♥ D i c i e m b r e ♥

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【 N a r r a d o r a: 】

           24 de diciembre mejor conocido como noche buena o víspera de navidad. ¿Qué de bueno podía tener esa noche?.

          Todos los Sakamaki se encontraban alrededor de la cama de Sandra apreciándola  en sus últimas horas de vida. Shū y todos sus hermanos lloraban mientras que la rubia hacia todo lo posible para que estos dejaran de llorar.

—Chicos no lloren...—decía con delicadeza y tranquilidad.

—¿¡Que no lloremos!?. ¡Cómo no vamos a llorar si tu te vas a ir para siempre!  —gritó Ayato.

—Para siempre es mucho tiempo —sonrió y tomó la mano del menor—. Prométeme que dejaras de ser tan hijo de puta y arrogante con la gente... Prométemelo...

—Lo prometo.

—Veté, aléjate por favor... Hazlo por mí —el chico dudoso salió a paso lento de la habitación dando una ultima mirada ésta. —Reiji... Ven aquí.

El azabache se acercó más a ella.

—Dime —la rubia lo atrajo más a ella y le susurró en el oído.

—Prometeme que mejorarás tu relación con Shū... Por mí — susurró de tal manera que solo ellos pudieron escuchar.

—Lo prometo...

—Bien, ahora traeme un vaso de agua porque... Mis labios estas secos y agrietados —le sonrió, el azabache se fue del cuarto para traer el vaso con agua.

           La rubia miró a Laito y a Kanato.

—Ustedes dos vengan acá —se acercaron—. Yo quiero que tú dejes de tratar a las mujeres como juguetes y tú dejes de amenazar hasta a las moscas — los dos chicos rieron— ¿Lo harían por mi?

—Sí. —dijeron al unisono.

—Bien, déjenme sola con Shū y Subaru —estos asintieron y salieron de aquella habitación.

—Subaru, mi pequeño Subaru cuídate por favor —el albino al igual que ella derramaron unas lágrimas—. Y deja de ser tan temperamental tontito.

—No quiero que te vayas Sandra...

—Yo tampoco me quiero ir — lo abrazó como pudo—. ¿Puedes dejarme sola con tu hermano? por favor.

—Sí... —salió del cuarto triste.

          Sandra miró a Shū sonriendo y con lágrimas en sus ojos.

—Mi amor —Shū se acercó a ella llorando tratando de besarla pero está se recorrió.

—No te besaré porque la parte más difícil de todo esto es decirte adiós —Comenzó a llorar con intensidad—. Me quería alejar porque me sentía horrible al ver cómo mi pelo abandonó todo mi cuerpo —Shū tomó sus mano—Oh, mi agonía, Saber que nunca me casaré contigo.

—Sandra... —susurró el rubio llorando, la vida se le estaba llenado a Sandra y de paso se estaba llevando la de Shū.

—Cariño, sólo estoy empapada de la quimioterapia —sonrió llorando.

—No me dejes princesa, no lo hagas...—la beso con delicadeza haciendo que sus lágrimas se mezclaran.

—Shū yo sólo espero que sepas que te amo...

—Yo te amo más princesa...

—Solo prometeme que seguirás adelante sin mí...—comenzó a cerrar los ojos con delicadeza y a dejar de respirar.

—No Sandra, no te vayas ¡No me dejes!. —la comenzó a mover pero está ya se había muerto.

Se había dormido para toda la eternidad...

—MI VIDA, DESPIERTA, ¡SANDRA! —el rubio estaba destrozado.

            Los hermanos al escuchar los gritos de Shū entraron a la habitación, Reiji dejó caer el vaso con agua provocando que el cristal del vaso se rompiera en mil pedazos.

—¡MI AMOR DESPIERTA!, no me dejes solo....

           El reloj marcó las 12a.m, feliz navidad familia Sakamaki, su regalo fue la muerte de la única chica que querían... Sandra Resel.

Esto no es el final, aún queda el epílogo chicas.

Cáncer || Shū Sakamaki || EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora