Llegamos a una casa que se veía no muy grande pero tampoco era pequeña,estaba descuidada, sucia y había moho. Vi por el rabillo del ojo que Victoria abría la boca para decirle algo pero que la cerro inmediatamente, me voltee y vi que traía un arma.
“Bajen, y sin juegos. No quiero que traten de escapar, no dudaré en disparar. ¡Ah! Y ni piensen en gritar, como ven, no hay nadie alrededor así que no serán escuchadas. Caminen.”
Nos hizo entrar y pudimos oír sollozos, nosotras estábamos temblando de miedo.
Nos detuvimos ante una puerta, él saco un llavero, buscó rápidamente una con una mano, sin dejar de apuntarnos con la otra, abrió y dijo que entremos, al hacerlo nos dimos cuenta de que todo estaba oscuro, solo entraba una muy tenue luz por la ventaba que tenía rejas pero no vidrio. Cerró la puerta y a continuación escuchamos el cerrojo y pasos alejándose.
Comenzamos a llorar y nos abrazamos, estábamos aterradas, no podíamos creer que esto nos estuviera pasando.
“¿Cuántas son?”
Nos silenciamos y observamos un pequeño bulto en una esquina, no distinguíamos mucho debido a la oscuridad.
“Somos dos” respondí; “¿Qué está pasando? ¿Dónde estamos? ¿Quien eres? ¿Qué van a hacer con nosotras?”. Las preguntas salieron todas juntas de mi boca, simplemente salieron, no podía pensar con claridad debido al miedo.
“Soy Demi, estoy aquí desde hace meses. No sé dónde estamos pero sé que esto es una red de trata. ¿Quiénes son ustedes?”
“Yo soy Victoria, y ella es mi mejor amiga Sophie."
Agradecí en silencio que ella respondiera, pues yo no podía. ¿Una red de trata? ¡No podía ser! ¡No! Comencé a hiperventilar y las chicas al darse cuenta trataron de calmarme, realmente admiraba la fortaleza de ellas, debían estar igual o peor y aun así trataban de mantener la calma por el bien de las tres.
Demi nos explicó que habían más chicas en las demás habitaciones, y que las sacaban todos los días para maquillarlas y vestilarlas, como si fueran muñecas y los captores, titiriteros, para que los clientes nos vieran y eligieran.
“¿Para elegir qué?” Ni bien la pregunta dejo mis labios me arrepentí, no estaba segura de querer saber la respuesta.
Demi me dio una sonrisa triste, y respondió: “elegir con quien se acostaran.”
Abrí mis ojos completamente, no lo podía creer, más bien, no quería creer que esto nos estaba sucediendo. Les dije que debíamos salir de aquí, pero Demi nos afirmó que había intentado de todo, si salías, no era con vida.
Al día siguiente se cumplió todo lo que dijo Demi, nos sacaron de ahí, nos maquillaron y vistieron con prendas que no dejaban nada a la imaginación. Al momento de ir a formar la fila para que los clientes elijan, Demi nos dijo que nos llevarían con un médico que nos revisaría para saber si éramos vírgenes, ya que a éstas las mantenían puras para venderlas por mucho dinero. Estaba tan aterrada que comencé a llorar, Victoria me pidió que me calme o ellos se podrían agresivos. Ella fue la primera, yo me quede afuera de la habitación con dos hombres que me vigilaban. Sabía que ella no era virgen y tenía miedo de lo que fueran a hacerle, no quería que abusaran de ella, me sentía muy impotente, quería sacarnos de allí, pero no podía.
Al salir ella estaba blanca como el papel, me sonrió y me dijo que todo estaría bien, mientras yo observaba como se la llevaban con las demás chicas.
Entonces, fue mi turno. La habitación era pequeña, demasiado, había una camilla contra la pared, y pude ver que estaba el chico del stetson (quien imagine debía ser el que estaba a cargo pues obedecían sus órdenes), un hombre con la bata de médico y los guardias que me llevaban.
Me obligaron a tumbarme en la camilla, pero forcejeaba, no podía permitir que me tocaran. Uno de los guardas me golpeo, y me ato, solo podía temblar y llorar.
Luego de revisarme, oí como el médico le informaba al vaquero que yo era virgen. El sonrió y comenzó a reír, dijo que podían conseguir mucho dinero.
Al salir me llevaron otra vez a la habitación, yo estaba decidida a salir de allí como sea.
Después de la media noche escuche que la puerta se abría, Demi y Victoria entraron, se veían derrotadas, agotadas y a punto de tener un ataque. Me levante del colchón sucio que había tirado y las abrace, les dije que fueran fuertes, que debíamos encontrar la forma de salir de allí y Victoria me apoyo, pero Demi solo nos miró como si fuéramos niñas ilusionadas porque iban a ver a Papá Noel.
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He aquí el tercer capitulo! Espero lo disfruten y dejen su opinión... Muchas gracias a quienes se dan el tiempo de leerla!
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La ultima huella.✔
Short StorySophie era una chica de dieciséis años, cabello castaño largo y ojos grises como la tormenta. Se encontraba en él cementerio sin saber quién era ni por qué no podía marcar su huella. Pero estaba segura de una cosa: estaba muerta. ¿Podrá encontrar el...