25 | Infortunio

1.1K 73 84
                                    

Gritar no me sirve de nada, mi bolso repleto de cosméticos tampoco, y pronunciar un hechizo mientras caigo de un edificio no es tan fácil si el temor aprisiona mis palabras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gritar no me sirve de nada, mi bolso repleto de cosméticos tampoco, y pronunciar un hechizo mientras caigo de un edificio no es tan fácil si el temor aprisiona mis palabras.

Sólo veo mi cabello moviéndose bruscamente con el viento, también un par de alas rosadas.

—¡Will!

—Buenas tardes ¿Qué hace una chica tan linda cayendo tan alto? —guiña un ojo.

—¡Me salvaste! —lo abrazo.

—Y lo haría mil veces más, Aiden.

—Aidah, en este caso —río en las alturas.

—Gusto en conocerte Aidah —besa mi mejilla.

—¿Cómo supiste que estaba en peligro? —pregunto.

—Roxy llegó a mi casa, me dijo que estarías en problemas.

—Esa pelirrosa, la adoro —suelto un suspiro.

—Deberías escucharla cuando te advierte sobre algo en sus visiones, ella te dijo que no te acercaras a... ¿Cuál es el apellido?

—A los hermanos Nuit.

—Sí, a los Nuit, ¿Y por qué esa chica te empujó del balcón?

—No tengo idea —me encogí de hombros.

—Bueno, ahora te lo diré yo, no te acerques de nuevo a ese par, por lo visto sus intenciones no son buenas.

—De acuerdo.

Will no quiso descender, los humanos ordinarios jamás entenderían a un chico con alas; entonces me dijo que lo más prudente sería destellar hacia mi casa.

Cuando llegamos, tronó sus dedos y quiso desvanecer mi hechizo disfraz, para besar mis labios.

—Te prefiero como chico.

Nuestros labios se encontraron y se encendió la pasión.

—Espera Aiden, una cosa más —dijo al desabotonar mi camisa y seguido acariciar mi entrepierna.

—Dime.

—Te amo, mi ilusión rosa.

Hicimos el amor esa tarde.

Al día siguiente mi estado de ánimo había mejorado, aun después de lo ocurrido con los Nuit, traté de no pensar en ellos. Preferí enfocarme en las ilusiones y su constante florecer al lado de Will.

Cuando llegué a la secundaria, pude notar que todo el mundo cotilleaba en el pasillo.

—¿Qué sucede? —le pregunté a Daphne, ella se mostraba algo preocupada.

—¿Ya viste a Bastian?

—No, de hecho no hablo con él desde ayer ¿Por qué?

Las palabras de Daphne no fueron necesarias cuando Bastian se hizo presente en ese pasillo.

Mi ilusión rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora