Sehun… lo sigo amando. Jamás lo he olvidado.

Sehun negó con la cabeza, como si no creyera lo que le estaba diciendo. Intenté acercarme pero él se alejó. Se veía tan dolido que estuve a punto de creérmelo.

A punto.

Era tan horroroso que actuara tan malditamente bien

—¡Joder, _____!-Gruñó—. Te dije absolutamente todo lo que sentía por ti, te pedí ser mi novia. ¿Y ahora se aparece Luhan de la nada y me dices que no puedes estar conmigo porque aún lo amas?
—Lo siento.
—¿Lo sientes? No, yo lo siento—Dijo, con una sonrisa irónica—. Lo siento conmigo mismo por ser tan estúpido. Todos estos malditos meses haciéndote la víctima y resulta que al final eres igual que todas las chicas.

Esto era indignante ¡yo no merecía este discursito! Él me había apostado, me había usado tan descaradamente y ahora se sentía en el derecho de… de decirme que era igual que todas cuando resultaba que él era una escoria.

Estuve a punto de estallar y decirle que sabía lo de la apuesta, pero no lo hice.

—¡No controlo mis sentimientos! ¿Vale? No puedes culparme.
—Me gustabas, porque pensé que eras diferente, no que eras de esas que jugaban con los sentimientos de la gente.

Mira quién habla de jugar con los sentimientos.

—Resulta que no, que eres exactamente igual a todas las chicas, eres exactamente la copia de todo lo que odias en mí. ¿Es una venganza, Jones? ¿Una venganza por lo que sucedió hace 11 años? ¡Bien! Qué bien, lo conseguiste, es lo que querías desde el principio, encontrar la forma de lastimarme.
—¡No es cierto!
—¿Pero sabes qué? Es lo mejor, resulta que no podría estar con alguien como tú, no pensé que fueras así.
—Estás haciendo parecer como si yo fuera la mala de la historia—Gruñí, ya harta—. ¿Por qué no analizas las cosas que haces? Cada una de ellas, y te vas a dar cuenta de que nunca podrás ser normal, nunca dejarás de ser un sátiro y un narcisista, de ir de chica en chica y de romper corazón tras corazón. Crees que no lastimas a las personas a tu alrededor pero en realidad lo haces, y eres un actor de primera, ¿te lo había dicho?
—¿De qué mierda estás hablando ahora?—Preguntó frustrado.
—Es algo de lo que tendrás que darte cuenta tú mismo.
—¿Sabes qué? Déjalo, ya está—Dijo con una voz entre enojada y dolida. Se subió al auto de nuevo y se fue de ahí.

Me quedé mirando el auto partir hasta que desapareció de mi vista. Mis ojos se inundaron y mis ojos se nublaron totalmente, ahora solo veía borroso y sentía un dolor tan espantoso como etéreo en el pecho, peligrosamente cerca del corazón. Tuve que afirmarme de la pared porque pensé que me caería. ¿Podía ser peor? Estaba lastimada, de nuevo, por culpa de Oh Sehun.

Y había metido a Luhan en el asunto, aunque no sabía de él hace mucho tiempo, a veces nos escribíamos mails pero nada importante. El último que había recibido había sido hace varios meses atrás, se lo respondí, pero nunca llegó uno de vuelta. Lo único que sabía era que él ya tenía novia y ¡Estaba en Inglaterra!

Entré a la casa y cerré la puerta. Me apoyé en ella y caí sentada al suelo, sin fuerzas para mantenerme de pie por más tiempo. Escondí mi cabeza entre mis piernas y me abracé a mí misma, y por primera vez luego de mucho tiempo, me dejé vencer por el dolor y dejé aflorar toda mi debilidad.

No había llorado así desde que me di cuenta de que Oh Sehun me había abandonado como amiga, luego había aprendido a ser fuerte y no romperme por nada, pero ahora estaba rota, y no podía evitar consumirme en un lago de dolor en el que ni siquiera podía nadar. Me estaba ahogando en mis propias lágrimas, no podía detenerme.

Maldito Sehun, maldito fuera. No lo creí capaz luego de todo. Si lo habría creído capaz cuando lo conocí, pero había cambiado, lo veía diferente y él era diferente. No es que él cambiara, el problema es que yo había sido lo suficientemente estúpida como para creer que había cambiado.

Subí a mi habitación y me tiré en la cama, de nuevo sin poder contener el llanto desenfrenado que me controlaba. Me tapé la cara con la almohada y lloré hasta mi última maldita lágrima.

Rota, estaba rota, herida y destruida.
Igual que hace once años.

la niñera || sehun y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora