Joseph Baker, él angel.

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Joseph

Joseph un angel caído, desterrado de los cielos, y ahora servidor, y mano derecha del príncipe de las tinieblas, se encontraba ahora en el mundo de los mortales siguiendo a un alma perdida que no encontraba el camino hacia el paraíso, él necesitaba llevársela, necesitaba alimentarme de su sufrimiento, temor y todas aquellas energías negativas que podría desprender mientras aquella alma estaba con él. Le era divertido ver como sufría. Ver su cara de horror al verlo cerca. Ver que era tan débil e indefensa ante su presencia le producía una satisfacción tremenda. Le era completamente divertido atormentar a esa alma, y a muchas más.

-Mira...-Le dijo divertido al alma, mientras que esta se levantaba del piso temblando de miedo.- Me gustan tus ojos, tienen un extraño color perla que me resultan interesantes, es por eso que te dejare cinco...no, diez segundos para que corras y te escondas...-Los ojos del alma tenían un brillo de esperanza ante lo que dicho por Joseph.- Si dentro de esos diez segundos logras esconderte o huir lo suficientemente lejos como para que yo no te encuentre, te dejare en paz. Pero si no lo haces me pertenecerás para siempre. Serás mi diversión personal por toda la eternidad y podre atormentarte todo lo que quiera sin recibir quejas de tu parte.-El atisbo de esperanza que tenía aquella alma hace unos segundos desapareció casi por completo dejando ahora una clara expresión de terror.- ¿Aceptas? –Pregunto.

El alma miro sorprendida y aterrada a Joseph. Sabía que estaba jugando con ella, pero aun así asintió levemente con la cabeza.

-Uno...-Dijo, comenzando a contar.- Dos...Tres...Cuatro...Cinco...Seis... ¿Es que no te vas a ir? ¿O acaso quieres ser mi juguete? –Pregunto mirándola con una ceja alzada. Ella negó con la cabeza y corrió asustada.-Siete...Ocho...Nueve...Y diez.

Joseph fue a paso lento en dirección hacia aquella alma. Vio como choco con algo o mejor dicho alguien, y curioso se oculto en una parte y sin poder evitarlo comenzó a reír, al ver lo asustada que estaba. El alma corrió de nuevo al oírlo, no sin antes advertirle a la persona con la que había chocado sobre él.

La persona con la que choco era una chica. La chica siguió al alma por un rato, por supuesto él fue tras ellas. El alma llevo a la chica hasta la parte prohibida del parque, una parte que estaba prohibida para los mortales y que casualmente solo mortales con dones especiales podían ver o conocer. La chica se detuvo junto al sauce de protección. Lo que provoco que la risa de Joseph se detuviera. El sauce de protección, el único lugar en el que él no puede lastimar a las almas o a cualquier cosa que este ahí. Para Joseph eso era frustrante. Se quedo un rato viendo a la chica, algo dentro de él quería saber qué es lo que ella haría ahora.

La chica se giro, mirando hacia los viejos arboles que estaban detrás del sauce. Esa era su oportunidad, la oportunidad para acercarse a ella. Él ahora podría divertirse como quería.

Joseph aprovecho su distracción y se paro detrás de ella. Se acerco y soplo levemente en su oído, alejándose un poco después de su acción. La chica se giro asustada hacia él.

-¿Quién...Quién eres?- Le pregunto la chica.

Joseph soltó una carcajada mientras retrocedía un paso. Por alguna razón a le incomodaba estar tan cerca de ella.- ¿Yo?...Yo soy solo un chico que quiere divertirse un rato.

-¿Divertirse?-susurro.- ¿Qué...Qué quieres de mí?-Le pregunto finalmente con un hilo de voz.

-Uh... pues muchas cosas y una de ellas es...-Joseph pareció dudar de su nueva idea.- Quiero quedarme contigo por un tiempo.

Le dijo con la esperanza de que ella aceptara, así podría divertirse aún más de lo que se divertía cazando almas en el mundo de los mortales. Podría ver como esa chica sufría y destruiría su vida de apoco.

-Yo... ¿Tu no...No vas a lastimarme?-Le pregunto confundida.

-No, no lo hare si me dejas vivir contigo.

-¿De verdad?-Le pregunto ingenua la chica.

-Sí, no lo hare.-Dijo Joseph utilizando la voz más convincente que pudo.- No te lastimare.

-De acuerdo. Pero, ¿Por qué quieres vivir conmigo?

Joseph dio un suspiro frustrado.- No tengo ningún lugar donde quedarme por ahora. Además los humanos son extraños, por lo que supongo que será mucho más divertido convivir con uno.

Esta vez no mentía. Joseph de verdad creía que sería divertido convivir con una joven mortal, sobre todo porque podría verla sufrir cuando él quisiera. A su parecer los humanos eran muy frágiles.

-Vaale-Dijo la chica alargando un poco la "A".- Oye... ¿Y que eres?-Pregunto sonriendo alegre.

-¿Qué?-pregunto confundido Joseph ante esa extraña sensación en el estomago que sintió al ver la sonrisa de la chica, era algo así como un cosquilleo en el estomago que nunca antes había sentido.- Me refiero a que, ¿Tú eres un asesino en serie, o algo así?

-No soy un asesino en serie, ni nada de eso.-Dijo un poco molesto ante aquellas palabras e ignorando esa nueva sensación.- Yo soy un ángel.

-¿Un ángel?

-Sí.

-No pareces uno.-Le respondió la chica confundida.

-¿De qué hablas?

-Digo... ¿Qué no lo ángeles tienen alas y una de esas cosas brillantes en la cabeza?

Joseph la miro divertido y con una ceja alzada.-No me digas que crees toda esa mierda.-Dijo.

La chica lo miro avergonzada, mientras que un pequeño rubor se expandía por sus mejillas.-Uh, pues claro que lo hago. En las iglesias o libros siempre los representan así, por lo que creía que los ángeles eran así. Además de que tu lenguaje no es muy bueno, maldices demasiado.-Dijo la chica frunciendo el seño-. ¿Qué tipo de ángel eres tú?

-Soy un angel caído, de esos que atrapan a las almas, se las llevan al infierno y toda esa mierda.-Dijo aburrido.- ¿Eres religiosa?

-No soy religiosa. Y ¿Un angel caído? ¿En serio?-Dijo Luz con incredulidad.

-Sí.-Joseph miro con atención el atuendo de la chica.- ¿Iras a la escuela o algo?-Pregunto curioso.

-Uh. Sí, ¿Por qué preguntas?-La chica lo miro confundida.

-Traes el uniforme puesto.-Señalo como si fuera lo más obvio del mundo, y lo era.

-Ohh, ¿Cómo te llamas?-Pregunto la chica mostrándole una dulce sonrisa que hizo que ese cosquilleo en el estomago volviera.

-Soy Joseph Baker.-Respondio con una pequeña sonrisa, preguntándose a sí mismo que era esa extraña sensación en el estomago.

-Es un gusto Joseph, soy Luz Woods.-Dijo la chica observando su celular por un momento para luego meterlo al bolsillo de su saco nuevamente y sonreírle.- Ahora si me disculpas debo ir a la escuela, voy tarde, muy tarde.

-¡Espera!-Dijo Joseph jalándola del brazo.-Voy contigo.-Ella lo observo confundida.- Aceptaste vivir conmigo ¿Recuerdas?

-Oh, lo había olvidado...-Murmura Luz.- Uhh, ¿Las demás personas pueden verte?

-No a menos que yo lo quiera, ¿Por...?

-Bueno.-sonrio Luz.- Vendrás conmigo a la escuela, aprovecharemos que no pueden verte, luego iremos a mi casa.

Joseph la siguió mostrando una cara aburrida, aunque por dentro estaba regocijándose de la alegría por tener a una nueva mascota con la cual podía divertirse e intentaba ignorar esa desconocida sensación que le producía Luz cuando le sonreía. Mientras que Luz solo pensaba en lo feliz que estaba al tener a un nuevo amigo, y la extraña sensación que le producía aquella parte desconocida del parque.

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Mi angel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora