Sonreír no se le hacía tan fácil cuando su corazón dolía.
Fingir que todo estaba bien, cuando no lo está.
Sostener sus lágrimas con mucho esfuerzo para que estas no resbalaran por sus mejillas.
Todo eso lo aprendió Baekhyun, porque aunque ya es...
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Antes que nada, me gustaría que reproduscan el video en el momento en que lean la palabra "Acepto"...
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Kris está muy emocionado, se siente como el chico de diecisiete años de antes. Las mariposas en su estómago se hacen presentes y siente que sus ojos se vuelven corazones cuando ve al pequeño chico que tanto le atrae frente suyo.
Cada sonrisa que Baekhyun le regala le alegra, siente que su gusto va creciendo más cuando él le corresponde un beso o sin él pedírselo le regala uno en la mejilla. De esos que dejan cierto cosquilleo.
A pesar de esos lindos sentimientos, Kris teme enamorarse porque bien sabe su amor no será correspondido.
Baekhyun es feliz a su lado, pero no tiene ese brillo en sus ojos así como cuando está con Park. Pero no va a rendirse y la cita que tienen dentro de dos horas, va a dar todo lo mejor de él.
Tal vez Baekhyun le dé una oportunidad.
Al otro lado, ajena a los sentimientos de tres hombres enamorados se encuentra Hana y sus berrinches.
Convencida y caprichosa de no querer comer más, ha subido de peso, maldiciendo al bebé en camino, a Chanyeol por no usar protección, a ella por sus calenturas. Su vestido de novia no cierra en la parte de su espalda, sus caderas no se ven bonitas o atractivas -Según ella - parece embutido. Pero eso sí, se la pasa comiendo potes de helado y comida chatarra.
Tanto Chanyeol como su madre le ruegan para que coma sano y alimente al bebé, pero ella se niega. Dice también que está en huelga de hambre porque su prometido no ha dormido muchas noches en casa, con ella en su cama.
Piensa que tiene una amante, alguien con quien disfrutar sus últimos días de soltero, y no le reprocha porque ella ha hecho lo mismo.
Hace unos meses en una de sus citas con su novio, y sabe que estuvo mal, sin embargo el reencuentro con un amigo suyo del colegio le hicieron recordar aquellos tiempos en donde tenían esos juegos que le excitaba, en donde se arriesgaban a que los vieran, en donde tenían sexo en público porque era más excitante, y si no había nadie, gritaban para que se escuchara. Esa tarde sentía ese morbo por ser escuchada, que a las mujeres les causara envidia de que ella disfrutase de lo que era el buen sexo importándole poco, o más bien olvidándose de que tenía a su novio esperando en la sala número 3 del cine.
