II parte * Fluir*

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"Fluir, sin prisas ni pausas,

Fluir, sin cámaras ni miradas,

Fluir, sin obstáculos ni trampas,

Fluir...sin esos malditos nudos...que por momentos navegan en mi garganta".

-Yo primero.- Recuerdo haber dicho esa palabra, cerrando la puerta del baño, que estaba justo frente a la cama de la habitación, me quité el chaquetón que llevaba puesto, arranqué de mi cuerpo agotado pero extrañamente feliz la polera que escondía mi abdomen trabajado y me senté para sacar mis botas negras, las dejé al costado y de reojo miré hacia la cama de la habitación. Allí estaba él, sentado en un costado, mirando el celular aún con la chaqueta puesta y el bolso colgando de su cuerpo, sin embargo mi vista de águila era fácil de percibir por él, y volteó hacia mí, evité su mirada. Mi cinturón se soltó, mis dedos en los botones haciendo su trabajo y mi cremallera bajando para dejar expuesto lo que quedaba bajo la tela. Lo miré. Podía ver todo lo que hacía, cada expresión, cada movimiento, la respiración agitada de su pecho, sus uñas aferrándose despacio en el colchón, la posición cómoda que adoptó para observarme con lentitud a través del cristal del espejo que nos separaba.

Ambos sabíamos que la idea de dormir en un lugar en el cual un cristal era lo único que separaba la habitación de la intimidad del baño, era una locura, una gran locura, y aun sabiéndolo allí estábamos, con un gustito extraño, un calor que me recorría de los pies a la cabeza, se posaba fuerte en mi bajo vientre cuando noté la complicidad en la que estábamos nosotros dos, con mis calzoncillos bajando por mis rodillas, actuando normal, como si nada de eso fuera a cambiar las cosas entre él y yo, como si él no estuviera al otro lado desabrochándose el pantalón despacio mientras me miraba con ojos de felino. Mierda. Lo sabes, sabes cómo hacerlo, Jimin...siempre sabes cómo tenerme.

Alejé mi vista de él, y encendí la ducha, el agua tibia dio al segundo y mi cabello fue lo primero que humedeció la regadera, volteé, aún podía verlo. Miré hacia arriba del ventanal y podía apretar el botón para que la cortina ocultara toda visión de sus ojos en mi cuerpo, como lo habíamos dicho al ver la habitación con anterioridad, pero ¿por qué ninguno de los dos decía nada?, ¿Por qué aún seguía allí tocando mi cuerpo bajo el agua?, con las manos en el pelo, enjuagando el shampoo que mantenía mis ojos medio cerrados.

Porque me gusta que me mires.

Porque veo tu chaqueta en un costado, y tus manos alejando tu polera de tu blanco y suave cuerpo, que otras veces he tocado, escabulléndose en tus costillas por las noches, sin llegar a hundirme dentro tuyo, siempre en un jugueteo descarado, tus nalgas en mi bajo vientre, y mi bulto apuntando firme en la mitad de ellos, callados, sin ruido, con los ronquidos de alguien más en la cama de al lado, con los suspiros bajos que emite tu boca en la almohada y las miradas sonrojadas al vernos por la mañana, como si nada de lo que hiciéramos en las noches ocurriera, como si nada que pasara detrás de cámara fuera real, lejos de toda mirada. Porqué las horas de viaje aceleraban mi corazón como esperando que sucediera algo, cualquier cosa, tal vez todo, tal vez nada, pero como un brujo prediciendo el futuro con el simple hecho de haber pisado esa habitación y quedarme de nuevo pegado, como siempre, en tu mirada.

KOOKMIN - (THREESHOT) Entre cuatro paredes, fotografías de él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora