Capítulo Uno. La llegada

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♈🚹

El cuero del balón resulta extrañamente ajeno a mi piel. Aun así, lo acaricio con las yemas tratando de adaptarme, pero sé que algo va a salir mal.

Giro tan rápido como puedo inspeccionando la cancha. Alin está en buena posición. Su técnica es implacable. Podría anotar desde donde está sin problemas. Es por eso por lo que Marcus y Christopher se empeñaban tanto en bloquearlo.

Will no está en la posición correcta, pero era grande y está gritándome por un pase. Pero no, no quiero pasárselo a él. No ahora.

Pero puedo escucharlo, el rechinido de las zapatillas de Oscar se está acercando. En segundo estaría a unos pasos de mí y con los ojos cerrados podría pasarlo.

Oscar es el más delgado y bajo de todos los jugadores aquí. Puede burlar a toda la defensa y llegar hasta Will, entonces anotará.

―¡Oscar! ―desgarro mi garganta mientras el balón abandonaba mis dedos.

Pero no logro ver si el pase ha sido exitoso, pues lo siguiente que sé es que un tren arrolla.

―Blake, levántate. No es hora de la siesta ―grita Tadeous, nuestro entrenador.

―Me derribó ―gimo tratando de ponerme de pie mientras mi cuerpo trata de conseguir oxigeno de nuevo.

Pero ninguno de mis compañeros se ha detenido si quiera a ver si estoy bien. El juego ha continuado y ahora el balón está en manos del equipo carmesí.

Por el resto del partido sigo corriendo, pero los músculos de mis piernas arden y cuando el último punto del equipo contrario es anotado, solo me dejo caer contra el concreto de la pared más cercana.

―Gran victoria. Le ganaron a un chico de preparatoria ―murmuro con amargura mientras Alin me extiende una botella de agua y una toalla.

―Ganar es ganar, Blake ―Tadeous ríe mientras festeja con los carmesí, de quienes también es entrenador.

―No seas tan mal perdedor, Blake. Así nunca llegarás a la NBA ―aconseja Levi, el tren que me arrolló y por quien perdí la concentración el resto del partido. Es grande, más alto y corpulento que cualquier otro de los jugadores. Acababa de entrar a las reservas de los Lakers.

No pienso llegar a la NBA. Para mí esto es un juego. Si fuera en serio no tendrías oportunidad.

Lo único que hago es dedicarle una sonrisa a Levi.

―Aries regresas a clases esta noche, ¿cierto? ―pregunta Tadeous supervisando el estiramiento posterior al juego.

―¿Ya no podremos seguir jugando aquí? Es más bonito y grande que todo mi vecindario ―chilló Grasswork, otro de los jugadores contra los que había perdido.

―No tienen que preocuparse ―inflo el pecho un poco. Si, mi gimnasio es bonito y enorme. Fue mi regalo de cumpleaños el año pasado―. Son bienvenidos en invierno, cuando regrese. ¿Escuchaste Levi? Para que me veas jugar en serio.

La mitad de los jugadores ríen por mi comentario y el resto a causa del rostro qué puso Levi.

―Cómo gustes, Blake ―me sonríe extendiendo la mano, la cual estrecho con fuerza―. Cómo gustes.

―Los jugadores ya se fueron, ya no tienes nada que hacer aquí ―le grito a Ariadna, quien lleva dos horas escondida en las gradas.

―Yo... acabo de llegar ―miente saliendo de su escondite―. Te estaba buscando. ¿¡Vas a seguir entrenando?!

―¿Tu qué crees? ―respondo atándome las agujetas antes de salir corriendo hacia los balones.

―Pero llegaremos tarde ―chilla.

Harlem Institute ||Zodiac||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora