Prólogo

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-Mamá, David no para de molestar!
-Si, esa es mi historia de todos los días, David en mi habitación molestandome, es mi hermano, tiene 18 años, solo me gana con un año, bueno, ni un año, con 11 meses y 3 semanas, no es mucha diferencia pero sigue siendo el mayor, yo soy Thomas , el hijo intermedio como ya habrán sacando las cuentas tengo 17 años, y por último mi hermanita, tiene 8 años y es la engreída de toda mi familia, no recuerdo su nombre pero... espera, Rosie, lo recordé.

Mi papá se llama David al igual que mi hermano, típico de padres, le ponen su nombre a sus hijos, que orgullo para ellos.

Mi madre, Zara, una mujer trabajadora y muy insistente con la limpieza de la casa, debería decir casi obsesionada con que todo luzca impecable.
Realmente mi familia es normal

En el instituto donde estudio prácticamente nos conocen la mayoría, mi hermano fue en presidente del Instituto el año pasado y este año yo soy el vicepresidente, suena divertido, pero no lo es, tus responsabilidades aumentan un 36,56%, es cansado y causa estrés, pero al fin y al cabo yo elegí serlo.

Todos los días es lo mismo, colegio, casa, cama, tareas, baño, cama y nuevamente la misma serie, mucha monotonía.
Durante un trabajo de estudio, conocí a alguien especial, y no, no es una chica, es un niño, un niño con una pequeña discapacidad física, no tenía brazos.

Me dio mucha pena tener que seguir con este trabajo pero ya que era un proyecto escolar, tuvimos que visitar un hospital varias veces , entonces lo vi un sin número de veces.

Estaba concentrado leyendo, pensé que estaría triste, pero no, estaba de lo mejor, o por lo menos aparentaba estarlo, le pregunté
-¿Qué lees?
-¿Quién eres y qué haces aquí? - respondió-
Estaba apunto de retirarme cuando me dijo:

-No jajaja, estoy bromeando, leo un la historia de una tortuga.

Yo me detuve, y empecé a hablar.

Me di cuenta que aquel ñiño tenía permanentemente la sonrisa en su rostro, no entendía el porque, todos a su alrededor estaban decaídos, lastimados moralmente por su enfermedad o discapacidad, pero él, él no, no dejaba de sonreír ni un solo minuto, no sabía si preguntarle el porque, o simplemente suponer que él había superado su discapacidad, pero no quería quedarme con la duda y le pregunté

-¿ A qué se debe tanta felicidad?

A lo que él respondió :

-Como más puedo estar, la tristeza no me va a devolver a mis padres, ni mis brazos, si estoy sonriendo es para que no tengas pena de mi, para que no fingas ser mi amigo solo mi situación.

Él niño cogió su libro y se fue, me quedé sorprendido con su respuesta, y a la vez me echaba la culpa por haberle preguntado eso!

Al final tuve que irme, el profesor nos esperaba con prisa y regresamos al instituto rápido.

Al entrar a clases, mi profesor, Mike, me preguntó porque tardaba tanto, no quería contarle acerca del niño, ya que al principio del proyecto nos comentó que nos encontraríamos con ellos, personas - según él - sin esperanzas, y que evitemos hablar con ellos, pero no me importó.

-Profesor Mike, respecto al proyecto, estoy trabajando con un niño con una discapacidad, él no tiene brazos. - le comenté -

Me miró con ojos de enojo y al momento en que iba a dar su respuesta, sonó el timbre y no me dijo nada.

Llegué a casa, y le conté a mamá lo que había pasado, no le importó mucho, ya que casos como el del ñiño se ven diariamente.

Así que fui a mi habitación y decidí organizar una sorpresa para él.

Al día siguiente después del instituto, fui al hospital, llevando una pizza y un juego de mesa. Lo que suena algo irónico pero tenía todo pensando para que él pudiera jugar.

Lo busqué, y estaba en el mismo sitio, leyendo el mismo libro, y con la sonrisa en su rostro, el me vio y me dirigí a él.

-Hola, me recuerdas, ayer no me pude presentar, soy Thomas-

-No, ayer no estaba aquí.

Una vez más estuve apunto de irme, por un momento pensé en muchas cosas, desde un fantasma hasta que pudiera ser un alma perdida, pero el habló y dijo:

- bromeo, claro que te recuerdo, eres el que me hizo esa pregunta tonta. Sonrió-

Le pedí disculpas por lo que le había preguntado, me respondió que no había sido el primero, y que la pizza se estaba enfriando, así que abrí la caja y empezamos a comer, obviamente yo le daba de comer, mientras platicamos.

Su nombre era Lucas, tenía 9, huérfano, perdió a sus padres en un accidente, el coche en el que estaban se estrelló con un trailer, tenía una hermana mayor, Sofía , que también estaba en el auto al momento del accidente pero hasta el día de hoy no sabe nada de ella, si murió o sobrevivió, no lo sabe, en ese mismo accidente perdió sus brazos.

Ya habían pasado casi 2 años de aquello.

Estaba en el hospital porque los abuelos quisieron que reciba terapia emocional.

Me conmovió demasiado su historia, no quería llorar pero se me salieron las lágrimas, era justamente lo que Lucas no quería, que sintiera pena de él.

Así que le cambié el tema rápidamente y empezamos a jugar Ajedrez, el me decía que pieza mover y así jugamos sin decir nada durante unos minutos.

Se hizo algo tarde y tuve que irme.

Llegué a mi casa, no le mencioné nada a mis padres, subí directamente a mi habitación.

28 DÍAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora