Epílogo.

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-¿No es hermosa?- Susurró la mujer de cabello castaño, mirando a la niña que tenía en brazos.

El parto había sido agotador, tanto que apenas tenía voz para hablar.

- Muy hermosa- Concordó su marido.- Deberías descansar, se te nota agotada.

-Es que no puedo soltarla, quiero tenerla todo el tiempo.- Respondió la mujer.

-Creo que es turno de su papá cargarla.

La mujer soltó una pequeña carcajada, apenas audible.
El reciente papá tomó con cuidado a su hija en sus brazos. Era la primera vez que cargaba a un bebé.

-Tiene unos ojos muy hermosos, grises como una tormenta. Pero ¿de dónde los ha sacado? Mis ojos son marrones y los tuyos azules. ¿Crees que cambien con el tiempo? Leí en internet que los bebes al principio tienen ojos claros, pero luego de unos meses toman su verdadero color.

-Créeme, cariño, es su color de ojos. Estoy muy seguro, no cambiarán.

-¿Como lo sabes?- Preguntó con  curiosidad la mujer.

-Simplemente lo sé. Confía en mí.- Respondió el hombre- Ahora duerme, deberías aprovechar que está tranquila y no tiene hambre.

La mujer asintió.

-Tienes razón, Fred. Despiértame si necesitas ayuda.

Dicho eso cerró los ojos. Fred esperó a que su dulce esposa se durmiera profundamente para susurrar:

-Sabía que nos volveríamos a ver, pequeña Sophie.- Dijo Fred mirando a la bebé con cariño.

En cuanto la vió supo cuál sería su nombre. Sophie Marie, el nombre de su alma y el de su mujer.

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La verdad es que sentí que le faltaba un cierre. Espero les guste este final. Sentí que sería el adecuado.

¡Muchas gracias por el cariño que le dan a esta historia! ¡Me alegro que les haya gustado!

¡Nos leemos en mi otra historia!
😚💕

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