Aunque JJ estaba sumergido en la película, tenía algo inusual en su rostro. Cuando la película terminó y se fue al jardín a estirar un poco su cuerpo, se encontró con su madre tomando un vaso de vino. Era algo poco común de ver, sabía que tomaba, pero sólo en ciertas ocasiones, cuando se le antojaba. Su madre seguía teniendo elegancia aun teniendo el vaso de vino en la mano.
-¿Cómo vas a querer el árbol de navidad este año?-Le pregunta a su madre que mira hacia la llegada de la noche.
-Esta vez, creo que hay que poner esferas rojas y doradas.
-Pero el año pasado pusimos esferas rojas y doradas.- Cuestiona JJ-boy. Se sienta en una silla.
-¿Para qué me preguntas entonces? - Se encoje de hombros la mujer y vuelve a su vaso con vino. JJ no hace caso a la pregunta y decide preguntarle a su mamá algo que probablemente ella guardará en su memoria siempre.
-Cómo...-Inició con mucha duda la pregunta que rondaba en su cabeza desde la mañana. -...se siente el amor, ¿qué es exactamente lo que se siente cuando alguien te gusta?
...
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Lúmina se había quedado por un momento en blanco, su hijo le preguntaba algo que le mandaba una señal, una señal como de tener a alguien, pero no saber si es amor o no. Pensó mucho sus palabras para el pequeño JJ que se encontraba sentado en una de las sillas jardineras, una de las que usaba la abuela por las mañanas.
Había pensado muchas cosas pasados 10 segundos desde que la pregunto se hizo y mientras recordaba los días de invierno en su juventud junto a Charlie, su actual marido y gran amor, prosiguió a decirle lo que ella pensaba:
-Es una conexión especial con esa persona, a veces no resulta a la vista éste sentimiento, pero podemos saberlo por cómo nos sentimos junto a la persona. Un calor interno, tus sentidos a veces se nublan, escuchas tu corazón latir con rapidez, encuentras algo bello en su apariencia, siempre hay algo que la hace única sobre las demás personas. -La verdad es que había sido muy inesperada esa pregunta, que su cabeza no generaron más palabras que esas. Esperó a la reacción de su hijo.
-Creo que hay alguien que me gusta.- Salió del bebe JJ. Su mirada se posó en sus manos que jugaban entre sí. -Lo he repasado varias veces, me pone nervioso estar cerca de esa persona a pesar de que ya teníamos una amistad. Esa persona no lo sabe. Me da vergüenza decírselo. Creo que no sería capaz.
Su madre se sentía en las nubes al escuchar esas palabras de su inocente hijo. Le llenaba de consuelo conocer esas emociones de su parte, las primeras en su vida tal vez. Le miraba con cuidado y no quería romper ese silencio, no quería interrumpir en caso de que JJ aún le quedara por decir algo.
-Mañana nos encontraremos en un lugar cercano por aquí, sus abuelos también viven cerca de este lugar. Planeamos ir a pasear en patines. ¿Puedo ir?
-Claro que sí cariño- No había otra respuesta para él, no podía negarse ante esa miel que derramaban esa pronta noche, ya se había inmerso en ella y endulzado. De pronto se le ocurrió una idea que quizá fuese incomoda, pero le interesaba conocer a cierta persona.- JJ, ¿Por qué no le dices que se quede a cenar y nosotros nos encargamos de llevarla de vuelta?
JJ-boy ante tal sugerencia, miró emocionado y asintió con gran corazón. Pero se quedó vacilando unos minutos más en silencio.
Muy alegre, la madre fue a contarle a su marido sobre dicha plática, ambos esposos se quedaron hasta la madrugada hablando sobre el tema. Imaginando cómo sería la chica, planeando la cena de manera especial y recordándose viejos tiempos juntos mientras se picoteaban con besos. El día siguiente sería especial, ambos en ese momento pensaban que ser padres era en definitiva una de las cosas más interesantes y maravillosas de la vida.
-Tal vez debamos hacer un pollo rostizado, o una carne asada, no lo sé, estoy demasiado alterada. Mañana tenemos que salir de compras mamá y yo. DIOS, tengo que contárselo a su hermana.- Lúmina estaba moviéndose mucho sobre la cama a las plenas 3 de la mañana.
-Vamos, ya es tarde, durmamos.- Después de muchas insistencias, Charlie, logró que Lúmina calmara sus energías.
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Después de clases, bajo esa repentina nevada de diciembre, Charlie se encontraba en la entrada esperándola. En el corazón de Lúmina se sentía una brisa agradable de calor y más cuando su mirada se cruzó con la de Charlie. Después de mirarse por mucho tiempo sin esfuerzo, empezaba a costarle mantener la mirada fija. Esa tarde, salieron a la ciudad a comprar café y hablar un poco de su día. Como si fuese otro de esos días que los dos amigos siempre hacían. Cualquiera a su alrededor podían pensar que era una cita, excepto ellos.
Charlie se detuvo en un camino rumbo a un río completamente congelado. Entre más se lo pensaba, más nervioso se ponía, sintió su cara caliente y apretó sus puños para evitar meterlos en los bolsillos cuando dijera lo importante. Se volvió hacia Lúmina que se encontraba confundida, pero a sus ojos una chica radiante.
-Yo, yo creo, que estoy enamorado de ti.-Sintió un alivio al decirlo.-No lo creo, estoy seguro de que estoy enamorado de ti, que me gustas, que me gustas mucho. Lo llevo repasando mucho tiempo y creo que finalmente llegué a ésta conclusión. Que me he enamorado inevitablemente de ti.
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JJ-boy se había levantado y volvió a observar la misma rutina de todos los días, pero esta vez, en su pecho, una vibración más fuerte lo acechaba, vería a esa persona y la traería de visita con su familia. Veía por el lente de su telescopio la lejana casa de los abuelos de aquella persona. Es cierto que los adultos a veces hacen cosas extrañas y sienten cosas raras, pero JJ estaba en su etapa a florecer como apenas una pequeña flor de manzanillo. Se había dado cuenta que el amor había tocado su corazón, y estaba un poco nervioso por aquel mundo que apenas empezaba a encontrarle sentido. Volvió a desayunar con la familia y esta vez hablaron sobre una noticia muy graciosa sobre el perro de la casa. Todos estaban enterados del asunto de la cena pero decidieron callar y esperar al momento. JJ salió de casa rumbo a ver esa persona después de las 4 de la tarde, mientras la abuela y la madre se irían a comprar la comida para la cena a las 7.
Lúmina había tenido una especie de reflexión al despertar esa mañana, recordaba con detalle el día en que Charlie le dijo que estaba enamorado de ella, se dijo a sí misma ese día que el amor siempre le había sorprendido, viniendo de los lugares menos esperados por ella. La abuela seguro también tenía una historia que contar, pero ambas mujeres se dedicaron a hablar sobre teorías alomejor en ciertas medidas tontas sobre la chica que traería JJ. Habían decido hacer un guiso especial con salchicha, pimiento y carne de cerdo. Les gustaba la idea, estaban muy serias sobre el asunto. Hasta compraron flores para adornar la mesa, a pesar de que abundaban muchas de ellas en el jardín.
Llegaron a casa y empezaron a preparar todo. Faltaban 15 minutos para las 7, JJ y esa persona especial llegarían a casa. Lúmina pensaba todo el tiempo en que su hijo era encantador y era irremediablemente un amor, tenía tantas ansias saber qué tipo de fémina había logrado cautivar el gran corazón de su hijo.
Al sonar el timbre de la puerta, todos decidieron irse al comedor, y Lúmina junto a Alicia serían las que recibirían a la visita esperada. Alicia se arregló el cabello un poco, Lúmina se hizo un mechón hacia atrás y con muchos nervios de madre, abrió la puerta con una suave sonrisa.
-¡Mamá! Casi llegamos tarde, realmente se nos complicó llegar hasta aquí con patines. -JJ-boy, pensó Lúmina, tenía esa sonrisa sincera que jamás vio en él hasta ese momento, una especial. La misma que había visto en su mejor amigo después de esa declaración bajo la tormenta de azúcar. -Te presento a Max, es mi compañero en el club de lectura.
Mamá sorprendida, miró a ese niño, ligeramente más alto que su hijo, pelinegro con pecas y un especial encanto masculino. Ya había escuchado ese nombre antes. Max saludó con gentileza a ambas, agitó su mano. Con completa naturalidad, Lúmina, dio su más honesta y amorosa sonrisa a ambos y los invitó a pasar, sus ojos resplandecieron de alguna manera. La cena fue increíblemente armoniosa y una que jamás va olvidar.
El amor definitivamente siempre nos sorprende del lugar menos esperado, Lúmina ya estaba convencida de ello.
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JJ-boy y el amor
Short StoryLúmina es una madre ejemplar que ha recibido la duda urgente de uno de sus hijos, JJ-boy, apodado de cariño. Éste solo tiene 12 años y ha crecido con seguridad, pero ahora está a punto de darle una lección a su madre sobre lo que es para él, el amor.