Capítulo 13.

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Contenía todas sus inseguridades en un puño, Yuuri detesta el temblar de sus manos, su cerebro no procesa información para desvanecer el silencio establecido en el lugar, entendía que todo lo ocurrido no iba ser borrado por un par de palabras emanadas de su interior, no al menos tan rápido, sin embargo, estaba harto, cansado de su cobardía y de vivir el día a día en el pasado con el presente, de ocultarse en no sé dónde, dejando que su contraparte dominase todo, sus actos, sus batallas, sus miedos, su vida...

Poco, —más bien nada — esperaba encontrase con su primer amor fallido. Ése día el mareo como el palpitar incesante de su cabeza lo volvían un ser vulnerable, y el deseo fue el empujón que lo llevó hacia aquel restaurante, restaurante donde se sintió más vivo que nunca años atrás. Las dudas, los comentarios negativos de Eroise, su mentira, su encontrar con Yuri y el choque con un auto fue una explosión inesperada para Katsuki. Al abrir sus ojos, el haberle ganado a Eroise temporalmente, le permitió admirar un par de orbes que nunca fueron olvidados para él. Sucumbiendo sus sentidos hasta crear una sonrisa inerte.

Por un par de segundos todo fue olvidado, alegría brotaba de ser quien es. Tragó en seco al reconocer la voz de Plisetsky, Viktor se fue en un momento crucial con su razón, se iba a orinar los pantalones entre tanta tensión e incertidumbre. Cuanta fue su sorpresa cuando el gran Yuri Plisetsky suplicó perdón, recalcando sus actos inmorales realizados en el pasado, justificando su forma de actuar, ¡el saber que también es gay! Fue, fue, fue..., alucinante, no como el despertar de un viejo amor, tampoco como enterarse que tu crush siente lo mismo por ti, ¡no! Fue como enterarse del final definitivo de un libro, y donde ése libro se suponía era de final abierto, pero no está abierto, que razonaste la historia, la comprendiste, la sentiste, y como cualquier libro; lo has disfrutado.

Que al parecer no todo fue su culpa, pero tampoco fue la de Yuri, sino la sociedad que los habían envuelto de una perturbadora forma de pensar, así como de actuar. Entonces si la culpa de nadie fue, que a la vez sí la fue, pues creó un dolor y heridas profundas que aún no se habían cerrado, se necesitaba iniciar con algo para cerrar de una vez la historia. ¿Para qué? Para que las lágrimas ya no quemasen, que el ser tú ya no doliese, que tus actos ya no dudasen. Un perdón tal vez...

Su corazón retumbó al ver a Yuri arrepentido, quizá no todo habrá sido un desperdicio. La sorpresa fue mayor con el abrazo del rubio, el silencio fue conllevado a la anarquía con aquel abrazo lleno de calor y otras sensaciones atrapadas hace mucho. La puerta del fondo crujió alejando de sus brazos a Yuuri.

Viktor Nikoforov salía con cuidado de la puerta. Luego la realidad lo abofeteó, si lo ponemos en términos sencillos, sigue siendo un completo desconocido ante Viktor, Yuuri llegó a ser un cliente un par de veces, ¿pero, de ahí qué más hay?, ¿de qué iban hablar?

Grande es su insensatez, está paralizado, mudo, necesita ayuda, gran ayuda. El joven platinado llegó ensamblando una sonrisa con una gran charola, con aromas dulces e hipnóticos.

—¡He traído algo para cenar! —Exclamó Viktor. Parecía que nada de lo ocurrido lo ha afectado. ¿En qué lo afectaría?

—No pagaré por nada de lo que has hecho —formuló Yuri. Sin saberlo, Katsuki rió por el comentario del joven de ojos turquesas.

De una manera poco inusual, Viktor inició una plática entre los tres, comentando sobre su vida, anécdotas torpes, chistes malos, parecía que el tiempo no había hecho una mala jugada, Yuuri disfrutó cada cosa salida de los labios del platinado, de los comentarios agrios de Plisetsky, del calor establecido y de la música que Nikiforov puso en una radio del mismo local, detalló los rasgos de sus compañeros, ¡dios! Viktor se transformó en un fruto prohibido para él, si antes estaba hermoso, ahora sus ojos no eran dignos de ver tanta sensualidad parlante, ¿qué podemos decir de Plisetsky? Los años no lo habían maltratado, al contrario, reforzaron facciones en su rostro, aunque la atracción desapareció. Entonces reconoció su propia voz en el aparato. La música salió salvaje, inundada en sentimientos, sensualidad y carisma.

—Adoro ésa canción —dijo el rubio, acto seguido la tarareó —¿qué les parece a ustedes?

—No tengo... Nada que decir al respecto —contestó inseguro Yuuri.

—Yo tampoco —Viktor cruzó sus brazos para después apretar sus labios, un escalofrío no grato recorrió la columna vertebral de Yuuri —¡No! Mentira, tengo mucho que decir de Eroise...

—¿Conociste al cantante? —preguntó Yuri sorpresivo —¿¡Cómo es!? —volvió a preguntar frenético.

—Es un degenerado —dijo Viktor.

—¿D-degenerado? —preguntó en voz alta el japonés.

—¿A qué te refieres? —Yuri, ahora tomado por la duda, cuestionó. 

—¿Que a qué me refiero? —, Viktor creó una sonrisa, rebuscando en su memoria —llegué a trabajar con él, te puedo decir que no es para nada decente, es un pervertido que se deja llevar por sus impulsos primitivos, también es un mano floja.

—¿En qué trabajaba? —Yuuri, con el alma queriéndole escapar, se atrevió a indagar a propia voz.

—¿Eh? —Viktor quedó atascado un par de segundos en la dulce voz del asiático, ¡es precioso! No había cambiado nada, le fascina —ah... Él trabajaba como entretenimiento aquí, justo tocaba el piano allá —señaló un piano, abandonado al parecer desde hace mucho tiempo.

Plisetsky parecía emocionarse.

—Nunca dejaba de ser tan atrevido, me molesta —vociferó, recordando nalgadas pasadas.

Yuuri empezó a sentirse incómodo, aún no podía decir nada, Viktor aún detesta a Eroise, lo detesta.

—Aunque...

"Aunque", ¡hay un aunque!

—También creo que no era su culpa, así es y no se puede hacer nada para cambiarlo. Nunca me demostró algo para que lo odiase, era alguien amigable con su audiencia... Respetaba las normas del lugar, no ligaba tanto... Se pasaba de la raya, ¡sí! Mucho —Plisetsky reprime un par de carcajadas, se imagina un Idol atacando a un inocente Viktor júnior —pero nunca miró a alguien por debajo de él, o no sé, tal vez ahora sí... Quién sabe...

Yuuri no quiere decir nada, y al mismo tiempo, quiere decir todo, su valor se desvaneció ante un vibrar de su celular, al observarlo se trataba de su amigo.

Pichit le está marcando.

Fin del capítulo 13.

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     Lamento mucho el retraso. 

I'M Missing You [Viktuuri] (AU) Yuri!! On Ice #YuriOnAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora