El origen

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                        CAPÍTULO I



Elaisa.

Me encontraba  en el aula de clases sentada en mi pupitre, mirando por la ventana con la vista pérdida, escuchando las pláticas de los demás que se encontraban en el aula.
A lo lejos escuchaba varias veces mi nombre que lo repetían una y otra vez sin cesar, a pocos segundos de esto observaba como una silueta se acercaba lentamente a mi diciendo mi nombre
-Elaisa Conor- dijo el, puede acompañarme a la oficina del director es un asunto complicado.
Tome mis cosas, todos los que estaban presentes guardaron un gran silencio, observando.
Al fondo del aula se escucho algo:
-La niña rara obtiene lo que merece.

Al llegar a la oficina del director, se encontraba un detective. Su rostro lo decía todo, algo había ocurrido con mi hermano.

Mi hermano llevaba meses desaparecido, todos creían que había muerto pero yo no lo creía asi, siempre hablábamos sobre escapar de este pueblo chico.
Lo único que pasaba por mi mente es que si  lo logró.
Siempre cada semana recibía una carta de el, dónde mencionaba que estaba bien, que pronto volvería.

Detective.

Señorita Conor, soy el detective Toby.
Esta mañana recibimos un informe de un anonimato, dónde al aparecer dónde ya Ya sé el cuerpo de su hermano.

Elaisa.

Mi actitud fue distinta, a la que creí que tendría, no fue tristeza, no fue miedo, no fue decepción.
No encontraba palabras para describir lo que sentía.
La oficina del director quedó en completo silencio, no hubo ninguna palabra del director ni del detective, pero por  las expresiones que reflejaban sus rostros  estaban convencidos de que lloraría , que gritaria pero no fue así.
No había ni una pizca de confianza  en la policía del pueblo desde que no lograron  encontrar al culpable de la muerte de mi madre.
O cómo ellos lo describieron en sus informes "Señora inestable" Suicidio.
Pensaba en contarle al detective sobre las cartas que recibía de mi hermano, pero si mi hermano estaba realmente muerto ¿Quién era la persona que escribía esas cartas?
Decidí ir a casa, tome el sendero más largo, releía una y otra vez las cartas que recibía de mi hermano, catorce cartas en total una enviada cada mes y cada carta decía lo mismo.

"Elaisa ¿Cómo está todo por allá? Yo estoy bien pronto volveré a casa. -A"

Ni una palabra más ni una palabra menos.
Al llegar a casa, subí a mi habitación con un pequeño gesto de mano saludé a las personas que hacían pasarse cómo "mi familia".
Al entrar a mi habitación noté un pequeño bulto sobre mi cama, era un  paquete dirigido hacia mi.
Dude por un momento en abrirlo porque creía que sería una simple broma, pero no fue así. Note algo muy singular escrito en el paquete con tinta roja "Cuídalo volveré por el"
Al abrir el paquete solo había un tramo de algún tipo de tela y una carta.
Abrí rápidamente la carta pensando que era de mi hermano, pero no era de el, la había escrito alguien más.
No entendía a lo que se refería  "Sabes que pasó la noche en que tu madre murió"

Me recosté en la cama, no entendía a lo que se refería, ¡yo nose que le ocurrió a mi madre!
Lo único que recuerdo de aquella noche fue haber visto un cuerpo suspendido en una de las ramas del árbol a la luz de la luna. En una noche de octubre.
Un ruido fuerte logro despertarme, venía del sótano cómo si algo o alguien estuviera allí abajo esperando por mi, el reloj marcaba las 3:00 AM, no lograba conciliar el sueño, mi mente daba vueltas una y otra vez tratando de recordar lo que ocurrió aquella noche de octubre.

Bajé cuidadosamente las escaleras tratando de hacer el mínimo ruido, deambule por toda la casa observando cada fotografía que había.
En la sala observé una fotografía de mi madre, la tome entre mis manos me dirigí al patio trasero, observando el árbol dónde el cuerpo de mi madre fue encontrado suspendido.
Cómo una persona tan amorosa, tan respetada por todo el vecindario ¿Terminaría así?
Varios sentimientos se cruzaron dentro de mi.
Llore porque era la única persona que me amaba realmente, la única persona que me quería tal y cómo era.
Pero esa felicidad acabo para siempre, el cobarde que la mató seguía libre y podría estarme observando  en estos momentos sin yo saberlo.
¿Pero que más importaba?
Ya no tenía nada más que perder, mi hermano  estaba desaparecido y mi madre muerta, era la única familia que tenía y ahora no tengo a nadie.

A CiegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora