El pensamiento me asaltó tan repentinamente que todo comenzó a darme vueltas.
Sí, quizás no era amor, amor, pero era parecido a lo que había sentido cuando éramos pequeños, a mí me gustaba Sehun y nunca pude dejar de pensar en él, ni si quiera en 11 años, y ahora que estábamos luego de tanto tiempo juntos de nuevo, mis sentimientos estaban hechos un lío y ni yo misma estaba muy segura de que quería.
No quise seguir pensando en eso porque sabía que no era una buena idea, así que desconecté mi sentido racional de mi cerebro y solo me dejé llevar por los brazos de Sehun.
Sehun casi me obligó a levantar los brazos y le tuve que decir adiós a mi polera que cayó por alguna parte del piso. Sus besos descendieron hasta mi cuello y yo eché la cabeza hacia atrás para darle el acceso que necesitaba. Suspiré inevitablemente por aquellos besos y por las caricias que él me estaba proporcionando con sus manos.
Me cogió de la parte inferior de los muslos para sujetarme y me sacó de la encimera. Me levantó como si yo pesara menos que una pluma y fue subiendo las escaleras.
¿Ésta parte era en la que yo debía decirle que me bajara y se detuviera? Porque yo no estaba haciendo absolutamente nada más que desordenar su cabello y jugar con sus labios.
Me bajó cuando llegamos a ¿Su habitación? ¿Mi habitación? Creo que era la suya pero no estaba muy segura porque la cabeza me estaba dando vueltas y no estaba pensando coherentemente, pero el inconfundible aroma que la habitación tenía era el mismo de Sehun, esa droga de aroma que olía tan asombrosamente bien.
Rodeé su cuello con mis brazos y esta vez fui yo quien lo dejó acorralado contra la pared, lo besé un poco más en los labios y luego descendí a su cuello, donde se concentraba más el olor a ese perfume que no conocía.
Lo mordí, creo que le dejé una marca roja y él soltó un gruñido, y yo aún no puedo creer que ésta chica que está haciendo esto sea yo.
Entonces unas risas, se escuchan desde el patio de la casa, por la ventana de Sehun.
Oh. Mi. Dios.
Nos separamos como si nuestras vidas dependieran de eso y me recuerdo que mi playera está en la cocina, así que tengo que ir rápidamente a mi habitación a buscar otra.
Saqué la primera que encontré y me la puse, luego bajé corriendo a la cocina para ocultar la polera que nos delataba y vi que Sehun se estaba poniendo la suya.
Me miré en el reflejo del ventanal y mi pelo estaba hecho un desastre y mis jeans estaban abiertos, ¿Cuándo fue que los abrió? No tenía idea, así como tampoco tenía idea de en qué momento le había sacado la camisa a Sehun porque él se la estaba poniendo, y justo cuando termina de abrocharse el último botón y yo de arreglarme el último pelo parado, los dos pequeños entraron a la cocina seguido por sus abuelos.
—Hey chicos, ¿Qué hacen?—Preguntó la abuela de Sehun y aunque su pregunta no tenía implícita la frase “Sé que nada bueno”, yo estaba demasiado paranoica como para estar tranquila.
—Íbamos a cocinar algo para comer, ¿No es así, _________?
—Sí—Respondí yo con una sonrisa nerviosa.
—¡Yo quiero pan con queso!-Exclamó Jazzy mientras tiraba del pantalón de Sehun.
—No hay queso—Respondió él fastidiado.
—¡Pero yo quiero queso!
—¡Pero no hay queso!
—Yo quiero queso.
—Oh vamos, no van a ponerse a discutir por esa estupidez—Dijo el abuelo de Sehun haciendo un gesto con la mano—. Diane y yo podemos ir a comprar el que…
—¡No! —Lo interrumpí y luego aclaré mi garganta; ahora que mi sentido racional había regresado, quedarme a solas con Sehun no era buena idea ni si quiera aunque fuera por un segundo—. Yo voy.
—Bien, ve querida, aquí tienes algo de dinero—Dijo la abuela de los chicos y me dio cinco dólares.
Salí de la casa caminando rápidamente, no me dio tiempo de pensar demasiado en lo sucedido porque enseguida salí, me encontré con mi rubia amiga.
—Hey, ________—Me saludó ella con su demasiado reservado saludo de hombros. Le respondí de igual forma—. Estás rojísima, ¿Te sientes bien?
—Sí… com…completamente—Yo no era tan mala mentirosa pero Vanessa adivinaba todo, por lo que me era imposible mentirle sin tartamudear como estúpida. Ella me miró con el ceño fruncido.
—¿Te he dicho que eres una muy mala mentirosa? Mala, la peor—Dijo y me dio de esas sonrisas de “Ya sé lo que está pasando”—Es algún chico, obviamente, ¡Oh _________ eres tan malditamente obvia!
Definitivamente nosotras no combinábamos: ella con su vocabulario infame, ropa negra, cadenas y polera de Nirvana, era todo lo contrario a mí que era una chica a todo color y que procuraba evitar el negro siempre que podía. Al principio a ambas nos costó adecuarnos a nosotras mismas sobre todo porque éramos como juntar al Heavy Metal con la música Romántica; no era buena idea.
Pero al final, nos complementábamos y sabíamos llevarnos bien aunque la mayoría de las veces diferimos en todo; ella me conocía tan bien como a la palma de su mano, y no estaba muy segura de que alguna vez haya podido ocultar algo, lo que sea, de Vanessa.
Al ver que no respondí, ella sonrió triunfal.
—Lo sabía, es un chico, y estás roja, siendo que el único chico que has visto últimamente ha sido al castaño sexy de Oh, se me ocurre que señorita “Lo odio y lo aborrezco con toda mi alma” dejó de pensar igual.
Esta chica, debería ser detective.
—Sigo odiándolo, Vanessa.
—Sí, claro—Creo que noté sarcasmo—. ¿Vas a decirme qué sucede o tendré que sacar todo por deducción.
—Por deducción.
—¡_________!
—Oh vale, lo siento, solo bromeaba.
—Pues que mala broma, alguien necesita echarse un polvo —Dijo tan fuerte que un grupo de gente que venía pasando justo al lado me quedó mirando extraño, y un chico me guiñó un ojo. Vanessa se le quedó mirando mientras se mordía el labio—. ¿Has visto? Te ha giñado el ojo y estaba jodidamente bueno, ¿Viste su trasero?
—Vanessa—Murmuré fastidiada—. Tengo que ir a comprar queso, ¿Me acompañas?
—¿Queso?—Preguntó arqueando sus cejas.
—Larga historia.
—¿Qué tan larga puede ser una historia que te manda a comprar queso?
—Lo suficiente, vamos—Dije y ella me siguió, no siguió con el tema de Sehun pero yo sabía que esto no se iba a quedar así, conocía lo suficiente a Vanessa como para saber que seguiría martirizándome hasta que le dijera qué sucedía.
Bien, lo he estado meditando todo el día y ya llegué a la conclusión de que tengo que mantener las distancias con Sehun; es un estúpido manipulador, porque es así con todas las chicas que conoce, y como yo soy una estúpida sin remedio (incluso más estúpida que él) caigo en sus redes de chico bonito encantador cuando en realidad es un maldito desgraciado que te atrae con su encanto y luego se aprovecha de ello. Yo no soy una de las chicas de Sehun, no soy otra más del montón, porque así es como él me ve: otra más del montón, otra idiota dispuesta a complacerlo en lo que se le antoje. No es así, no voy a dejar que me utilice, aunque se me haga jodidamente difícil mantenerme alejada.
El antiguo Sehun no iba a volver, pasarían unos años antes de que madurara con respecto a las chicas y yo de verdad quería a alguien que me quisiera de verdad y no porque sí y ya. ¿Demasiado era pedir eso?
Me sentía como una tonta en este momento, porque le estaba dando mil vueltas al tema de Sehun y probablemente él a esta hora se está revolcando con alguna pu…
Se supone que debería ser fácil, pero no me puedo sacar de la cabeza sus besos, ni su aroma, ni sus ojos, ni sus labios. Es como si estuviera justo enfrente a mí en este momento porque lo siento en todo momento, y estoy deseando profundamente poder sacármelo de la cabeza, aunque al final sé que eso no va a ser nada fácil.
Pero yo estoy segura de que lo lograré.
Creo.
Me devolví a mi habitación en el momento exacto en que Sehun abrió la puerta llegando de quién sabe qué. El episodio con él había sucedido ayer y no había tenido cara para enfrentarlo, así que lo había evitado como mínimo unas 20 veces en total, y pensaba seguir haciéndolo porque no estaba muy segura de cómo decirle que lo que pasó ayer fue una completa estupidez de mi parte y que nunca en su vida se volvería a repetir, además Vanessa me ha estado molestando todo el santo día para que le diga lo que sucede, pero no lo haré hasta que esté segura de qué es lo que sucede, porque sinceramente ni yo misma comprendo mis sentimientos.
Todo era más fácil antes; no chicos, no problemas. Es una buena filosofía porque un 90% de mis problemas tienen que ver con ellos, y lo odio.
¡Oh vale a quien engaño! Estoy jodidamente enamorada de ese estúpido engreído y no tengo ni idea de cómo ni por qué.
O al menos el hecho de que no salga ni un segundo del día de mi cabeza me hace llegar a esa conclusión.
Es algo complicado de explicar, al fin y al cabo no tengo que ser muy lista para darme cuenta de que esto no es nada, nada bueno. De cualquier otro chico menos de éste, porque con Sehun, yo iba a salir lastimada de alguna manera.
Sí o sí.
No quiero que me lastimen, no de nuevo.
Y como si fuera poco, cuando mi mamá llama para saludarme, se pone en el papel de madre sobreprotectora y está como… una hora hablándome de que no le abra la puerta a extraños, y yo solo quería cortarle, pero me fusilaría cuando regresara así que no era buena idea.
—¿Al fin dejaste de escaparte o yo tuve la suerte de agarrarte desprevenida?—Dice Sehun y yo creo que es la segunda porque cuando escucho su voz pego un salto del susto.
—¿Escaparme?—Pregunto haciéndome la tonta—. ¿Y por qué tendría yo que escaparme de ti?
—Por lo de ayer—Me dice como si fuera obvio.
—¿Y por qué tendría que importarme lo de ayer?—Pregunto como si nada y enciendo el televisor.
—¿Estás de broma, verdad?—Extrañamente el Sehun burlón y engreído con sonrisa pícara no está, en cambio luce frustrado.
—No—Me encogí de hombros—. Deberías olvidar ese incidente, yo ya lo hice.
—¿Incidente?—Dice mirándome notoriamente enojado—. ¿Que ya lo olvidaste? Dios santo no entiendo por qué eres tan extraña.
—¿Extraña por qué?
—Porque cada vez que pasa algo entre nosotros, luego te enojas sin motivo aparente y ahora está siendo indiferente.
—Me enojo porque no me creo que sea tan estúpida como para acercarme a ti.
—Eso dolió.
—No me importa, si quieres evitar el dolor, puedes mantenerte lo más alejado de mí que te sea posible.
—¿Sabes qué? Tienes razón, me hartas con tu actitud, dudo que alguien pueda soportarte así que estoy totalmente de acuerdo en que mantengamos las distancias—Dijo él y se dio media vuelta, salió por la puerta y yo sentí un vacío en el estómago que me fue imposible ignorar.
Intenté mantener mi cabeza en blanco el resto del día, pero la verdad era que no estaba teniendo buenos resultados porque tenía mil cosas a la vez en ella. Me sentía como una estúpida dándole vueltas a este tema. Un año completo sin problemas de chicos y ahora eso no es posible por culpa de Sehun. El caso era que Sehun era igual con todas, y eso lo detestaba, porque puede que me besara, lo que no significaba que de verdad le importara, solo se preocupa de él mismo.
Además él tenía razón, mi personalidad era terrible y lo aceptaba sin problemas, mejor que se buscara una chica más simpática, más fácil de entender, mucho mejor que yo, no le iba a costar nada de nada.