Capítulo 2: Un encuentro inesperado

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CAPÍTULO 2

Me levanto. Creo que es tarde. Voy directamente al baño, me desnudo y me meto en la ducha.

Sé que hoy será un día largo.

Intento darme la prisa posible, hoy quiero hacer muchas cosas.

Salgo del baño y me enrollo en una toalla blanca. Abro el armario y seguidamente la maleta.

Me visto y salgo al balcón. Hace frío, mucho frío.

Me desenredo un poco el pelo y salgo de la habitación.

Bajo las escaleras, el ascensor no funciona. Bajo a desayunar en el comedor, parece que hay bastante gente, así que decido ir a desayunar a algún bar de por aquí cerca.

Salgo a la calle con paso firme, seguro, y empiezo mi búsqueda de un buen sitio para desayunar.

Al cabo de media hora me rindo ya que no encuentro nada, así que decido preguntar.

— Perdona, ¿conoces algún bar de por aquí cerca? — se me da bastante bien el inglés, así que espero que me entiendan.

— Eh, sí. Creo que sí. Mira, giras hacia la derecha y vas recto hasta encontrarte con un bar llamado "The tree". —me responde.

—Muchas gracias— digo.

Sigo las indicaciones que me ha dado la señora, y al llegar al bar, entro. Pido un café y una caña de chocolate para desayunar. No es lo típico aquí, pero me apetece algo más típico de Barcelona.

Acabo de comer, pago y me voy.

Cojo un taxi y le indico hacia donde quiero ir. Cuando llego a mi destino le doy el dinero que le debo y bajo del coche.

Cerca de donde me encuentro veo que hay un gran alboroto de gente, pero no le doy importancia.

Pienso que debe ser un accidente de tráfico. Intento no mezclarme con la gente que está alrededor de ese cúmulo de personas, ya que si me metiera dentro podría acabar haciéndome daño.

Consigo pasar por la plaza sin romperme nada (lo sé, chiste tonto). Pero cuando ya estoy decidida a irme alguien me empuja por detrás y caigo al suelo.

Todo es negro. Miro a mi alrededor y no hay nada. Absolutamente nada. Creo que estoy muerta. Pregunto. No hay respuesta.

Oigo voces. Muchas voces a la vez, gritan algo

.—¿Estás bien? ¡Por favor, despierta! — Alguien repite esa frase constantemente. Una y otra vez.

Consigo abrir los ojos. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? Delante mío hay muchísima gente mirándome.

Intento levantarme pero no lo consigo.

—No hagas sobre esfuerzos. — Esa voz sale de detrás mío. Me giro. Hay un chico rubio, creo que un poco más mayor que yo. — No deberías levantarte después de como te has caído. ¿Estás bien? — me pregunta el chico.

—Sí, creo que sí. Gracias. — Me parece simpático. Los demás sólo se me quedan mirando. Algunas chicas con odio, pero no entiendo el por qué.

—Me alegro — me dice con una sonrisa en los labios — ¿Cómo te llamas?.—

—Carla, ¿y tú? — le pregunto amablemente.

—Jajaja, como si no lo supieras. — Eh? No entiendo nada de nada.

—No, no lo sé. — le respondo, un tanto molesta. Me acabo de desmayar. ¿Realmente tengo que saber quién es?

—One direction, Niall.. — Vale. Ahora lo entiendo. Ya sé quién es. Es uno de esos chicos que les gusta tanto a las chicas de mi clase.

—Ah, ése. — le digo sin ánimo. Lo que me faltaba por ver. Famosos.

No es que tenga nada contra él, pero es que tengo la cabeza hinchada de soportar a las niñas tontas de mi clase que no paran de hablar de ellos como si les fuera la vida.

—Ése. Creo que tu aún deberías descansar. Acompáñame, que aquí hay demasiada gente. — le hago caso y lo sigo. Aún estoy un tanto mareada y no puedo caminar demasiado bien. Él lo nota y hace un intento de llevarme en brazos. No lo consigue. Me río. Lo intenta otra vez. Esta vez lo consigue y me lleva hasta una furgoneta negra con los cristales tintados. Creo que esto dará para largo, así que inicio una conversación para ganar confianza.

Hasta el último de mis días (One direction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora