II

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Alexander

—Mi señora; su baño de burbujas ya es-

—¡Silencio, Alexander!—Chillo mi señora, ella estaba viendo la televisión, y había sido una falta de respeto de mi parte haberle dirigido la palabra. Yo solo baje la mirada y asentí. Ella solo señalo a Kathrin, su pequeña hija.

Mi princesa.

—¡Alex, Alex!—Chillo ella, mientras estiraba sus brazos hacia mi, e intentaba salir del corral. Movía su cabeza de un lado al otro, y sus grandes ojos grises tenían lagrimas, estaba llorando.

Yo había estado ocupado, y la señora Mayers no se había dignado a escuchar los llantos de su pequeña bebe de 3 años. Suspire. La señora Mayers y el Señor Mayers no estaban interesados en la crianza de su hija. Estaban mas interesados en lo que Tiffany hiciese o no; su hija mayor.

Tiffany, muy de vez en cuando, le prestaba atención a Kathrin. . . Cuando ella nació, la chica de mechones rojos se aíslo por completo de mi, de ella, y de su familia, para empezar una vida de drogas, alcohol, y sexo con otros chicos que, lastimosamente, no eran yo.

—Hola, princesita. —Le dije, mientras la tomaba en brazos, y ella solo se aferraba a mi camiseta de trabajo. Los señores Mayers tenían una pequeña empresa de piedras preciosas que, de un día para el otro, cuando Mercurio D' Solaris vino a buscar alguna que otra joya cara, repunto. Pero solo había sido esa vez...Todos en el pueblo de Dannisdale estábamos emocionados de poder pisar el mismo piso que antes había pasado la tercera de Inglaterra.

—Alex...Mi pañal. —Giro su cabecita hacia las escaleras de su casa, en donde se encontraba bajando su hermana mayor. Los cabellos Rojos le caían como cascadas de fuego, y los ojos grises (Probablemente Kathrin los había heredado de ahí) rojos; droga, otra vez.

—Alexanderrrrr—Ronroneo, voltee hacia ella, aún con su hermana menor en brazos. Mire su estado y solo negué. Era imposible creer que tuviésemos los dos veinte años, cuando se notaba que ella era apenas una niña inmadura. —Prepara mi comida.

—Tiff; antes, llegas tarde para la charla con la Señ-

—Soy la Señorita Mayers para ti. —Agrego, y solo gire los ojos.

—Debo de atender a tú hermana menor, Tiff- Señorita Mayers, su madre la ha llamado 4 veces en los últimos 15 minutos; se encuentra en el salón, observando la televi-

—Claro, ella te importa mas.

Odiaba las escenas de celos que solía hacerme. Solía interrumpirme. Parecía tener un problema con el hecho de que la mayoría del tiempo tuviese que cuidar de su hermana menor.

—Ella no puede hacerse la merienda por si sola; tu sí. —Agregue, y sin mas que decir, subí a la habitación de Kathrin. Paso por paso, contando los escalones como siempre solía hacerlo

30. 

—Alex...Alex...¿Donde esta Camren...?—Oh, el tedioso peluche.

—Bebe, primero debemos de cambiar ese pañal...¿No crees?—Le sonreí, y ella me devolvió la sonrisa, y aun mas; carcajeo.

Trabajo para los Mayers desde que tengo memoria. Ellos habían comprado a mi madre en la luna 6, y cuando yo nací, me elevaron a la luna 4, volviéndome un sirviente. No había otra expectativa en mi vida que esa, no tenía planeado nada más, ni lo tendría en un futuro.

—Alexander—Tiffany estaba en la puerta de la escalera otra vez, rodee los ojos y voltee.

Trague con fuerza.
Ella estaba llorando, y Tiffany no lloraba por cualquier cosa. 

—Q-Quieren que te vayas, Alexander quieren que te largues, Alexander, Alexander.

Ella estaba asustada, sus labios temblaban y me abrazó por la espalda. Algo malo ocurría, y sabia que se debía a esa ''charla de familia'' que había tenido con el Señor y la Señora Mayers.

—¿Que...? Tiffany, hablame cla-

—Tu participarás en El Solaz.

—El...¿Que?

MoonlessWhere stories live. Discover now