1

4.2K 244 58
                                    

Llevaba corriendo más de una hora sin descanso y el sudor se colaba por su pálida piel cada vez más. Tenia que proteger a la aldea, cueste lo que cueste. Por lo menos hasta que los aldeanos evacuaran hacia los refugios, tenia que asegurarse de que su hijo estuviera bien y después regresar a donde su pareja. A luchar a su lado.

Al principio se había negado a dejarle, sin embargo cambio de opinión cuando su rubio le hizo pensar las cosas de otra manera.

¡Sasuke ayuda a evacuar a los aldeanos!  en ese momento el  se había negado ¡Sasuke ve a ver si Menma ya esta en un refugio te lo ruego es lo que más importa!  grito por última vez para luego rápidamente esquivar un golpe.

Ahora recordaba el por qué corría tan rápido, sin importar su cansancio aceleró la velocidad, su hijo le necesitaba.

¡Papá!  Grito su único hijo al verle.

Menma Susurro cuando paro de correr y se acercó al nombrado dándole un rápido beso en la frente para después tomarle de los hombros.

¡¿Papá que sucede?! Pregunto en un grito el chico que se notaba asustado ante la situación en la que se encontraban.

Ataque enemigo, no sabemos quienes son, solo que son muchísimos, por kami, Menma quiero que vayas al refugio donde tía Sakura ¿Entendido?  El chico asintió aun algo confundido y alterado Bien, iré a ayudar a tu papi y...-

Justo en ese momento volteo la mirada sin haber terminado de decir su última orden al niño, había sentido ese chakra, Naruto estaba usando el chakra de Kurama, algo estaba realmente mal.

Soltó a su hijo de tan sólo diez años, y cuando dio el segundo paso para correr de nueva cuenta vio el cielo iluminarse como si el mismo amanecer se viera en menos de un segundo con una intensidad mayor.

No...

Una explosión de mínimo 8 kilómetros de diámetro iluminó el cielo, no podía ser, volteo a ver a su hijo, el cual ya tenía lágrimas en los ojos.

— Papi... murmuró el chico, haciéndole reaccionar.

Tomo la mano de Menma sin mucha fuerza en realidad, sin embargo eso no hacia de su agarre menos firme, de alguna manera u otra quería aferrarse a una idea o algo que le gritara que aquella era la realidad, para así no perder los estribos. 

-¡Susanoo!- grito con lágrimas de sangre pasando por uno de sus pómulos de por si anteriormente ya medianamente húmedos.

No tardó mucho cuando el Susanoo abrió sus alas en su modo completo, incrementando velocidad para contrarrestar aquel viento que furioso insistía amargamente en no dejarles el caminó fácil.

Bajo, siendo seguido por su hijo que llorando le acompañaba, vio a un ninja, vio a dos, los ninjas de Konoha estaban vivos, a excepción de los enemigos que en realidad no llevaban bandas con ellos.

Se acercó a uno y lo tomo de la ropa.

¡¿Que pasó?! Le pregunto en un fuerte grito al chico que había apresado entre sus manos, descargando d una manera su frustración en el pobre.

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora