Carta.

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A los llamados al sacerdocio , a los llamados a la vida religiosa, a las llamadas  llamadas a la vida religiosa.

Sera difícil, a veces parece cruel, el dejar casa, familias, amigos, cosas que te gustan, gente con las que te las pasas genial. Quizás muchas de esas las amas.

Una vez que des el paso de entrar, adentro harás cosas que nunca antes hiciste, te molestara el obedecer, sera una lucha, una lucha grande, es una guerra contra el malo, que nos vence muchas veces por que no le vemos.

Sentirás la verdadera alegría, sentirás el gran vacío. Tu imagen de dios, se te revelara como Dios.

Lloraras cuando sientas lo mismo que sintió El, en el huerto. Querrás volver hacia atrás. Sentirás miedo cuando te veas seco, como un desierto, las cosas que creías se cuestionaran. Pelearas con Dios diciendole que esto no es lo que querías.

Tendrás muchas crisis, te prometo muchas noches de oscuridad, muchos días de soledad, muchas lagrimas derramadas, te prometo que te decepcionaras de los que se supone que te enseñan.

Extrañaras la antiguas calles por donde andabas, hasta las hojas del parque que caían, los juegos de infancia, los amigos. Y luego extrañaras el primer amor ,  tu madre, la dulce, la disponible, la mujer con coraje, la valiente.

Pero ante todo deberas recordar:

Nunca estarás solo!

Debes alegrarte, aquel que te llamo, ha querido compartir contigo, las profundidad de nuestra condición. El ha querido darte sus sentimientos, compartiendo contigo todo.

Sentirás también una gran paz al darte, siendo tan libre.

Amando hasta el extremo como el.

Libre y desapegado como el.

Sentirás la alegría perfecta, que no esta en las glorias, ni en las pompas sino en el.

dios ya no sera ; El se te mostrara como Dios.


ganaras para el un gran reino , y juntos construirán la eternidad.


Anónimo.


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