"Ella"

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Nadie entendía el comportamiento de Alex, para empezar no era el, algo le pasaba.
Un ambiente muy cargado de nerviosismo y ganas de sangre invadió el círculo del duelo improvisado, la situación era la siguiente, un senshi nivel 2 armado con la mejor espada hasta nivel 6, estaba intimidado por un "novato" cuya única arma era una espada sin filo, todo apunta a victoria asegurada a favor del profesional, pero claro, no es un novato.
-Mono imbécil acabaré contigo de dos golpes y uno de ellos será con tu espada-amenazó con tono burlón Alex, tras esas palabras desafiantes empezó atacando con furia el creador del duelo. Como si no fuese nada, Alex dio una voltereta hacia atrás dándole de regalo una patada en la mandíbula haciendo que se muerda la lengua y se la corte dejando su boca llena de sangre.-Se te comió la lengua el gato?-rió de manera psicótica haciendo que tiemble de miedo su oponente al cual le ensartó la espada atravesándolo con increíble facilidad, recuperó su legítima espada y terminó el combate con un festival de sangre creado al cortarle la cabeza por la mitad bañándose en su sangre, nadie hizo comentario ninguno, todos entraron al 4x4 y volvieron.

Todo parecía normal en Kaihō, o al menos se oía, ya que como otras veces tenía la cabeza tapada.
-Déjenme a este senshi por favor, se lo ruego-fue una voz irreconocible-tengo algo para el...
-Procesando solicitud...-después de un tiempo procesándolo el impasible androide accedió sólo si no le descubría la cara.

Fue llevado a la casa de un hombre libre
-Bienvenido a mi casa senshi...
-Casa? Eres un shimin? QUE QUIERES DE MI?!?!-su comportamiento es normal ya que los shimin desprecian a los senshi y si se lo llevan es por alguna venganza o algo
-No me llames así... soy Kito y quiero agradecerte el haberme salvado... y matado al abusón de Ghiho
-Si de verdad quieres agradecérmelo... quitare el modulador de voz y déjame verte...-Kito desactivó el modulador y le quito la mascara que cubría su cara, Kito era una mujer, de metro cuarenta de alto, pelo rubio hecho trenza y apariencia de una niña de 12 años siendo que tenía 25. Alex no pudo contenerse la risa

-L-lo siento Kito...-pidió disculpas intentando parar de reírse
-No pasa nada...-dijo decepcionada y cabizbaja, aún no se han visto las caras- me has salva...-al verle se quedó sin habla y le abrazó sin saber que hacía-ERES TU!!! MAESTRO!!!
-M-maestro...?
La niña asintió y le contó cómo se conocieron, tras varias horas de charla con la cual Alex recuperó gran parte de la memoria se marchó.
Al confirmar su nivel dos por Kito podía andar libremente por sus niveles permitidos. Kaihō era un laberinto mugriento el cual no tiene nada de tecnología, entonces el tubo una visión del pasado donde vio el nivel 8, son polos opuestos, una muy hermosa y otra que se pudre con el resto del mundo.
-Alex...-una voz en su cabeza sonó, era The joy- ve al nivel prohibido...
-Nivel prohi...-The joy lo mando callar-
-Te van a oír. El nivel prohibido no aparece en ningún registro, nadie sabe que existe y ahí está ella, la clave para el cambio, sigue mis instrucciones y te llevaré pero que no te vean... o morirás.. Ella te está esperando...

Tras meterse en muchos conductos y destruir algún que otro androide apareció en un bloque totalmente futurista, nada se estaba quieto, una cárcel viva.
-Ahi esta ella, fue secuestrada hace 1 hora y retenida aquí, ella es una Siderea.
-Siderea? Sidereia no existe!!!
-Ni tu raza tampoco, tu ella y algún shimin más sois personas mitológicas. Tan seguro estas de que no existe?-Se quedo sin palabras y se dedicó únicamente a entrar en un laberinto vivo.

Ahi estaba ella, vestida cual diosa, tenía los ojos cerrados pues esta inconsciente, el pelo es moreno con mechas rubias estilo californiano, 164cm de altura. Estaba encadenada a una especie de máquina de tortura medieval, el se acercó y The joy se materializó dándole su espada para romper las cadenas y liberarla, tal cual el la empuñó ella se desmaterializó en un portal ínterdimensional.
-Aguanta... yo te libero.-un simple golpe bastó para romper las cadenas y ella caer en sus brazos, ella abrió los ojos, eran unos ojos marrones oscuros bellísimos.
-A-alex...-su voz era cansada pero dulce, parecía una voz de un ángel, al final viniste a por mi...-ella le besó en un beso tierno y débil.
-Estamos juntos de nuevo amor...-dijo ella.
Al mirar a su espalda ponía el nombre de la prisionera, Aida Betoret.

Un sueño oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora