07: Testamentos y bebés

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-E...Espera -Apartó sus labios de los de Paul cuando este acarició su intimidad con la punta de los dedos- No...

-Vamos... Nadie lo sabrá. Déjame darte lo que tanto te gusta.

-Paul... No. -Jadeó ante el tacto directo de piel con piel cuando  corrió la tela de su ropa interior hacia un lado-

-Shh..

    El Ruido de la campanilla de la entrada la obligó a dar un respingo por la sorpresa y obseró la puerta fente de ella a tan solo siete pasos de distancia y trató de apartarlo inutilmente.

-¡Tiffany!... Abre la puerta -Oyó la voz de Penny del otro lado de la puerta y suspiró aliviada cuando Paul se detuvo y bufó molesto- Vamos... Has dejado la llave en la cerradura -Penny tocó de la campanilla varias veces más-

-¡Voy! -gritó cuando pudo-

-Pero que...-La soltó frunciendo el ceño por la respuesta de ella. Se apartó para dejarla abrir la puerta-

    Tiffany abrió la puerta luego de arreglar su vestido y suspirar un par de veces mirándose al espejo para que no hubiera nada fuera de lugar.
    Observo las mejillas ruborizada de Penny quien tenía los brazos llenos de bolsas de su tienda favorita. Su respiración era agitada y traía una expresión endiablada que solía poner cuando la enfurecida hasta la médula

-El carbón del 6B me ha metido el dedo hasta el ovario en el puto ascensor -Se quejó molesta adentrándose al apartamento y helándose frente a Paul que le observaba desde su posición-

-Penny... -Habló Tiffany al verla endurecer- El señor Paul Stampthon. Señor Stampthon, Ella es Penélope Evans, mi compañera de piso.

-Un gusto -Habló extendiéndole la mano para estrecharsela formalmente-

-Pues, es una lástima que no pueda decir lo mismo... Es usted un maldito cabrón.

-¡Penny!

-No señorita Scott... Su amiga tiene razón. - Dijo molesto acomodandose el saco que estaba impecablemente acomodado ya-  Será mejor que me vaya... Tenga un buen día, Señorita Evans -Posó sus azulados ojos en su ex amante- Señorita Scott... Aún tenemos que hablar.. Espero que mañana se presente en mi oficina.

-Señor Stampthon. ¿Su recepcionista no le entregó mi carta de renuncia? - Dijo siguiéndolo hacia la puerta junto con Penny que no pensaba perderse la conversación-

-¿Acaso no se ha enterado aún que usted está embarazada y que tal vez sea mío? -Dijo enfrentándose a ella frente a la puerta antes de abrirla- No estamos hablando de trabajo...

-Este es el hijo de puta que te quiere ver abortar  -Preguntó Penny, furibunda-

-Señorita Evans... -Le advirtio Paul al oirle-

-¿Qué? usted ha sido un real hijo de puta.

-Penny.. no es él -Dijo Tiffany, cohibida por la mirada de suficiencia de Paul- Es el comprometido. -Aclaró la morena-

-Pues no te quedas muy lejos de ser un hijo de puta -Dijo con aires de sobradora sintiéndose, muy en el fondo, pesimamente.

    Paul acodomó su saconuevamente con suma brusquedad  y las observó a las dos con una fingida sonrisa cargada de mal estar y sorna. Tomó el pomo de la puerta y, antes de jalar de ella para abrirse paso a la salida, giró el rostro hacia ambas.

-Siempre es bueno conocer a una dama con tan refinados modales como usted, Señorita Evans -soltó sarcástico y la vió apretar la mandíbula con rabia contenida- Señorita Scott, hoy me ha demostrado que no le costará nada ir a verme mañana a mi oficina -Guardó un segundo de silencio antes de seguir- Si no quiere ir por lo menos hagalo... por él -Dijo apuntando su vientre-

Nueve Meses Con Los StampthomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora