Capítulo 1

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Carolina, mi compañera de piso, lleva más de media hora en su habitación con un tío que acaba de conocer. Me tapo los oídos porque estoy cansada de escuchar gemidos y suelto un suspiro.

«¿Van a tardar mucho más? ¡Necesito que se callen!».

Mi teléfono comienza a sonar, miro la pantalla y me sorprendo al ver el nombre de Bianca. Lo atiendo con emoción.

—¿Bianca?

—¡Anaaa! —grita.

Se escucha música de fondo, parece que está de fiesta y un poco ebria.

—¿Por qué me llamas? Las llamadas internacionales cuestan una pasta.

—¡Lo que voy a decirte no se puede contar por un mensajito!

—¿Qué pasa?

—¡Derek me ha pedido matrimonio! ¡Me caso, Ana!

—¿En serio? ¡Eso es genial!

—¡Se acabaron tus excusas! ¡Te quiero ver en España ese día!

Me muerdo el labio con fuerza. No me apetece volver a España, pero tampoco puedo faltar en un día tan importante para Bianca.

—¡Claro!

—Bueno, te dejo, que estamos festejando. ¡Mañana te llamo por Skype!

Los cinco meses siguientes pasan volando y mañana tengo que coger un vuelo a España. Reconozco que estoy nerviosa, sobre todo porque Robert es amigo de Derek y estoy casi segura de que estará en la boda. Estuvimos juntos dos años y medio y hace más de cinco años que no lo veo. «¿Qué será de su vida? ¿Tendrá pareja?», me pregunto y niego con la cabeza, nada de eso tiene que importarme.

Estaré dos semanas allí porque ya que voy quiero aprovechar el viaje. A mi entrenador no le gustó la idea, pero acabé convenciéndolo y le aseguré que entrenaría sola, aunque lo cierto es que sé que Bianca y Amy estarán dispuestas a hacerlo conmigo.

Lo peor de todo es que Amy me ha pedido una entrevista. Todavía no estoy acostumbrada a ser conocida en el mundo del deporte, a pesar de que eso es lo que siempre quise. De las fotos que acompañarán la entrevista se encargará Bianca.

Termino de hacer la maleta y me siento en el sofá junto a Carolina. También es española, así que siempre que estamos solas usamos nuestra lengua materna.

—¿Sigues nerviosa? —me pregunta.

—Un poco.

—Venga, Ana, no es para tanto. ¡Vas a ver a tus amigas!

—Lo sé, pero...

—Robert —me corta—, ya sé. No entiendo por qué te comes tanto la cabeza con eso, tú no querías estar con él. ¡Te recuerdo que tuve que aguantar vuestras peleas la última vez que estuvo aquí!

Dos meses antes de nuestra ruptura estuvo aquí una semana completa. Desde entonces no he vuelto a verlo.

—Y no quiero estar con él.

—¿Entonces?

—Nada, solo no quiero volver a verle.

Carolina bufa y frunce el entrecejo. Me ha aguantado mucho estos años, aunque esto ha sido algo mutuo. A veces es difícil convivir con ella, pues es desordenada y le encanta traer gente a casa, pero la quiero un montón.

—Lo que tienes que hacer es volverte loca estas dos semanas. ¡Tírate a alguien! ¡Cualquiera! Sin duda, eso es lo que te hace falta.

Suelto una risita y niego con la cabeza. Carolina suele usar a los chicos a su antojo, yo, sin embargo, no he mantenido muchas relaciones sexuales después de acabar con Robert. Tampoco me interesa, puedo vivir sin ello.

Cumpliendo mis sueños. (LV3) [COMPLETA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora