Capitulo 4) Sombra maliciosa

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Después de lanzar sus propuestas en clase, saltaron directamente a elegir un lugar dónde trabajar

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Después de lanzar sus propuestas en clase, saltaron directamente a elegir un lugar dónde trabajar. Este debió haber sido el aspecto más fácil de determinar, pero resultó que las palabras decían menos. Ver para creer, así es como debería llamarse este teatro tan de la mierda.

Para empezar, eligieron primero la casa de Shirazu, tomando en cuenta que usualmente son solo él, su hermana y la nana, en tanto no hay nadie que moleste... O eso dijo.

Aquél día el cielo se nubló, tenían tanta prisa por salir de la escuela que ni siquiera pensaron en ver la casa primero antes de cargar con ese estúpido rollo como si todo fuera absoluto.

Al llegar, la casa de Shirazu se veía bastante tranquila y espaciosa. No obstante, al entrar fue una historia diferente. Había dos o tres... cuatro niños y unas cuantas señoras en la sala (la única sala espaciosa de la casa). La nana de ambos había hecho una desconsiderada reunión con sus amigas y se rentaron una mesa de billar. El único lugar amplio de su casa fue invadido y, para el colmo, los niños no paraban de insistir en pintar con ellos. Ese día se desperdició, era imposible salir por la lluvia y no podían trabajar en medio de todas las personas ahí.

Al día siguiente volvieron  a hablarlo. Saiko dijo que su departamento está solo la mayor parte del tiempo y la sala tampoco es pequeña si quitan la mesa y los sillones. En tanto, aceptaron y fueron al departamento donde vivía.

Hacía buen tiempo cuando salieron, lo cual les dio esperanza. Sin embargo, al llegar, ella ni siquiera estaba allí. Había dejado una nota en la entrada, avisando que estaba trabajando con su mamá y les permitió la entrada a su sala para que no tuviesen que esperar. Le hubieran tomado la palabra, de no ser por esos ruidos de cosas cayendo en el interior. Esto fue suficiente para decir que no. Lo único bueno... No, no hubo nada bueno.

Finalmente, esa misma tarde, Sasaki los llevó a un parque cercano para hablar.

Shirazu no se esforzó en ponerse serio y se tumbó en el pasto verde con los brazos cruzados detrás de la cabeza. —Si es por eso, ya no estoy seguro de lo que haga Nana, así que retiro mi oferta, viejo.

Sasaki se rascó la mejilla, —Lo entiendo, Shirazu. Como líder de este grupo, debería haber propuesto mi casa primero, pero vivo en un departamento pequeño y hay otras personas que ocupan la sala para trabajar. —sus ojos viajaron un instante sobre Urie, mas no se detuvo ahí, sino en Mutsuki— Estaba pensando... ¿Mutsuki, tú podrías...?

Inesperadamente, Mutsuki no dejó que terminara y contestó, —No puedo llevarlos, lo siento.

Su comportamiento atrajo la mirada de los tres hombres en su compañía, pero nadie preguntó por qué no. De cierta manera comprendían que hubiera algo que no puede o no quiere decir.

Destined『MutsUrie』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora