Oh YoungJi

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Ser Oh YoungJi no era sencillo, en serio. Muchos preguntarán ¿qué tiene de difícil la vida cuando eres el famoso heredero de los Oh y los Laforêt?, pues todo déjenme decirles.

Oh YoungJi no estaba exento de los dramas familiares por ser millonario, al contrario parecía que la cantidad de ceros en su cuenta bancaria era un equivalente a la cantidad de disputas que había en su familia. Claro que cuando era un niño él no comprendía; él no comprendió fácilmente porque sus padres pasaron de amarse a divorciarse de un día para otro, no comprendía porque una mañana su madre estaba arreglando la corbata de su padre con cariño antes de que el hombre se fuese a trabajar y porque al día siguiente a la misma hora le estaba arrojando su ropa por las escaleras en medio de gritos y lágrimas, tampoco comprende porque unos doctores tuvieron que llegar e inyectarle algo a mamá para dejarla dormida, así como tampoco comprende porque no dejaron que la viese más después de ese día.

No fue fácil espiar por la puerta del estudio de papá mientras el abuelito Elliot le gritaba palabras feas, él quería entrar y defender a papá Sehun, pero mamá le había dicho muchas veces que no debía meterse nunca cuando los adultos estuviesen hablando. Y las cosas no pararon ahí, porque apenas el abuelito Elliot se había marchado había llegado el abuelito DongSun y él también le había gritado muchas cosas feas a papá. YoungJi pudo entrar al estudio hasta que todos se habían marchado, papá estaba estando en el sofá que tenía junto a la pared, tenía un vaso en una mano con una bebida café, sus ojos se veían hinchados y rojos.

-Papi... -Sehun tardó unos segundos en mirar a su hijo, y unos cuantos más en sonreírle. –Todo está bien YoungJi, es hora de ir a la cama ¿si? –No era la intención de Sehun parecer distante con el niño, él tenía el corazón roto de todas formas, no amaba a Clarisse, pero la consideraba una gran amiga y saberse culpable de lo que estaba pasando ahora le partía el corazón, sumando a eso todas las cosas que su suegro le había gritado, las cosas que su propio padre le había dicho, la amenaza de perder a YoungJi, a quien más amaba en el mundo, no, Oh Sehun no estaba listo para enfrentarse a la inocente mirada de su hijo llena de preguntas e inseguridades, Sehun se limitó a desordenarle el cabello al niño con cariño antes de pedirle a una de sus empleadas domesticas que lo llevaran a la cama, sin embargo Sehun no sabe que ese fue el inicio de un lento y doloroso proceso de descomposición en el interior de su amado niño.

Las semanas van pasando y las cosas en casa empeorando, porque YoungJi no ha podido pasar tiempo con papá desde eso, lo ve apenas en el desayuno y en la noche antes de irse a dormir, Sehun se ha llenado de trabajo para no pensar, para no tener que enfrentarse a su propio hijo, y YoungJi está sólo, YoungJi no puede hablarle a mamá y nadie le dice porqué, ella se ha ido y nadie le dice cuando volverá, y sólo tiene a su pequeño "Lapin" para abrazar por las noches y sentirse protegido, e intenta cantar la canción que mami le cantaba por las noches para llevarlo a la cama y descubre que él hablando en francés le hace llorar sin poder controlarse, YoungJi no entiende porque todo está yendo mal ahora y sólo puede esperar a que todo mejore, está impaciente por despertar un día y descubrir que es el día en que todo va a mejorar, entonces comienza un ritual propio al levantarse de la cama, se esfuerza en despertar más temprano para mirar discretamente por la puerta de la habitación de sus padres y ver si mamá ha regresado durante la noche, y si no la encuentra ahí entonces se apresura en ir a la cocina para ver si se encuentra ahí, preparando el café que tanto le gusta a papá, pero ha seguido su ritual por doce días exactos y no hay ningún cambio, su vida sigue estando al revés, entonces, en el día número trece, al bajar las escaleras y acercarse a la cocina puede escuchar un par de voces, y su pequeño corazón se acelera con la idea de encontrar a mami por fin, pero cuando se asoma un poquito se puede dar cuenta que solamente son dos de las chicas de servicio.

OmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora