JJ-boy jugaba con un kit completo de accesorios de ciencia, miraba a través del lente del telescopio las nubes del cielo, sereno en su habitación, bueno, no era precisamente su habitación, pero en navidad, su familia se quedaba en la gran casa de los abuelos, una casa muy acogedora, con un jardín precioso y colorido. Era un invierno muy familiar y lleno de luces de bengala. Pero JJ a veces sólo veía la rutina diaria sin decir una palabra.
Su madre hacía planos de negocios pequeños, era un negocio propio, siempre estaba metida en el estudio por eso de las 11 de la mañana, después salía de allí para hacer de comer. Su padre en vacaciones estaba libre por el receso académico, era profesor de ciencias básicas en una universidad, él mismo le había regalado el kit de accesorios a JJ-boy, y tenía una pasión secreta para escribir, así que siempre estaba en algún lugar inspirando ideas. JJ había heredado ese interés en la literatura. Alicia, la hermana mayor de JJ-boy, le gustaba estar en redes casi medio día y dibujar de repente.
La gran abuela siempre cada mañana a las 8 en punto salía a observar y tomar el té junto a sus plantas silvestres, girasoles, sin duda sus favoritas, a veces se preguntaba porque la abuela tenía una pequeña obsesión por su jardín, no es que sus plantas necesitaran una atención especialmente cuidadosa, pero sospechaba que la hacía sentir en armonía. El abuelo siempre leía el periódico en una terraza al aire libre acompañado de un café por las tardes. Le gustaba leer de todo tipo de cosas, a veces en sus manos sostenía un libro de poemas o una novela de suspenso, ¿leer es interesante? Se preguntaba a sí mismo, tal vez sí, sí, eso debía ser, se decía JJ-boy, pues un niño de 12 años nunca entendería cosas de adultos. Tampoco le interesaba mucho entender ese mundo. Eso era hasta que...
-JJ, baja a desayunar. –Se escuchó una dulce voz desde el fondo de las escaleras, una voz maternal que indicaba que era un ser sereno y comprensivo.
Había logrado calmar su pecho de pequeñas vibraciones a causa de una memoria reciente, lo había logrado mirando a través de ese lente que se situaba frente a la ventana de una de las habitaciones traseras de la casa. Inmerso en el cielo, de repente se cuestionaba ese tipo de cosas de adultos. Los adultos sienten cosas extrañas y los adultos hacen cosas con propósitos muy raros. Dejó el lente de lado y decidió bajar a desayunar.
En realidad JJ-boy era un niño casi adolescente bastante normal, regular, común, exceptuando sus facciones heredadas por los mejores genes de la familia, el de las mujeres de casa. Tenía amigos en su escuela y no tenía un promedio del que hablar, todo parecía indicar que su vida no era perfecta pero si estable. Como cualquiera en su infancia, había temas que no era particularmente interesantes, como el ponerse a estudiar seriamente, propagandas de políticos, los libros informativos, o bien, el amor.
Cuando bajó se topó con los miembros de la familia intentando acomodarse en el comedor para desayunar juntos. Su hermana Alicia le hacía muecas desde el otro lado de la cocina, y éste las regresaba con un gesto desinteresado. Su papá giraba alrededor de su mamá halagando y diciendo lo bien olían los huevos estrellados esa mañana. El abuelo y la abuela murmuraban entre ellos chistes que parecía que sólo ellos entendían y esa dulzura en sus miradas le hacía sentir un leve sonrojamiento y repudio a la vez. Todos hablaban alrededor temas distintos y decidió irse a lado de su hermana mayor, por supuesto, era una gran amiga suya, había hermanos en otras familias que podían no llevarse bien, pero para ellos, era un excepción, hermano y hermana se llevaban de maravilla, a veces, claro, ambos carecían de tolerancia cuando uno empezaba a ser irritable.
-Tengo planes de salir con Eren este fin para una feria que abrirá- Comentó Alcia a toda la familia cuando empezaba su madre a pasar los platos. –Al parecer quiere decirme algo importante. –Sonríe como cuando sabes predecir un futuro vergonzoso.
YOU ARE READING
JJ-boy y el amor
Short StoryLúmina es una madre ejemplar que ha recibido la duda urgente de uno de sus hijos, JJ-boy, apodado de cariño. Éste solo tiene 12 años y ha crecido con seguridad, pero ahora está a punto de darle una lección a su madre sobre lo que es para él, el amor.