Noctis lo recuerda perfectamente, la primera vez que había visto a ese rubio tan llamativo fue cuando había cumplido 10 años.
Su padre el rey de Lucis llevaría a cabo la firma de un tratado de paz con el Imperio de Niflheim, el tratado se firmaría al anochecer y él como futuro heredero al trono estaba forzado a asistir a esa firma.
En esa ocasión hubo demasiados asistentes, aparentemente todo el mundo se encontraba pendiente de la situación, recuerda haber visto a Cor, Nyx y Libertus más ocupados de lo normal, e incluso toda la familia de Gladio e Ignis se encontraba ahí. Sin embargo para él solo se trataba de una situación aburrida más.
Durante la tarde decidió salir del palacio por su pasaje secreto entre los muros externos y los matorrales, pensó que tal vez encontraría a Iris jugando por ahí y se podría unir a ella pero en su lugar, a unos metros del sitio, encontró a un joven rubio, tal vez siete u ocho años mayor que él, nunca lo había visto antes dentro del palacio, por eso mismo le sorprendió verlo convivir tranquilamente con los perros guardianes.
Lo observó de lejos, era estéticamente delgado, su cara tenía algunas pecas y por lo que alcanzaba a ver sus ojos eran azules, pero no como los suyos, había algo en ellos que de alguna forma le llamaban la atención, aún a su corta edad el joven le pareció encantador, vestía el uniforme de los guardias de Niflheim, a pesar de eso su expresión era agradable, lo cual era extraño ya que el resto de los guardias del Imperio lucían amenazadores o parecían muñecos sin vida.
Por primera vez el pequeño príncipe experimentó mariposas en el estómago, la sensación le pareció lo suficientemente abrumadora como para decidir alejarse del sitio de manera lenta y silenciosa para no ser detectado.
Estaba a punto de marcharse, pero la aparición de un hombre pelirrojo acercándose al rubio detuvo sus intenciones, de alguna forma le pareció inaudita la facilidad de aquella persona para aproximarse a su nueva fascinación.
El rubio y el pelirrojo comenzaron a hablar, sin embargo el príncipe se encontraba lo suficientemente lejos como para no escuchar la conversación, a sus ojos parecía una plática entre colegas, de a poco pudo reconocer al otro hombre como el embajador del Niflheim, lo había visto ya en varias ocasiones en el palacio pues había sido clave para la firma de ese tratado de paz, aún así ese sujeto siempre le había parecido algo desagradable.
Continuó observando desde su escondite, por algún motivo no quería ser descubierto pues pensaba que la gente sospecharía que estuvo espiando todo ese tiempo, lo cual en cierta forma era verdad. Aún oculto prestó atención a los movimientos de ambos hombres, todo parecía normal hasta que el embajador se acercó peligrosamente al rubio, el pequeño príncipe pensó que tal vez ese tipo tan sospechoso estaba buscando pelea, pero se sorprendió cuando éste pegó su labios a los de aquel joven.
Era extraño, la situación lo inquietaba, quería irse pero no podía despegar su vista de lo que ocurría frente a él, pues de a poco el embajador introducía su mano por debajo de la ropa del rubio para acariciar su piel mientras mordía su cuello.
-Mmm...
Un pequeño pero sonoro gemido salió de la boca del rubio, no parecía de dolor pero tampoco de gusto, sin embargo en ese momento Noctis quedó congelado, el calor se apoderó de su rostro, su pequeño corazón se comenzó a acelerar, las mariposas en su estómago revolotearon con mayor velocidad y una nueva sensación de cosquillas se invadió su entrepierna.
De pronto uno de los perros comenzó a gruñir al embajador, rápidamente fue seguido por el resto de los canes, eso causó que ambos hombres se separaran, el rubio comenzó a reír ante la situación y la mala cara del pelirrojo.
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Encuentro
FanfictionCuando el Reino de Lucís y el Imperio de Niflheim firman un tratado de paz el pequeño príncipe Noctis queda cautivado con un enigmático rubio. Esta es la historia de su encuentro.