Cap 4 ¡Deseo!

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Diablos había quedado realmente excitada, y sorprendida, y me importaba un pepino quemarme, si ya el deseo me estaba quemando por dentro.

No aguanté tuve que masturbarme. Demonios, era en lo único que pensaba, si lo admito, me masturbé más de una vez, jodida mujer, sus palabras se repetían dentro de mi cabeza.

Ahora las cosas se pondrían más que interesantes, de eso estaba segura. ¡Gracias Yisus! Ya mi cuerpo no tendrá que sufrir abstinencia sexual, y algo me dice que nuestra Katrina es buena cama, es que no puede ser más sensual esa mujer.

Me bañe con agua fría, de alguna forma tenía que apagarme, y el agua fría ayuda, ayuda muchísimo, termine de bañarme y empecé con mi ritual, cremas, peinarme, me eche loción »¿Preparándote para otro encuentro con Katrina?« Shh no es tú asunto. »Es nuestro asunto« Bueno, pero shh.

Termine de arreglarme, me puse un blue jeans ajustado, un crop top de encaje manga larga azul rey y unas sandalias bajas plateadas, me maquille un poco y me solté el cabello, y si, si quería impresionar a Katrina.

Salí rumbo a la cafetería, deseando que estuviese allí, a cada paso sentía la excitación recorrer por mis venas, y esas palabras provenientes de sus sensuales y carnosos labios. No puedo mentir, por supuesto que me quiero quemar, no, no me quiero quemar, deseo que ella me queme.

Recorrí la cafetería en busca de esa sexy pelirroja llamada Katrina, pero no la vi, vi fue a Tabitha con su uniforme aún puesto en una mesa sola, que sorprendente.

― ¿Está ocupado? ―Le pregunté mientras señalaba la silla que estaba al lado de ella.

― Nop, no lo está, puedes sentarte, si quieres... ―Dijo sonriente.

― ¿Y tus amigas? Es tan raro verte sola. ―Comenté sentándome.

― ¿Por qué? Somos individuos, no hay nada de malo en estar solo ¿O si? ―Clavo sus bonitos ojos en mí.

― No quise decir eso, solo se me hace raro, si te ofendí disculpa, en serio. ―Baje la mirada―.

― Tranqui, no pasa nada ¿Vale? ―Me sonrió― ¿Ya pedisté?

― Nou, se me había pasado, ya regreso. ―Dije parandome de la silla mientras Tabitha solo asentía con la cabeza.

Ordené dos deliciosimos sándwiches de mantequilla de maní ¿Ya dije que amo a doña Carlota? Pues amo a doña Carlota, y amo a sus maravillosas manos que preparan deliciosos sándwiches para mí.

― Regresé ¿Sigue en pie el poder sentarme acá? ―Pregunté divertida.

― Para mi es un honor tener vuestra compañía acá en la mesa princesa. ―Dijo con un gracioso acento gallego.

― Pues cómo primer mandato, decreto que haya más recetas de sándwiches de doña Carlota. ―Hablé con falso acento ingles.

Tabitha señala atrás de mí y al voltear estaba doña Carlota con una bandeja en la mano y aguantando las ganas de reír.

― Yo, eh, yo. ¿Lo siento?

¿Para que mentir? Estaba extremadamente nerviosa, doña Carlota y Tabitha rieron más fuerte, cuando se calmaron doña Carlota me dijo que me quedara tranquila y me prometió recetas innovadoras, eso es genial pero aún muero de pena, »No serías tú si no hicieras el ridículo« Oye »Sabes que es verdad« ¡Umjum haz silencio!

― Georgia está estudiando con su mamá y Luzbel está en el comedor con Marta. ―Explicó Tabitha sacándome de mis pensamientos.

― ¿Ah? ―Pregunté confusa.

Laura y Marta. (Chicaxchica) (Pausada Hasta Junio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora