01:Caritas sonrientes

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Paul Stampthon tenía un problema y ese problema tenía vida. Respiraba, caminaba y hablaba con un asento norteño que lo irritaba al oírla. Pero ese problema acarreará otro de mayor tamaño contenido en un pequeño recipiente que dentro de ocho meses Llorará a mares y demandará tiempo y dinero.
A decir verdad el dinero no era el mayor problema sino que los tres hermanos estaban lejos de la posibilidad de responder como era debido. El mayor, era un hombre incapaz de amar o eso decía él. Tenia una sóla meta y era enrriquecerse hasta podrirse si cabia y no tenia tiempo mas que para citas con parejas transitorias.
El segundo, era un hombre comprometido, a punto de casarse con la mujer que cuadraba con su imagen de hombre adinerado, culto y de buen ver. Había elegido minuciosamente a la mujer que sería su adorno predilecto.
Y luego estaba el menor, hermano por parte de padre, quien acababa de acostumbrarse a su nuevo trabajo luego de estudiar una muy larga temporada en Francia.
Si, como se oye. Los tres hermanos se veían involucrados en un conflicto tan amplio como este y los tres deberían esperar ocho meses para saber quien era el afortunado que había recibido la alegría de la paternidad.
Paul, el hermano del medio, manejaba el Imperio familiar para el cual la joven Tiffany Scott trabajaba hacia ya seis años. Ella había entrado a la empresa cuando el señor Gregory Stamphton aún era el presidente y se volvió su secretaria. Al año y nueve meses de trabajar allí, el señor Stampthon enfermó y poco después falleció de un cáncer terminal que le habían diagnosticado.
De los tres Hermanos, Paul fue el único capaz de manejar la empresa. Andreas, el mayor de 30 años, era contador y abogado. Tenía su propio Bufette y solía ser quien se encargaba de las finanzas de la empresa y no deseaba ir más allá. Sabía que lidiar con las empresas no era lo que realmente deseaba.
Emilien, el menor de 24 años, había estudiado para chef y hacia menos de un año que trabajaba en un prestigioso hotel cinco estrellas en el centro de Manhattan. Los números jamás habían sido lo suyo, al menos que sean parte de un ingrediente y tampoco esperaba que algún día le agradecen.
Paul, con tan sólo 28 años, se había cargado al hombro el Imperio de telecomunicaciones que su padre había levandato con sudor y sangre.
Tres hombres jodidamente atractivos. Tres hombres que tienen la cara angelical que logran enamorar pero con almas color infierno, y Tiffany se lo tenía realmente sabido. Aunque sonrieran eran la vil maldad, aunque parecieran, buenos, despreocupados y encantadores, los tres tenían un lado oscuro que de sólo recordarlo a ella se le ponía la piel chinita.
Y cuando el test de embarazo le mostró un par de Cáritas felices sintió que el universo entero de le reía en la cara. ¿Cómo confesarle a ese trío maquiavélico que estaba embarazada y que uno de ellos tres sería el padre de su pequeña "desgracia con suerte"?.

***

-Pero si le vez el lado positivo, es una desgracia con suerte.

-Dime de que lado lo estás mirando para que yo también lo vea -Dijo volviendo a hundir la cabeza en el water para devolver lo poco que le quedaba ya del almuerzo, apretando en sus manos el maldito test de emabrazo que se le reía, literal-

-Agjj -Dijo asqueada- El jodido de tu jefe puede que se haga cargo y no debas explicarle el pequeño asuntito.

-El acostarme con sus hermanos no es un "asuntito" ¡Por Dios Penny! Uno de esos tres me ha dejado un hermoso mini Stampthon que no deja de patearme el hígado como lo hace su padre y sus dos tíos. - Dijo enjuagandose la boca en el lavamanos y oyendo a su amiga bufar desde el marco de la puerta- cuando sepa quien fue el condenado, lo mataré por no usar un maldito condón.

-Y yo te mataré a ti ¿Cómo se te ocurre dormir con los tres?

-Bueno... Ya... Dame un respiro -Salió del baño seguida por Penny-

A la mañana siguiente le tocaría asistir a la oficina y enfrentarse al hombre más difícil de todos. Tenía los nervios a flor de piel y sentía que podría llorar desconsoladamente, reír a carcajadas y matar a un Stampthon, y todo al mismo tiempo.
Aquella noche durmió junto a Penny o al menos lo intentó. En su cabeza rondaba la idea de como sería capaz de confesarle a su jefe que estaba embarazada y más encima, que había dormido con sus hermanos también, y con frutilla del postre, no sabía quien era el padre.
Paul, aquella noche se había dedicado a despertar los instintos más bajos de su prometida. La había hecho subir hasta el cielo y bajar a las profundidades con sus manos escurridizar. La hizo estremecer y gimotear desesperada por sentirlo hundirse en ella y la obligó a arañar la cordura. La torturó con insistencia jugueteando con sus zonas más sensibles y saboreó todo lo que su cuerpo esbelto le ofrecía. Aunque fuera un hombre serio e inexpresivo; sabía como ponerlas a delidar de puro gusto. Y Eso bien lo sabía Sally, su prometida, y Tiffany, su ardiente pero tonta secretaria.

***

-Tres palabras... Cancela-mis-citas - Le repitió lentamente, como si ella fuera estúpida-

-Lo siento señor. Esta cita no la puedo cancelar. Si lo hago perderá su contrato con el Señor Willams.

-A ver... ¿Acaso tu eres la jefa aquí? -Dijo molesto-

-Señor, yo...

-No, no, no,... Responde - Le interrumpió reclinandose sobre el sillón de su escritorio-

-No señor.

-¡Cancela la maldita reunión!

-¡No me grites, hijo de puta!. ¡Maldito engreído de mierda! -Quiso gritarle pero se mordió el labio inferior para no soltar ningún insulto, intentando tragarse el odio-

-Que... - Dijo apoyándose sobre el escritorio- ¿Vas a llorar? -soltó burlón- ¿Acaso te has puesto sensible? ¿O es que estas en tus días? -se mofó de ella.

-No señor... con permiso. - Dijo volteandose para salir-

-Alto -Ella se detuvo sin voltearse a verle-¿Quién le dijo que se vaya?

-¿Le se ofrece algo más, señor? -Dijo sin moverse-

-si... Un café cargado y sin azúcar.

-Si señor... Enseguida.

Salió apresurada hacia la pequeña cafetería privada para los jefes que sólo un par de secretarias y ella tenían acceso y se resguardo de la miradas de todos para soltar ese par de lágrimas que le estaba torturando.
Suspiró molesta con su revolución de hormonas que la ponían sensible cuando se había jurado a ella misma y a aquel capullo que tenía de jefe, que jamás le vería claudicar a aquel mal genio.

"¿Nos vemos esta noches, tengo un nuevo platillo que te encantará- Emillien"

"hoy a las 19:00. cenemos-Andreas"

"Venga... Si me traes el café llorando puede que te lleve a cenar- Paul"

Suspiró sonoramente hinchando los pulmones a más no poder antes de teclear un mensaje rápido para los hermanos. Si ella Denia cae cae con el peso de aquel castigo pues le haría cargar a ellos su parte.

"A las 19:00 en mi apartamento. Sin retrasos- Tiffany"

Enviado a: Andreas-Emillien-Paul

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Aquí el primer capítulo de esta nueva historia... Espero que les guste y me regalen un ☆ y un 💬 🙏

😚 -Septiembres Pasados

Nueve Meses Con Los StampthomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora