[•°S̥o̥b̥r̥e̥v̥i̥v̥i̥e̥n̥d̥o̥°•] ×Manuel/Chile x (¿?)×

04 || UKChi

Aviso, esta historia contiene frases y palabras en mapudungun.

[¿Qué? ¿No sabí' mapudungun? Oooh, mala cuea no ma' po'. Ahr no.]

Lo que significan estará al final del one-shot.

Gracias por su atención.

Su mirada estaba fija al frente, donde un gran barco había captado su total atención. Estaba en cierta parte perdido en sus vagos pensamientos negativos, ¿por qué negativos? Pues la llegada de España no le dejó una muy buena impresión de aquellos barcos; se sentía ahogado, invadido, con inseguridad y enojo. Estaba por irse a avisarle a su Ñuke, a Pueblo Mapuche, pero sus piernas no parecían responderle y su vista no se despejaba de aquellas nuevas personas. Nuevamente, se vio envuelto de preguntas, preguntas que el mismo se formulaba gracias a la aparición de ellos. Se escondió entre los arbustos que habían cerca, para seguir admirando a quienes ahora se encontraban en sus tierras.

Entre sus pequeñas manos tenía un palo, no dudaría ni un segundo en defenderse si el extraño desconocido osaba a tocarle y/o dañarle. Pensó un poco en aquel español que había dañado tanto a su madre, a su gente, a su verdadera gente; ¿Chaw? ¿Tenía que decirle así? No, jamás pero jamás llamará "Padre" a Antonio.

Sus pensamientos se esfumaron al notar la mirada esmeralda sobre él ó, como suponía y quería creer, el arbusto. Se quedó quieto por unos segundos para luego empezar a retroceder con lentitud. Tenía que avisarle a su madre sobre ellos si o si. Chocó con alguien mientras retrocedía, y con algo de un muy bien disimulado temor miró a quien se encontraba detrás suyo. Su cabello de color café y ojos de color verde olivo estaban fijos en el de cabellera color rubio y de unos hermosos ojos verdes; la característica sonrisa de Antonio por una extraña razón no estaba, lo que provocó que el pequeño mapuche se sintiera totalmente incómodo ante aquello dos. El español tomó en brazos al de cabellera larga -quien había soltado el palo en algún momento de las miradas de ¿odio? entre el rubio y el otro-, se dio la vuelta y empezó a caminar alejándose de ahí con una expresión seria. El menor miró con una expresión de confusión donde estaba el británico, que extrañamente fue reemplazada por una pequeña sensación de confianza al notar la sonrisa calmada del mayor, y cómo este mismo movía su mano como señal de saludo o despedida, haciendl que el de ojos marrón imitara el gesto con su mano mientras que lo alejaban de ahí.

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Era otro día más en su largo tiempo de vida. ¿Cuantas dias habían pasado? Pues contaba como unos cuatro, y aquellos extraños aun no se iban. El enojo disimulado del español ya estaba saliendo a la luz, realmente parecía no soportar la llegada del rubio, Manuel, mientras, pasaba sus días observando detalladamente al inglés, y claramente este día no sería la excepción.

Estaba por salir cuando sintió la mirada del mayor sobre él.

- Iré a ver a Ñuke y vuelvo -dijo con el poco manejo del español que tenía, por que sí, en aquel tiempo se dedicaba más a hablar su amado idioma natal.

El mayor, dudando internamente, asintió para luego volver su vista a lo que posiblemente eran cartas de vaya a saber quien. El mapuche salió corriendo de ahí y se dirijo donde siempre. Sus pies descalzos no sufrían dolor ni daño alguno por las piedras que se encontraban en el suelo, seguramente porque se dedicaba a recorrer esos lugares estando así. Estaba llegando. El sonido de las olas y aquel refrescante viento ya estaban acariciando su piel con cuidado, una nueva extraña calma le invadió ante aquella sensación y sonido; se agachó ante aquel arbusto y se dedicó a lo de siempre, observar. Los extraños se encontraba hablando en un idioma que obviamente no era ni español ni mucho menos mapudungun, algo que hizo que no les entendiera nada.