.0

13 1 0
                                    

    En los lugares más pobres de Rusbel, se encontraba una pequeña vecindad donde habitaban muchas familias de bajos recursos, y donde en las noches todos los niños salían a jugar a las escondidas, sin darle importancia al caluroso clima que hacía

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

    En los lugares más pobres de Rusbel, se encontraba una pequeña vecindad donde habitaban muchas familias de bajos recursos, y donde en las noches todos los niños salían a jugar a las escondidas, sin darle importancia al caluroso clima que hacía.

   Entre esa multitud de niños y grupos sentados en banquetas riéndose a carcajadas se encontraba Anabelle, una niña con sueños y metas muy extrañas, pero su ingenio y su fe en conseguir lo que quiere era incomparable. Le encantaba crear y darle color a cualquier lugar, y en ese momento se encontraba pintando con pasteles el suelo, se dibujaba a ella con su madre la cual había fallecido, nada parecía importarle, pues los niños que pasaban a su lado la llamaban y ella se negaba hasta terminar. Vive en un pueblo llamado Jailhell que es el lugar del que su abuela le habla siempre. Pero en realidad no vive allí exactamente eso es solo en su imaginación.

   En una vecindad vive con su abuela, la comida es escaza y no hay lugar propio para dormir, pero ella siempre lleva una sonrisa llena de felicidad, no le importaba mucho ser alguien de bajos recursos, tal vez era porque tenía 10 años.

Anabelle.

Mi época favorita del año es navidad y falta tan solo un mes para que festejemos, quisiera que mi madre estuviese conmigo como regalo, aunque normalmente no recibo nada a cambio, pero me gusta ver los juegos artificiales que veo desde arriba del puente, los que quisiera ver junto a ella. Cada año le regalo a mi abuela una taza de café que yo misma diseño en una tienda que ésta casi al otro lado de la ciudad, es un detalle que consigo con el dinero que guardo en mi alcancía.

''Mi abuela me contaba sobre un mito en Jailhell, la verdad, siempre me pareció muy interesante saber que podrían haber monstruos con alas grandes que comían personas o incluso que había puertas que te daban lecciones. Me regalo un colguije de unas alas de águila muy antiguo. Y lo llevaba siempre conmigo. Me entretenía escucharla cada vez que iba a dormir, porque me gustaba imaginarme venciendo a esas bestias, pero cuando recordaba que era solo fantasía me ponía muy triste''.

   Llevo esperando ya que mi abuela prometió llevarme a Jailhell antes de navidad y así fue. Contaba cada noche los días que pasaban para poder conocer mi lugar soñado y hacer nuevos amigos, seguí ahorrando para comprar algún otro colguije de recuerdo. El tiempo pasaba muy lento y jugar con mis amigos no era divertido porque no compartíamos los mismos gustos. Dos semanas después de estar imaginando llegar, pensé en que me libraría del trabajo que hago aquí; ayudar con bolsas de súper, limpiar casas, planchar ropa... digo porque mi abuela dijo que habría más oportunidades en aquel pueblo.

   El viaje se acercaba cada vez más y comencé a preparar mis cosas antes, y no podría faltar mi cuaderno de viaje para escribir todas las aventuras, pero me tuve que ir a trabajar para seguir ahorrando, así que salí.

Narrador

   Ana cruzo la carretera y camino hasta llegar a un vecindario, el cual era de gente con mejor situación económica y comenzó a tocar puertas. Cada día era lo mismo.- ¿Algún favor que necesite? .-Preguntaba. Y así hasta que el día terminara y fuera de vuelta a su casa. Pero durante el camino logro mirar algo al lado de un basurero, eran unas zapatillas rosa palo, estaban sucias y pensó en que solo era limpiarlas y darles amor para que quedaran nuevas, cuando de pronto un indigente que se encontraba cerca le dijo algo muy extraño.- Aah, hola tú debes ser Anabelle, Bienvenida al primer portal.-Dijo algo cansado a lo que Ana se asustó, pensando que era alguien loco que se la mantenía borracho, así que camino rápido sin quitarle la mirada a aquel indigente de trapos sucios, que choco con alguien. Esa mujer era una castaña de vestido rojo, y le soltó una mirada de mejor fíjate por donde caminas, a lo que ella desvió sus ojos a las zapatillas que hace poco boto a la basura. Ana se disculpó y le dijo que si ya no necesitaría esas zapatillas, la castaña acepto huyendo molesta. Ana de igual manera retomo su camino a casa.

Portales de CristalWhere stories live. Discover now