08 || Argentina x Chile

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La verdad es que no se habría dado cuenta del inmenso frió que estaba azotando a la ciudad de no haber sido porque los golpecitos periódicos en su brazo estaban volviéndose más desesperado –pero, contradictoriamente, estaban cada vez más débiles–. Puede que ya hayan pasado más de unos veintiún años, pero recuerda a la perfección el como la voz del contrario tartamudeó con un gran dolor, lo mucho que le costó hablar y el miedo que pintaba esos ojitos chocolate que, aunque era un color común, le encantaban por aquel brillo de rebeldía y determinación que solían tener.

— Martín... M-Me siento mal. —comentó esa noche entre el ruido moribundo de una ciudad que está deteniéndose por completo de forma definitiva hasta el día siguiente.

Le había mirado de inmediato en ese mismo momento. Obvio, no era la primera vez que escuchaba esas palabras saliendo del que llegó a considerar algo así como su hermano pequeño, pero le golpeó con furia y dureza el notar la debilidad en su expresión herida acompañada por el fino hilo de tono carmesí que caía acariciando su mentón de niño sin frenar. Fue ahí, cuando estando en medio del shock, Manuel se llevó sus delicadas y temblorosas manos al pecho sintiendo un conjunto de nuevas sensaciones dentro de él arrebatándole el aire de los pulmones con cada maldito "Click" que soltaba el reloj de la habitación. Tuvo miedo, por lo que las cosas empeoraron con facilidad.

Y no hubo nada que el otro pudiera hacer.

Entre los quejidos de Manuel, los pasos apresurados que se escuchaban cada vez más claros desde el otro lado de la puerta, y la conmoción que tenía adornada con la maravillosa presencia de la conocida impotencia: Martín cayó en el completo pánico.

De ahí en adelante no puede ver lo pasó, solo escuchar. Escuchar el timbre de la voz de una mujer que no era ni su madre ni la del chileno, el sonido de la puerta abriéndose con brusquedad mientras un grito cruzaba la habitación, las preguntas apresuradas que le dirigían como si supiera qué le ocurría al castaño o cuándo comenzó a sangrar de tal manera. Martín no tenía la menor idea de eso. ¡Quería ayudar, en serio! Más no sabía qué hacer... y eso no le gustaba absolutamente en nada.

Entonces, el día siguiente se lo pasó a su lado, abrazándole como el chico protector que podía llegar a ser en aquellos años, besándole la frente murmurando cosas alentadoras, cruzando los brazos cada vez que ese amante de las tortugas se dirigía a Manuel con preocupación para agarrarle la mano sin darse cuenta del sabor agrio que provocaba en la garganta del rubio, peleándose verbalmente –y física– con los demás niños que dejaban en el aire comentarios indiferentes sobre el cómo las mujeres encargadas de cuidarlos a ellos, los huérfanos, se alteraron ante el mal estado de un crío "esquizofrénico".

El mayor de los dos, nacido bajo los colores de una bandera albiceleste, tenía ya tres pares de años cuando conoció a la primera persona en su vida que decía ser del otro lado de la gran y majestuosa cordillera. Había llegado ese mismo año al orfanato, solo unos meses antes de que el chileno, un par de años menor, arribase con su mirada de chocolate pegada en el suelo.

¿Quién diría que luego se volverían tan cercanos?¿Quién pensaría si quiera que luego de comer irían corriendo al jardín, porque Manuel estaba seguro de haber visto algo pequeño entre los arbustos?¿Quién... Quién lo hubiera imaginado sujetando el pequeño cuerpo de Manuel con fuerza y con lágrimas, unos minutos después de que el ya nombrado cayera al suelo con sus pulmones repletos de sangre?

Nadie, porque creyeron que eso estaba muy lejos de la realidad.

Error.

Ocurrió tres días después del primer ataque que sufrió el chileno.

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2019 ⏰

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[•°S̥o̥b̥r̥e̥v̥i̥v̥i̥e̥n̥d̥o̥°•] ×Manuel/Chile x (¿?)×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora