Capítulo Cinco

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Ally
Estaba en un lago. La noche era completamente negra. No había estrellas, en el agua solo se reflejaba la luna. La miraba. Miraba un punto fijo. La brisa  fría me alborotaba el cabello, haciéndolo moverse con libertad.
Se escuchó un ruido seco. De una rama rompiéndose. No me volteé, sabía perfectamente quien era. Podría percibir su aroma. Conocería ese olor a donde fuera.
-Me voy en unas horas.- Dije con serenidad. La verdad es que no esperaba una respuesta, así que no añadí nada más.
-Ally...- Dijo una voz que conocía perfectamente. Una voz que me hizo feliz por mucho tiempo, pero que ahora... ahora ya no importa. No la volvería a escuchar nunca más.
Suspiré. No tenía nada que decir. Me iría en unas horas, ya todo estaba perdido.
-Ally.- Repitió.
Me volteé, aunque no quería hacerlo. Por mis mejillas caían lágrimas silenciosas. Sabía que si me veía llorar correría donde mí y me abrazaría de esa manera que hacía cuando estaba mal. Cuando a mi cabeza llegaban los recuerdos de mi desastroso pasado y eso me haría llorar más, no volvería a consolarme en las madrugadas, ni acompañarme a por una taza de chocolate.
Subí la vista y allí estaba. La chica que me había hecho feliz durante años. La que me había visto en mis peores momentos. La que entraba en mi habitación y se acostaba a mi lado solo para verme dormir. La chica de la que siempre estuve enamorada.
Selene Monteverde.
Todo empezó  a desvanecerse. Todo desaparecía. Ella desapareció. Me levanté de un brinco y por poco me caigo de la cama. Estaba sudando y pequeños rayos de sol me pegaban en la cara.  Miré el reloj de la mesita de noche. Ocho y media.
-¡Mierda!
Salí de la cama y corrí al baño. Me vestí con lo primero que encontré, que fue la ropa que usé ayer para entrenar. Me puse mis zapatillas y me amarré el cabello de cualquier manera.
Cuando llegué a la sala de entrenamiento, Edward tenía a Evelyn arrojando cuchillos a diferentes blancos. Evelyn no era muy buena con los cuchillos arrojadizos, ella más bien era una diosa con sus espadas. Principalmente phaesphoros.
Entré y me puse a calentar. Esperaba que ninguno se acercase a preguntarme por mi tardanza. No me sentía con animos de explicar mi desastrosa vida amorosa, además de que Evelyn no sabía de aquel momento tan doloroso. No fui capaz de contarle.
Luego de unos minutos de calentamiento tome unos cuantos shurikens y los empecé  tirar, pero estaba tan perdida en mis pensamientos que al tirar uno de ellos le rocé la mano a Edward, haciéndole un corte no muy profundo.
-¡Demonios!- Se quejó.-Esta es la segunda vez, te juro que si lo haces de nue...- no pudo terminar la  frase cuando me miró y vió lagrimas en mis ojos -¿Ally?¿Estás bien?- Se acercó a mi. Me tomó la cara con sus manos callosas, pero increiblemente suaves y me hizo mirarlo.
Rompí en llanto. Ella hacía eso. Me miraba con sus hermosos ojos color café, me sonreía y depositaba un beso en mi frente.
Evelyn corrió  a mi lado, me alejó de Edward y me abrazó. Intentando consolarme. Estuvimos así unos minutos sentadas en el piso, sorbí por la nariz e inhalé profundo.
-¿Estás bien?- Preguntó Evelyn con un tono de preocupación -Claro que no está bien.- Gruñó Edward -Nadie está bien si lo separan de mi.- soltó un comentario para relajar el ambiente, lo cual funcionó. Me tendió una mano y me levantó del suelo.
-Gracias.- Dije secándome las lágrimas.
-Para eso están los amigos.
Me giñó un ojo y continuamos entrenando.
Edward me hizo combatir con Evelyn, lo que fue algo complicado pues somos _
parabatai_, lo que significa que conocemos todos y cada uno de nuestros movimientos. Al final Evelyn cayó encima de mi estomago, dejándome sin aire. Evelyn y Edward reían. Me levanté del suelo y empecé a rier también. Sin que se dieran cuenta, tomé unos cuchillos que estaban cerca y los lanzé, no buscaba darle y los cuchillos pasaron lejos de ellos, pero ambos cayeron al suelo con una expresión de miedo y asombro a la vez. Les guiñé un ojo y les sonreí. Todos reímos y salimos a nuestras habitaciones a cambiarnos para bajar a desayunar. 
Ally estaba a punto de entrar a su habitación cuando Edward la llamó.
-Ally.- Dijo con una sonrisa forzada -¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
-Nada, solo no me sentía bien. Estoy bien, enserio.
Ella pudo ver en los ojos de Edward que no lo había creído. Pero no tenía que hacerlo
-Yo... ya me voy a cambiar.-estaba a punto de entrar cuando Edward le tomó por el brazo y la abrazó.
-No tienes porqué sentirte mal, aquí estoy por si necesitas algo.- La soltó y le sonrió.
Entraron en sus habitaciones.
La de Ally estaba impecable. Todo estaba en su lugar, excepto por unas cartas y unos dibujos  que estaban sobre la mesita de noche.
Eran retratos de ella y Selene. Sonreían y se abrazaban. Las tomó y las miró. Por sus mejillas corrían lágrimas calientes. Le dolía haber partido. No debió haberlo hecho, pero ya no hay vuelta atrás. Las guardó en el cajón y tomó unos shorts negros, un top de encaje del mismo color y  unas botas de charol plateadas. Iba a salir con Evelyn hoy. Tenía que intentar olvidarla. Tenía que hacerlo.

Ally abrió la puerta de la habitación y escuchó una melodía dulce.
Era tan suave y perfecta. Estaba siendo tocada con amor y pasión. Se acercó lentamente a la puerta y se quedó atónica cuando vió a Edward  vestido como nunca lo imaginó. Llevaba unos vaqueros negros, junto a una camisa de gala blanca. Se veía perfecto. "Es un Herondale después de todo" pensó.

Se alejó despacio y bajó al comedor. John y Korey estaban sentados a la mesa. Korey tenía una cara de emoción. Ally nunca había visto tanta felicidad en una persona antes. Tomó asiento frente a Korey y sonriendo le preguntó:
-Y bien ¿A qué se debe tanta felicidad?
Antes de que Korey pudiese contestar, entraron al comedor Evelyn y Edward.
-¡Chicos! Sientense- dijo Ally -Korey parece tener algo muy importante que decirnos!
Korey rompió en llantos de alegría y todos se miraron confundidos.
-Estoy...- dijo sollozado.- Estoy embarazada.
El comedor estalló en gritos de emoción y felicitaciones. Las chicas se levantaron y abrazaron a Korey, Edward, por otro lado, tardó un poco en levantarse e ir donde  estaba la futura mamá.
-Felicidades- Dijo en un susurro para que nadie, excepto Korey lo escuchase.- Ahora ya no necesitas jugar a ser una mamá.
Tomó una manzana de la bandeja de frutas y salió por del comedor dejando a todos confundidos por el comentario.
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Wenaz wenazzz!
Feliz día de independencia🇵🇦
Panamá un día  como hoy de 1821 se separa de España:D
Y YO ESTOY RESFRIADA :):
Bueh, espero les guste el capítulo. No se olviden de votar y comentar y ajá. Los amo<3
-Daichell

Cazadores de Sombras, Ciudad de susurros y consuelos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora