Capítulo Seis

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Evelyn
El comedor quedó em silencio después de que Edward salió. La alegría que antes reinaba, había desaparecido.
«¿Por qué es así de grosero? ¿Qué le sucede?»
En la cabecera de la mesa, John estaba atónito. Su expresión era de asombro y una especie de consternación.
-Korey, querida...
-Déjalo. Ya sabes como es Edward.
La voz de Korey estaba cargada de frialdad.
Era suficiente.
Se paró de golpe y por accidente su silla calló hacia atrás.
-¿Es enserio? ¿Van a dejar que les hable así? ¡Ustedes son los malditos directores del Instituto!
-Evelyn...- Ally le puso una mano tranquilizadora sobre la suya.
-No Ally. No voy a dejar que ese idiota trate asi a nuestros anfitriones.
No sabía los demás. Pero a ella le habían enseñado buenos modales. Y entre ellos figuraba el no tratar mal a tus anfitriones.
"que la confianza nunca supere el respeto".
Era lo que solía decir su padre.
Salió del comedor y se dirigió directo hacia Edward. Donde fuera que estuviera.
Busco en su habitación, en la Sala de Entrenamiento, en la Sala de Armas y nada. No lo encontró.
-¿Dónde estás?
Se aventuró por todo el Instituto. No había caído en cuenta de lo grande que era. Había salones, como si fuera una escuela. También encontró un gran salón, supuso que era para organizar fiestas. En ninguno estaba Edward. Estaba empezando a frustrarse.
No pudo ir muy lejos ¿No?
Entonces escuchó un leve sonido. Un golpe seco. Como algo cayendo contra el suelo. Pero curiosamente lo escuchó encima de ella.
Claro. El tejado.
Rápidamente empezó a buscar las escaleras que subían hasta la parte más alta del Instituto.
Cuando las encontró las escaló de dos en dos y súbitamente se encontró con el paisaje de Los Angeles frente a ella. El sol se estaba ocultando, y los matices anaranjados contrastaban con las luces blancas de la ciudad. Era realmente hermoso. Y recortando la figura del cielo, estaba Edward. Se encontraba sentado de espaldas a ella, con las piernas colgando del techo. Tenía su espada cruzada sobre las piernas. La reconoció con tan solo ver el mango de la misma. Parecía observer el brillo de lo que lo rodeaba, y lo expulsaba con un oscuro resplandor.
-Ahí estás.
-Obviamente. No voy a estar en otro lugar si estoy aquí ¿No?
Eso avivó el enojo de Evelyn.
-Eres un idiota. ¿Por qué trataste así a Korey?
-¿Acaso importa?
-Sí. Claro que importa.
-Que bueno.
-Eres... Tú... ¡Ahg!
Su impotencia era descomunal.
-¿Soy...?
En todo este tiempo jamás se volteó a verla. Y en ese momento se puso en pie, con su espada en la mano. Por un momento Evelyn temió que iba a usarla contra ella. Pero se tranquilizó cuando la enfundó.
-¿Quieres saber qué soy? Un idiota que solo piensa en sí mismo. Que solo busca su propio bien y nada más. Eso es lo que piensan de mí. Pero me da igual lo que piensen de mí. ¿Queda claro? Déjenme en paz de una vez.
La frialdad con que Edward había soltado todo ese era aterradora. Hubiera sido mejor si lo hubiera dicho con furia. Pero no había sentimiento alguno. Era como si no tuviera un alma a la que aferrarse.
-Siento lástima por tí Edward. Pensé que podíamos ser amigos.
-¿Y entonces? ¿Quieres un globo?
No lo soportó más y bajó las escaleras corriendo. Quieriendo escapar de las palabras de Edward, tratando de descubrir como alguien puede causar tanto daño.
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Edward.
Y bien lo había hecho. Las había alejado. Había alzado un muro de frialdad contra todos ellos.
Cuando recibió la noticia de Korey no se pudo alegrar más por ella, pero era la oportunidad perfecta para volver a alejar a todo el mundo.

Me dirigía a mi habitación cuando escuché el sonoro llanto de Evelyn. Me dolió haberla tratado así, pero no puedo hacer nada. No quiero encariñarme con ellas. No quería perderlas a ellas también.

Entré y en mi habitación estaba todo ordenado y limpio. De la repisa donde estaban mis libros busqué uno pequeño y que estaba forrado en cuero negro. Era un libro de cuentos que mi madre me leía cuando estaba triste.

Eran historias demasiado ridículamente tranquilizadoras, podía escucharlas una y otra vez sin cansarme.
Sin darme cuenta caí en un sueño profundo...
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Hola. Siento que el capítulo sea mas corto, pero no tenía inspiración:c y -E. Herondale tampoco, pero ta verán se los compensaré:D
-Daichell

Cazadores de Sombras, Ciudad de susurros y consuelos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora