VII

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21 agosto 2017

Ese día Nathanaël llego temprano al salón de clases. La noche anterior no logro dormir ni la mitad de lo que un humano normal debería. Se la había pasado pensado en lo que tendría que hace para lograr cumplir con la promesa que le hizo al maestro Fu. Mientras pensaba en eso también se dio cuenta de que no había ido a visitar al maestro Fu desde que le encomendó la misión, y eso además de darle otra razón para su insomnio también lo hizo sentir culpable. La última vez al maestro casi le dio un paro cardiaco, o eso parecía, se preguntaba como estaría ese viejo maestro. Ya iría a visitarlo.

Se ubicó en el asiento que comúnmente ocupaba e intento relajarse. Saco unos cuantos lápices, cada uno cumplía una función diferente para lograr el trazado perfecto de un dibujo. Comenzó haciendo el boceto de lo que parecía ser una casa antigua, fue haciendo trazos suaves pero firmes, no fue necesario mucho tiempo para que se perdiera entre las líneas de su nueva creación.

Fue el sonido de la puerta abriéndose lo que lo hizo alejar su concentración del dibujo y dirigirla a la persona que había ingresado al salón, le sorprendía que alguien llegase tan temprano al salón, lo más común es que llegaran diez o cinco minutos antes del toque de la campana de ingreso. Su sorpresa fue el doble al ver a la chica que normalmente llegaba cuando sonaba el timbre de ingreso, y su posible ex interés amoroso cabe agregar.

Marinette lo veía sonriente, la chica ya había dejado su maleta, o mochila como quieran llamarlo, en lugar que ocupaba junto con la que era su mejor amiga. Se acercó a Nathanaël bastante alegre. Solo parando su caminar al verse al frente del pelirrojo.

—Hola Nath... Me alegro verte, pensé que no iba a haber nadie a esta hora— dijo risueña y sin esperar a que su compañero le respondiera continuo— Me hizo muy feliz que me pidieras ayuda. Aunque ya te lo dije ayer ¿no? — Marinette no mentía, después de lo pasado con la akumatizacion de Nathanaël el pelirrojo parecía evitarla— ¿Cómo te va con la masa?

Nathanaël había estado tan metido su reciente dibujo que casi se olvidó de la visita que le hizo el día anterior a Marinette. Lo que no era necesariamente malo, al menos el dibujo lo ayudo a relajarse. Hizo una rebobinacion de los hechos pasados.

El día anterior Nathanaël por obvias razones fue a la panadería de la familia Dupain Cheng, ya había tenido un acercamiento con Adrien y necesitaba acercarse a Marinette también. Conto con la suficiente suerte para que la chica aceptara enseñarle a preparar croissants, Marinette cree que Nathanaël quiere regalárselos a su madre. Aunque eso no era del todo mentira Nathanaël agradecía la actitud caritativa de la chica. De allí en mas Nathanaël llevo bastante bien la situación, ya tenía en su poder la caja de los Miraculous de la mariquita, así es el maestro pidió caja y todo, por lo que ya no sería necesario volver a ir a la casa de la chica.

Cuando termino de "rebobinar" todo lo que había pasado volvió la vista hacia la chica que lo miraba atentamente.

— ¿Nath...?— volvió a hablar la chica al ver que el pelirrojo no respondía.

—Ah, disculpa, no te oí ¿Qué me decías antes?

—Te preguntaba cómo te iba con la preparación de la masa para los Croissants—Marinette hablo amablemente, Nathanaël ya recordaba porque se había enamorado de ella.

—Oh... Si la masa. Bastante bien la verdad— mintió, ya empezaba a preocuparse por lo fácil que le estaba resultando mentir— Ya me sale mejor, la masa.

—Eso es genial— La chica se vio interrumpida por la voz de Alya que la saludaba, sus demás compañeros ya había empezado a llegar— Oh, parece que la maestra ya está por llegar será mejor que me vaya. Hablamos luego Nath.

No se supone que esto pasara [Adrien x Nathanaël]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora