No pregunten solo gosenlo

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—Muerte ¿donde vas? —preguntó Nim viéndolo desde la puerta de entrada.

—A dormir —respondió desde el primer escalón de la amplia escalera, viéndolo con una dulce sonrisa.

—ummmmmmmmmmm —bufó el destructor con un puchero, que sacó a relucir  el lado mas sumiso del juez.

—¿Qué ocurre? —consultó tiernamente, mostrando un puchero que hubiera hecho suspirar a cualquiera.

—No subas así la escalera... es aburrido —pidió acercándose con movimientos casi felinos, cómo sí de un hermoso tigre de bengala asechando a su querida presa se tratara.

—Hazlo como a mí me gusta —susurró en el oído ageno, con una sonrisa que podría haber hecho sonrojar a la Lujuria misma.

Viéndolo coqueto, con sus rubíes infernales brillando con expectación, causó que una sonrisa picara apareciera en el sonrojado rostro de Muerte.

—A tus deseos —comentó con sus cristales ámbar ocultas tras sus párpados, permitiendo que el destructor desamarrara su corbata.

—Padre.   

Una Juguetona MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora