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Alois se sentó en el sofá y palmeó sus muslos.

Aquí, bebé. Sube a mis piernas.

Ciel se levantó de su lugar lentamente y caminó hacia Alois, donde se acomodó acostado sobre su Daddy, mientras temblaba un poco.

¿Qué iba a pasar ahora? Si tan solo se tratara de un castigo normal pudieron hacerlo en la oficina...

Alois acarició la espalda de su pequeño, hasta la curva de su gran trasero, donde apretó levemente, disfrutando de su forma: Ciel tenía un bien formado cuerpo.

Cuenta conmigo, Ciel.

Una sonrisa juguetona apareció en los labios del mayor al sentir estremecerse al pequeño.

Acto seguido, su palma chocó en un golpe sonoro contra la suave piel de su bebé.

U-uno.- murmuró Ciel.

Bien bebé, pero deberás contar mas fuerte. Quiero escucharte contar conmigo.

Otro golpe.

—¡Dos! — exclamó Ciel.

Exacto, Ciel. Así me gusta.

Tres, cuatro, cinco... Fueron a parar sobre la blanca piel del menor, quien comenzó a sentir escozor.

—¡Ah! ¡Seis!— gimió. Su Daddy estaba siendo muy rudo.

Otra palmada se estrelló con un nuevo sonido, en la —ahora— rojiza piel con una mano marcada.

S-siete. — Bajó el volumen de su voz. una lágrima amenazó con salir de los grises ojos de Ciel.

Vamos, bebé. Sólo faltan 3 más.

Ocho y nueve llegaron seguidas, haciendo salir algunos quejidos de los labios del pequeño.

¡Me duele Daddy! — Lloriqueó Ciel.

Una más, mi niño. Sólo te falta una.

S-sí Daddy.

Otra fuerte nalgada resonó por lo habitación, junto con el jadeo que soltó Ciel.

¡Diez! Daddy, para por favor. A tu bebé le duele mucho.

Alois estiró sus labios en una sonrisa y pasó sus manos por los perfectos y rojos cachetes del trasero de Ciel, sobando un poco mientras éste gemía.

¿Te duele mucho, mi amor?

¡A-ah! Sí, Daddy. —Lloriqueó.

Debiste pensar sobre eso antes de romper la reglas.

Ya he aprendido la lección — dijo,haciendo una ligera mueca de dolor al sentir pasearse una de las manos de Alois por su trasero enrojecido.

Mmm... No, no lo creo, mi niño.

La expresión de la cara de Ciel era algo indescriptible: la mezcla entre miedo y curiosidad se expresaban un poco sobre la curva de sus cejas, pero el gesto serio de sus labios le daba a entender a Alois que estaba pensando.

¿Daddy? ¿Aún no ha terminado mi castigo?

No. Has sido un niño muy malo, y a los niños malos se les castiga con fuerza. Ponte de rodillas — ordenó Alois, quien se estaba divirtiendo a lo grande con la situación... Realmente esperaba poder repetir algún día.

Ciel, dudando un poco, se arrodilló en el suelo, quedando a la altura justa de la entrepierna de su Daddy.

Sabes lo que debes hacer, bebé. Adelante — dijo, tomándole del mentón.

Hey, Daddy! 🖤 [AloisxCiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora