Si él supiera lo que ambos hacíamos a sus espaldas, seguramente le romperíamos el corazón.
Suspiraste pesadamente, cruzaste tus brazos sobre tu pecho y apretaste la mandíbula. No supe que era lo que te había molestado tanto hasta que lo noté.
Estabas celoso.
No te gustaba no ser el, no te gusta que otro, aunque sea mi propio novio, tocase cada centímetro de mi piel. Es más, comenzaste a detestar a tu propio amigo. Era más que notable la hostilidad con la que lo mirabas y le contestabas, hasta tus propios amigos se dieron cuanta que algo no estaba bien, que habías cambiado, y que algo te molestaba.
Oh, cariño si ellos supieran que era lo que pasaba cada vez que no encontrábamos los dos solos.
Pero tienes miedo, miedo de que tu reputación salga perjudicada por tus actos, que tus amigos te odien por haberte metido con la novia de uno de ellos, eras egoísta Taehyung, no pesabas en lo que las personas dirían de mí.
Aun así, esa noche me llevaste escaleras arriba cuando todos estaban lo suficiente ebrios para darse cuenta de que ambos faltábamos. Me encerraste en una habitación y me miraste. Estabas enojado peor aún si la lujuria se podía ver en tus ojos.
Me exigiste que dejara de jugar contigo, no supe a lo que te referías. Intente tranquilízate, pero no había caso. Me suplicabas que, por favor, me detuviese, que no podías seguir mintiendo por más tiempo, que te estabas enfermando de recordar que era lo que hacías a espaldas de tu amigo. Me dolió escucharte, porque en el fondo pensaba que la situación te gustaba tanto como a mí, pero resultó ser que estabas sufriendo.
No te resististe cuando choque mis labios con los tuyos. Tal vez era una rastrera, pero en estos momentos no me interesaba, solo quería sentir tu piel contra la mía y volver a sentir eso escalofríos por mi espalda que mi novio, hace tiempo, no causaba. Para mí siempre habíamos sido la pareja principal de esta historia. Por un momento te olvidaste de la culpabilidad que palpitaba en tu corazón y me tomaste por las caderas.
Es noche me hiciste tuya otra vez, mientras nuestros amigos bebían, bailaban y fumaban abajo. Esa noche no fue igual a las demás en donde me hacías llegar al cielo, esta noche fui yo quien te hizo llegar al cielo y hacerte olvidar de todos tus problemas. Tú eras un Alcohólico y yo era tu bebida favorita. Repetías una y otra vez que estaba mal y que no debías, pero siempre volvías por más y más.
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