Único

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Era agotador. Jungkook sentía que cada día daba lo mejor de sí en el trabajo, solo para ser ignorado por los demás. No se trataba de un deseo desesperado por encajar, sino de la frustración de ver cómo sus esfuerzos eran invisibles para aquellos con los que compartía el Departamento de Gestión. Últimamente, el ambiente se había vuelto insoportablemente tedioso, y todo había empeorado después de la ceremonia de aniversario de la empresa. Desde entonces, sus compañeros parecían evitarlo, casi como si hubiera cometido un error imperdonable del que él no estaba consciente.

Lo más inquietante era la actitud de su supervisora. Sus ojos lo seguían con una intensidad que le hacía sentir como si estuviera bajo constante vigilancia, esperando el más mínimo error. Jungkook no podía evitar preguntarse si estaba buscando una excusa para deshacerse de él, para pedir su traslado a otra área administrativa. El porqué de esa tensión seguía siendo un misterio. ¿Qué había hecho mal?

A pesar de cumplir con su trabajo impecablemente, entregando los informes siempre a tiempo y ofreciendo su ayuda cuando se lo pedían, las cosas habían cambiado. Cada vez que intentaba participar en una conversación relacionada con la empresa o los proyectos, las respuestas eran frías, forzadas, como si nadie realmente quisiera escucharlo. Pero lo más perturbador era cómo algunos compañeros lo miraban con una mezcla de lástima. Podía sentir sus miradas furtivas y las breves interacciones que parecían quedarse a medio camino, como si estuvieran por decirle algo, pero se detenían en el último segundo. ¿De qué tenían miedo?

La situación se estaba volviendo una rutina sofocante. Cada día en la oficina se sentía más solitario, más ajeno, y Jungkook, por primera vez, empezaba a cuestionarse cuánto más podría aguantar.

Cuando llegó a su departamento, lo primero que vio fue un papel pegado en la puerta. Frunció el ceño al descubrir que era una nota de uno de sus vecinos quejándose por el ruido excesivo que provenía de su departamento esa mañana. Con un suspiro resignado, arrancó el comunicado y lo arrugó, metiéndolo en uno de los bolsillos de su pantalón sin prestarle demasiada atención. Lo último que quería en ese momento era toparse con algún vecino molesto.

Al cerrar la puerta tras de sí, se dio cuenta de que, en efecto, una melodía bastante fuerte resonaba desde una de las habitaciones. Pero ese detalle quedó en segundo plano, porque lo único que deseaba ahora era fundirse en uno de los reconfortantes abrazos de Taehyung, esos que lo hacían olvidar el agotamiento del día. Bastaba con un simple abrazo o una sonrisa suya para que Jungkook recobrara las energías que sentía haber perdido en el trabajo.

Caminó rápidamente por la sala, dejando su mochila en el primer sillón que encontró en su camino. Mientras avanzaba hacia la habitación, se desabrochaba los botones de las mangas y del cuello de su camisa, buscando algo de comodidad tras la larga jornada. El cansancio lo consumía, pero, sobre todo, lo invadía una profunda añoranza. Lo había extrañado muchísimo, más de lo que esperaba.

—¿Taehyungie? —preguntó en voz baja mientras abría lentamente la puerta de la habitación, con cuidado de no interrumpir lo que fuera que su pareja estuviera haciendo.

El pelinegro brincó por el pequeño susto al escuchar la voz, sorprendido por la inesperada presencia, pero tan pronto giró hacia la puerta y vio a Jungkook, una sonrisa brillante apareció en su rostro.

—¡Jungkookie! —exclamó mientras se levantaba del suelo de un salto y corría hacia él, sin importarle que Jungkook aún estuviera vestido formalmente— ¡Te extrañé muchísimo!

Jungkook no pudo evitar reír, sujetando a Taehyung por la cintura con firmeza para evitar que ambos cayeran al suelo por el impulso del abrazo. Dio un par de pasos hacia atrás, tratando de mantener el equilibrio ante el repentino afecto.

Overcome || OS JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora