Parte 1/2

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Cada mañana es lo mismo. Al despertar y mirar al otro lado de su cama algo le hace falta, y no sólo eso, sino que también hay un vacío de añoranza y melancolía que oprimen su alma cada amanecer. Está cansado de ello, nadie le sabe decir qué es lo que tiene o el origen de aquello. A veces pesa tanto que la tristeza lo invade y debe quedarse encerrado. Ya está acostumbrado en realidad.

De niño creyeron que estaría enfermo, sus cuidadores no dudaron en llevarlo con el elfo gris más antiguo y sabio de la aldea.

Pudo haber sido su las extrañas condiciones en que llegó a la aldea o algo más de él lo que captó la atención del elfo mayor (cosa imposible porque el joven no tenía nada de extraordinario), pero fue incluso raro para sus cuidadores que el elfo gris se ofreciera como maestro personal de Yifan. Y sí que fue inaudito porque Yifan es un elfo alto, conocidos por su buen dominio con las armas y ágiles en combate, lo más lógico hubiera sido que su maestro lo fuera también (quizá alguien de bajo rango) en lugar del más respetado y sabio de la comunidad.

Siempre ha sospechado que el elfo gris está detrás de él por alguna razón. Lo que no sabe es a qué se debe.

Yifan piensa que quizá le mira con recelo, con duda y muchas incógnitas planteadas en su cabeza, pero sigue preguntándose por qué un elfo gris tan antiguo tiene tal interés en él, siendo que llegó al clan como un huérfano abandonado entre pétalos y ramas entretejidas; algo muy inusual de ver. Tal vez no sea el caso, pero quizá el elfo mayor pensaba que traicionaría al clan en algún momento, que atacaría a todo el pueblo o algo por el estilo. Pero Yifan es un ser pacífico que lo menos que quiere es lastimar sin razón, es algo que va contra sus principios.

Esa mañana es la más decaída y asfixiante que ha tenido en años. Ni siquiera puede estar en su casa porque la sensación del sueño anterior está todavía grabada a fuego vivo en su mente, como si pudiera escucharlo ya despierto. La melancolía lo envuelve cada que esa dulce voz retumba en su cabeza, no sabe qué dice, no sabe qué idioma está hablando, pero sabe que significa que vaya a ella. Y si Yifan no puede ni alcanzarla en sueños, mucho menos al despertar. Es lo que le frustra, le enoja y deprime, porque el sentimiento es tan real que se anida en su pecho y estrangula su garganta.

Ese día se salta la reunión con su maestro. No se enojará, fingirá hacerlo porque Lu Han conoce muy bien a Yifan, prácticamente lo ha criado él, y sabe de sus arranques de tristeza; lo mejor es dejarle que se despeje.

Para variar un poco, Yifan prefiere caminar a los alrededores del pueblo en lugar de quedarse en casa; eso tal vez sí moleste a Lu Han por no avisarle, pero ya es un elfo casi adulto, puede cuidarse sólo.

Atraviesa algunos arroyos, puentes y prados pequeños. El territorio de los elfos es más grande de lo que pensó que sería, es lo más lejos que ha explorado en una caminata a solas, no tiene idea de cuánto tiempo lleva fuera arrastrando los pies y maravillándose por el bello paisaje que va devorando con su vista. Atraviesa la inmensidad del bosque, los árboles con sus hojas oscilando entre el verde olivo y los indicios de tonos marrones crean un panorama sosegado que actúa como paliativo al vacío del elfo.

Metros más adelante divisa a un caballo pastando entre los arbustos, tan tranquilo y relajado; seguramente se ha escapado de las caballerizas y se propone llevarlo de regreso a casa para que esté a salvo. Pero el factor sorpresa ya no está de su lado, un mal paso que dio y ya tenía al caballo alzando su cabeza, buscando la posible amenaza hasta que se estaciona en los ojos del elfo. Pero Yifan no contaba con la extrañeza que se llevó.

No es un caballo lo que tiene frente, los caballos no poseen ningún cuerno en su cabeza.

En su vida ha visto una criatura de tal belleza o con esa aura mágica que desprende. Indudablemente una criatura sin igual.

Through the Autumn Forest [KrAy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora