El inicio de todo

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Me desperté con el horrible sonido de mi "querido" despertador, era el inicio de una serie de más y más días que se harían eternos.
El inicio de curso.

Me vestí lo más rápido que pude con lo primero que vi en el armario. Salí corriendo de mi casa y cogí el bus.
Llegué al instituto, era una serie de edificios altos y anchos unidos entre ellos por amplios pasillos de color brillante decorados con infinidad de pósters de diferentes temáticas: para el club de robótica, para entrar en las animadoras, para el club de ajedrez, el periódico...

Me senté en un banco y me puse a leer, todavía no había nadie, excepto los profesores claro esta que parecía que hubieran dormido aquí o que directamente vivieran en sus aulas.

Poco a poco iban llegando alumnos pero mi atención se centró en ella, la chica más popular de la escuela y mi reflejo fue cubrirme con la capucha cuando paso por mi lado, cosa que no funcionó ya que vino hacia mi y me estiró de la capucha para bajarla y se rió, estúpida.

Empezaron las clases y los profesores como cada año se presentaron y repartieron los libros, cada uno de su materia.
Las clases iban pasando todas lentamente.
Durante la hora de matemáticas entró un chico que no conocía de absolutamente nada, era alto con el cabello azabache ligeramente despeinado, los ojos azul grisáceo que analizaban la clase de rincón a rincón y una sonrisa que dejó a la mayoría de las chicas presentes en el aula embobadas.
La profesora lo miró, detuvo su explicación y sonrió al chico que acababa de entrar, estaba totalmente segura de que si hubiera sido yo me habría sacado de la clase y mandado con el director.

-Hola, veo que ya has llegado- le dijo- preséntate muchacho-.

-Hola me llamo Luis, vengo de Berlín y hablo varios idiomas: alemán, español, inglés... Me he mudado este verano aquí y...- se detuvo como si estuviera pensando y añadió- y eso es todo- guiñó un ojo y yo pensé:
Genial otro popular en la lista.

-Muy bien, vete a sentar en la mesa de la segunda fila con la señorita Adams- dijo la maestra señalándome.
Oh no, yo no.
Luis me lanzó una sonrisa y se dirigió hacia mi.
Desde ese momento supe que este año iba ha ser más largo de lo que ya sería.

El día transcurrió tranquilo, excepto por el pequeño detalle, de que me había convertido en la niñera de Luis hasta la hora de la comida, porque tenía que enseñarle toda la escuela entera. Ojalá no fuera yo, no tenía ganas de hablar con el. Lo había pillado con los otros populares hablando de mi, cosa que me había molestado, el no me conocía de nada y ¡ya hablaba de mí mal!
Bueno a lo que iba que me he desviado del tema, pues me tocó llevarlo por toda la escuela como ya había dicho y no me paraba de preguntar cosas que yo no le respondía.

-¡Oye! ¿Que te pasa? ¿Porque no contestas a nada? Quiero conocerte más.- me dijo y esta vez le contesté.

-La siguiente vez conoce antes de hablar, cuando eso ocurra te responderé- y le dejé plantado en la puerta del comedor, por suerte para el  era la hora de comer y se podría buscar otra niñera.

Después de una larga y relajante vuelta por el edificio principal, entré al comedor y me dirigí a la mesa más alejada del lugar, a esperar a mi mejor amiga Bea que no tardó en llegar y sentarse.
-¿Que pasa Abby? Te veo seria- me dijo preocupada.

-Nada- le contesté- el chico nuevo me tiene arta y ni lo conozco y para colmo se sienta conmigo en matemáticas- dije frustrada y estampé no con mucha fuerza mi cabeza contra la mesa.

-Cuidado - dijo una voz que reconocía bien y odiaba tanto- que perderás las pocas neuronas que te quedan Abby- levanté la cabeza y le lance una mirada asesina.
En su mesa estaban todos los populares y un nuevo integrante, Luis, que me miró extrañado como si se enterará recientemente de algo.

Agarré a Bea de la mano y me fui de allí tras la mirada de toda la mesa.

Fue un día largo pero al menos las horas restantes las pase con Bea entre risas, pero no me podía sacar a alguien de la cabeza por mucho que lo intentara.
Luis.
¿Sería eso el comienzo de una larga enemistad?
¿O simplemente era mera curiosidad por conocerle?
Por mucho que me haya hecho lo que hizo me aferraba con fuerza a la idea de que alomejor no era como yo creía que era, algo en el me atraía ha hacerme su amiga, que no lo juzgará por como se he comportado, pero por el contrario me quería cerrar en banda no se porque, quizás por el mismo motivo por el que no quería verle ni hablarle o quizás por el simple hecho de lo que parecía.

Pero como dicen: no juzgues a un libro por su cubierta.

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Hola, lamento si hay faltas la ortografía no es lo mío.
Espero que os guste.

Afrsmalb

Una historia de amor como otra cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora