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JongIn apenas logró girar cuando oyó el ruido desconocido de incrustación, el cuerpo de Krystal cayendo al suelo bruscamente y desangrándose por completo. Sus ojos contemplando el horror entre lágrimas, su moto aún estaba estacionada en el cordón de la vereda y no dudó en subirse con prisa. Marcando el número de la policía con urgencia, sin obtener respuestas cuando un contestador le daba fuera de servicio, su corazón latiendo velozmente al igual que cuando pisó el acelerador y arrancó con furia por la solitaria calle a la que la gente del barrio tanto le huía.

Pero la furia duró poco, su pie dolía intensamente y se estaba debilitando con rapidez, perdiendo inexplicablemente la sensibilidad. Frenó a un costado de la calle y con dificultad de no caer con la moto encima, se sentó en el suelo contra un árbol, levantándose su pantalón y viendo los dos puntos morados en su tobillo.

— Me mordió... No puede ser...

Las ramas agitándose encima de su cabeza dejaron caer unas cuantas hojas, alzó la vista paranoico y unos pájaros parecían estar reacomodándose en sus nidos. Suspiró aliviado. La perturbante noche había acabado, juraba que jamás regresaría a esa zona y haría la denuncia personalmente, lo habían secuestrado y drogado con una extraña gelatina que le habían obligado a consumir, habían abusado de él, jugado con su cuerpo y ya no podía más del cansancio. Volvió a buscar el teléfono en su bolsillo y cuando finalmente respondieron, una mano desde atrás se lo arrebató.

Se giró instintivamente con intención de correr a quien estuviese robándole pero ya no podía levantarse, su pierna se había dormido por completo y su mente estaba siendo hechizada otra vez.

Un hombre de ojos negros y grandes lo observaba con una sonrisa blanca de punta a punta.

— M-Mi teléfono... —tartamudeó con voz llorosa y perdiéndose en una belleza seductora no tan desconocida, en los ojos oscuros parecía flamear una llama de igual color al de las cinco jóvenes que lo habían estado torturando.

— No, JongInnie... —el hombre se agachó detrás suyo, arrodillándose y respirándole su aliento en el cuello—. Esta es la última noche de tu vida, tú decides —la mano se arrastró hacia su pecho cual serpiente deseosa por clavar sus dientes—. Te mueres aquí mientras el veneno va consumiéndote hasta llegar al corazón, mientras extraigo toda tu sangre y te haces polvo con el sol del amanecer o...

Su piel se erizó al sentir la frialdad de los rojos labios besando su cuello, pero supo que todo era real y no había sido drogado cuando se asomaron dos colmillos blancos como el marfil y afilados cual par de cuchillas, sus ojos se desviaban horrorizados al notar como crecían provocando un leve sangrado en las encías; su corazón cada vez latía más lento y respiraba con mayor dificultad.

Comprendió entonces que estaba desvaneciéndose, que Velvet House no era una casa embrujada o un set de filmación con grandes efectos especiales. Ya no había marcha atrás, estaba muriendo mientras su cerebro seguía trabajando y buscando desperadamente una forma de seguir viviendo, de recuperar la vitalidad que sentía le era arrebatada a medida que el dolor de su tobillo no cedía pero sí los colmillos hincándose en su yugular.

— ¿O...? —murmuró con un nudo bajando en su garganta y sintiendo el escozor de las agujas desclavándose de su piel.

La sonrisa del hombre se extendía nuevamente, provocando una extraña excitación en él cuando notó sus propias gotas de sangre derramándose por el mentón ajeno.

— O mueres en el placer de mi cama, con la oportunidad de despertar de una nueva forma... —la mano bajó hasta su cintura y JongIn suspiró rindiéndose ante los encantos vampirescos.

La muerte estaba cerca y aquella noche había vivido cosas demasiado traumantes como para poder seguir sobreviviendo si es que fuese posible siquiera aquella opción, porque ¿quién le creería lo sucedido después de aquella noche? ¿Quién soportaría sus desvaríos?

Después de todo los vampiros sólo eran fantasía de cuentos.

Y JongIn sabía que aún no quería morir, no aquella noche terrorífica, misteriosa y mágica en que los cuentos fantasiosos se podían hacer realidad.

Después de todo la realidad era la peor pesadilla de cualquier ser humano.

JongIn se estaba cansando de sobrevivir en el mundo, viviendo miserablemente para pagar las deudas de un padre alcohólico y apostador.

— Llévame contigo.

Fue su último respiro antes de sentir que se desvanecía por completo.



«Bienvenido a la familia Do»



Fue lo primero que oyó al despertar en la enorme cama de sábanas de terciopelo rojo bañadas en sangre, no sabía cuánto tiempo habría pasado pero reconocía al dueño de la voz, su garganta ardía sedienta y el cuerpo desvanecido al pie, lo tentaba, recordándole que él había decidido acabar así. Su interior quemaba cual fuego del infierno y el aroma a alcohol sólo lo incentivaba más.

El señor Do parado desde en frente le sonrió y señaló con sus manos el alimento, invitándolo a probar: «Adelante, a comer».

Y JongIn saltó a devorar hambriento el cuerpo.

El cuerpo de su propio padre.







Fin



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Ayy, bueno espero hayan disfrutado un ratito, estoy muy emocionada con la canción y el vídeo y el álbum, son realmente hermosos al igual que ellas, al igual que el KaiSoo 🌚💖

😚¡Besitos enormes y muchas gracias a quien se pase por acá! <3 ❤

Peek A Boo 🏹(KaiSoo/Red Velvet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora