Los personajes que utilizo aquí no son de mi propiedad, excepto los pecados esos si son todo míos, en fin... le pertenecen a Snipter, yo solo los utilizo sin fines de lucro, para pasar el rato y sacar a relucir la pervertida y imaginativa mente que tengo.
Era un buen día en el Ithis. Las flores florecían, las aves cantaban, el viento corría calmo por las parcelas y un rastro de sangre era dejado por algún perdido camino.
―cof cof cof cof
Bajo la sombra de un árbol, un joven y alto dios se sentó a descansar. Solo un momento atrás había estado peleando con más de una centena de plagas completamente solo, y aunque no tardo en exterminarlas, una al autodestruirse demasiado cerca lo había dejado gravemente herido.
Teniendo en cuenta la profundidad del corte que recorría su torso, ya debería haberse dirigido al área médica. Lo hubiera hecho, de no ser por la inminente batalla campal que se desataría con su llegada.
Mucho tenía con que casi todos se la hubieran agarrado con él toda la semana por culpa de un puto ataque terrorista, para aguantar más de esa mierda.
Entendía que era un acontecimiento terrible y era peor estando tan cerca de San Valentín, pero ¿Qué culpa tenia él? No es como si él decidiera cómo morían los humanos, cuándo, dónde o quienes lo hacían y quienes no. Que murieran cerca de treinta mil personas era lamentable, no lo negaba, pero no era su culpa. Sumándole a eso el hecho de no haber podido hablar (desahogarse) con Amor desde el mes anterior debido al exceso de trabajo de la diosa, tenía su paciencia al límite.
No culpaba a su amiga, no podía teniendo en cuenta que al estar tan cerca del día más importante de su agenda, la pequeña tenía sus propios problemas y el estrés al limite.
En conclusión, realmente no estaba de humor para soportar a la encargada del cuerpo médico, ni a ella ni a sus amenazas.
Ya había tenido que aguantar demasiado, como para que ahora, estando herido y cansado, tuviera que soportar a su auto-declarada enemiga número uno y su seguro intento de homicidio.―Aunque pensándolo bien. Hoy es la gran junta celestial ―habló a la nada, buscando dentro de los bolsillos internos de su saco un reloj.
Regalo de su muy querido amigo Tiempo.
―Treinta minutos. Eso debería ser suficiente para un tratamiento de emergencia
Con ese pensamiento y poniéndose a duras penas de pie, se desfragmentó y reapareció frente al área médica. Luego de comprobar que la arpía hubiera dejado el nido, se internó dentro de las instalaciones, donde los sirvientes de manera rápida y cordial atendieron sus heridas.
―¿Qué son unos minutos tarde? ―susurró con una ligera sonrisa para sí mismo.
Hundiéndose en sus pensamientos, especulaba en lo que ocurriría al salir de la consulta. Como en cada reunión de seguro Sabiduría se quejaría, Vida echaría una siesta, Locura ni asomaría sus vendas por ahí, Angustia tendría que abandonar su rincón para formar parte de la reunión, Amor hablaría con Musa y Fortuna para que la ayudaran con San Valentín, Vanidad estaría hablando con Guerra en plena coquetería, Médico pensaría en qué clase de bisturí seria idóneo para deshollarlo vivo si se acercaba solo un poco a Vida.
"Si, lo normal de cada reunión." Pensó en un suspiro. Sin recordar, ni por asomo, que por la fecha, el tiempo y varias otras cuestiones, la reunión de ese día no sería igual al resto.
Sí tan solo supiera que Destino es muy cambiante y le gusta ver a los valientes jugar juegos peligrosos, casi tanto como a Karma le encanta voltear las balanzas de la vida y dar lecciones, provocadas por un simple cambio en los sentimientos presentes en cualquier ser existente.
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Una Juguetona Muerte
FanfictionMuerte es un dios amable y sensible, con ojos tristes de hermoso color ámbar, así como tierno y virginal, incapaz de hablar de sexo o hacer insinuaciones de lo mismo... ¿cierto? Esa es la idea que tienen todos los dioses de Ithis, pero será un invi...