-No me vencerás¡!-,le grite
Estaba cansado de esa lucha interminable, mi armadura estaba negra por el calor de las llamas que el dragón lanzaba brutalmente hacia mi con la intención de acabar con mi vida.
-Esta cueva a sido tu casa y ahora sera tu tumba¡!-,le grite mientras dejaba ese gran escudo que me sirvió hasta ahora deje caer mi espada pesada y con una ira en mi corazón y con lágrimas en los ojos fui corriendo a acabar con su maldad,su grandes garras intentaban enganchar me como único método para defenderse,yo que desde muy pequeño me entrene para este momento las esquive,al darse cuenta de que con sus enormes garras no podía hacer nada contra mi opto por intentar morderme.
-Mala decisión as echó-pensé,habilidosamente salte encima de una de sus garras que el dejo en el suelo,me subí a una pequeña cornisa de piedra que estaba por encima de el, al levantar la cabeza para poder ver donde estaba yo,me impulse para llegar detrás de su cabeza en su punto mas débil gritando con una furia que aumentaba cada vez mas que la distancia entre el dragón y yo disminuía.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaa¡!-solo eso salia de mi boca,el dragón inspiro una ráfaga de aire preparándose para lanzar su ultima llama ............
-Príncipe ,Príncipe?-
-Que ocurre que ocurre-respondí,al abrir mis ojos una de las criadas del castillo estaba con una mano en mi pecho y otra en mi abdomen haciendo grandes esfuerzos por intentar despertarme.
-Despierte el rey quiere hablar con vos-se inclino y se salio de mi alcoba.
Ella era una chica morena con ojos marones atractiva que siempre que me miraba me lanzaba una sonrisa y dejaba ver sus dientes blancos como las perlas.
Recorrí el castillo en busca de mi padre pero no lo encontré, me dispuse ir a la cocina para poder desayunar pero a mis espaldas alguien me llamo
-Leo,e oído que anoche te lo pasaste muy bien,porque hoy e visto a una criada salir de tu alcoba-me di la vuelta y allí esta mi hermano mayor el preferido de todos y el que me hacia la vida imposible.
El era un hombre robusto con pelo largo y rubio que se lo recogía en una coleta siempre llevaba el puñal que le regalo nuestro padre y su colgante de un diente de tigre que el acabo con su vida y siempre me lo echaba en cara.