Capítulo 2

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No sé en qué momento he acabado con una diadema con dos penes en la cabeza. Bueno, sí que lo sé: cuando he aceptado ir a la despedida de soltera de Bianca.

Ahora estamos Amy, Bianca, dos amigas de esta última —he olvidado cómo se llaman—, y yo dentro del coche de la novia cantando a pleno pulmón y vestidas todas iguales.

¡Un disfraz de jugadora de voleibol minúsculo! ¡Y con una diadema con penes! ¡Dios, esto es ridículo!

Antes de ir a la discoteca en la que tenemos reservado, nos detenemos en una hamburguesería para cenar. Entro muerta de vergüenza, Bianca, sin embargo, está eufórica. Tanto así, que está bailando con una pelota de voleibol en las manos.

¡Tierra, trágame!

Lo cierto es que esto hace unos años me hubiera parecido divertido, pero no ahora. Creo que necesito un par de tragos.

Hay tres cajas para pedir y no entiendo por qué todas estamos en la misma. Cuando veo al chico guapo que hay tras ella, lo entiendo.

La amiga de Bianca pide su pedido y se aparta para que pida yo el mío, no obstante, antes de que pueda hacerlo, el chico tras la barra me señala con el dedo.

—¡Ana Alcázar! —grita.

—Hola. —Sonrío.

—¡Qué fuerte! ¿Podemos hacernos una foto? —pregunta ilusionado y acepto.

Saca un teléfono del bolsillo de su pantalón.

—Eli, haznos una foto —pide a su compañera de trabajo y esta coge el teléfono.

Me acerco a él y escucho el sonido que indica que la foto ha sido hecha. Entonces, recuerdo que tengo la diadema con penes puesta.

—¡Dios! ¡Borra eso! —pido angustiada.

El chico se ríe y terminamos echándonos otra foto. Luego, reconoce a Bianca —como la futura esposa de Derek—, y a Amy —ya que es una periodista destacada en el mundo del deporte—, y también se hace una foto con ellas.

Después de la cena llena de calorías que hemos ingerido, nos dirigimos a la discoteca y nos encontramos con otras tres amigas de Bianca que están vestidas como nosotras. Me las presentan antes de entrar.

Dentro la música está muy alta y siento que mi cuerpo vibra al mismo tiempo que los altavoces. ¡Qué noche más larga me espera!

—¡Aitor! —grita Bianca a mi lado y levanta las manos para que alguien la vea.

Un chico muy alto camina hacia nosotras. Cuando está cerca, puedo apreciar lo oscuro que es su cabello y lo brillante que son sus ojos verdes. Al llegar, abraza a mi amiga y deja un beso sobre su mejilla.

—¿No me presentas a Ana Alcázar? —le pregunta a Bianca cuando se separan, mirándome.

«Joder, ¿todo el mundo me conoce en España?».

—Oh, por supuesto.

La pelinegra se gira hacia mí y me guiña el ojo. Cabrona, conozco sus intenciones.

—Ana, él es Aitor, es DJ. ¡Pinchará en mi boda!

El chico se acerca, me agarra de la cintura con firmeza y me da dos besos. «¡Qué bien huele!», pienso al tenerlo tan cerca.

No le presenta a nadie más, lo que provoca que me cuestione si ya las conocerá a todas o si solo quería conocerme a mí.

—Pincho en quince minutos —nos informa y luego se dirige a mí—: Espero que bailes igual de bien que golpeas la pelota.

Cumpliendo mis sueños. (LV3) [COMPLETA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora