El timbre de la escuela suena de nuevo y los niños salen desesperados de sus salones y se abultan en la salida a esperar a sus padres. Me levanto lentamente de mi asiento y coloco el libro en su lugar. Salgo de la biblioteca y entonces me atrapa Harry y no para de interrogarme:
- ¡Alex! ¡¿estás bien?! ¿qué te pasó? ¡¿qué fue lo que te hicieron?!...- aun no me sentía bien para hablar, pero hice lo que pude y fingí una risa antes de decir
- ¡no me pasó nada! – y la risa se fue convirtiendo poco a poco en un llanto silencioso. Las lágrimas comenzaron a desplazarse por mis mejillas y cubriéndome la no paré de llorar. Él solo me sobaba la espalda y luego de un rato me dijo:
- Oh Alex, tu siempre tan ruda, pero tan delicada a la vez- yo no pude decir nada en su contra, lo que dice es cierto. Hiero a las personas, pensando que así ellas no me dañarán a mí, pero la verdad es que soy más sensible que una nube, y la gente me hiere con tanta facilidad, que no es necesario intentarlo. Pero, Harry es el único que lo sabe, él es el único que me conoce. El único además de mi única otra amiga, que hoy vive a 573.5 kilómetros de mí.
- Alex y William Adams- suena mi nombre y el de mi hermano por el micrófono. Veo como un chico de la oficina sale por la puerta y regresa con mi mamá. Ella me busca con la mirada y cuando me encuentra me mira con decepción. se acercan a mí y llaman a mi hermano. Él le dice que se quiere ir con un amigo, y mi mamá accede. Harry regresa a la bola de niños y me pide que le escriba en la tarde.
El chico de la oficina nos conduce hacia los jardines de atrás y ahí, un quiosco lleno de flores y una hermosa blanca en el centro de este. Ahí se encuentra una señora sentada, con un traje tan elegante, como anticuado. La señora se levanta y se acerca a nosotras y entonces, el miedo recorre mi cuerpo de nuevo. Me paralizo y mis ojos empiezan a arder. Es la directora que se ha cambiado de ropa y se ha peinado.
- ¡oh! - exclama complacida al vernos- sean bienvenidas- nos dice con una gran sonrisa. Que miedo- pasen, pasen ¿quieren una taza de té? - nos dice mientras nos señala que tomemos asiento. Mi cuerpo se mueve robóticamente y llega a cuestas a la silla que me es asignada. Ahí, la directora nos sirve el té y toma asiento. Extrañamente, todo se torna muy agradable. El jardín, el té, las flores, los colibríes… todo es muy hermoso, pero… el miedo no me abandona por un momento. Estoy entumecida y petrificada- Bueno, primero que nada, gracias por estar aquí señora Adams, sé que es una noticia no grata, pero le aseguro que no se irá sin mi apoyo
- ¡Oh no Señora! Yo comprendo completamente. Esta no es una niña fácil de tratar. Me alegra que me haya llamado- dice mi mamá haciendo como que yo no estoy ahí
- Señora Adams…
- Hannah, por favor- la corrige mi madre
- Señora…Hannah…Como probablemente usted ya esté enterada, su hija…- voltea a ver un papelito doblado y arrugado y lee algo deprisa- Alex, ha estado visitando la dirección muy seguido durante lo que lleva este ciclo escolar. Para ser precisos, con este día son 98 veces ya, en este año. Ha sido una visita a la semana. A veces son dos visitas a la semana- mi mamá solo guarda silencio. Seguramente está pensando en mi castigo para esta noche- su comportamiento en clase ha sido irrespetuoso, retador y malagradecido. Se pone a dibujar en medio de las clases, se coloca tapones para no oír a sus maestros, o incluso audífonos, y hemos descubierto una variedad impresionante de música en su I-pod. Música desde rock pesado, hasta mantras tibetanos- le da un sorbo a su té y continua- han habido infinidad de quejas hacia su hija, de parte de la mayoría de los maestros, algunos alumnos. No hace nada productivo en el día, no dice más que palabras destructivas y solo dibuja en su cuaderno todo el día- mi corazón late fuertemente, pero al mismo tiempo es como si estuviera muerto. No sé cómo sentirme por lo que está diciendo la directora, y solo puedo pensar en lo que estará pensando mi madre acerca de todo esto.
- ¡¿Y cómo es que me llaman después de tantas visitas a la dirección?! ¿Porqué no me habían informado antes de todos estos eventos?- reclama molesta. Mi mamá da miedo cuando se enoja, pero la directora parece estar tan tranquila que ya no sé a quién temer más.
- Sí, comprendo señora Adams, esa ha sido falta de la dirección por no reportarmelo anteriormente. Sin embargo, tan pronto lo supe, la he convocado aquí para discutir de ello.- dice la directora tan firme como una roca. En definitiva no le teme a mi mamá- Señora Adams, sé que se ha de estar sintiendo muy enojada, frustrada... Pero lamento decirle que su hija será suspendida por el resto de la semana, tiempo suficiente para considerar la oferta que estoy a punto de ofrecerle- mi madre alza la vista hacia la directora y tallando se los ojos le pregunta:
- ¿Que oferta?- la directora se endereza, toma un sorbo de su té y muerde una de las galletitas que se han colocado en el medio de la mesa. Mastica lentamente, y seguido de tragar agrega:
- Un campamento, señora Adams. Un campamento en el que trabaje con sus emociones y se estabilice tanto emocionalmente como mentalmente. Me temo que hemos detectado síntomas de depresión de temprana edad y estrés en su hija. Sé que probablemente provenga del estrés escolar, así que le propongo pagar su campamento también.- mi madre no dice nada, solo mira a la directora con los ojos muy abiertos e incrédula. Entonces dice al fin:
- ¡¿Que cree que mi hija está loca?!- grita mi madre alterada y azotando la mesa mientras se levanta- ¡No necesita ningún campamento antidepresivo donde le den terapia, si no está loca!
- ¡Señora Adams! Le pido que se calme. Nadie ha llamado loca a la señorita Alexandra.
- Es solo Alex- corrige molesta mi madre
- Señorita Alex, me disculpo. Señora Adams, nadie ha llamado loca a Alex. La terapia no es solo para los locos. De hecho la psicoterapia es para todos los seres humanos. Todos tenemos cosas que acomodar en nuestro corazón y nuestra mente. Todos debemos ir a psicoterapia por salud. Es como una cita médica, pero de las emociones.- dice la directora aparentando entonces, ser una mujer super compasiva y amable.
- Señora Directora... No creo que sea ne...
- Si no va al campamento, no será bienvenida aquí por más tiempo. Si va al campamento la pasaremos como su escuela, pero si no va, me temo que quedará expulsada.- saca algo de su bolsillo y se lo entrega a mi madre- tenga, aquí el número de mi amiga, la mujer que le dará ese campamento a su hija. Al menos considérelo, sino... Puede comenzar a buscar nuevas escuelas.- mi mamá parece que va a explotar. No me quiero ni imaginar lo que pasará en casa.
- Bueno pues...- dice mi mamá mientras se levanta de la silla y toma su bolso- gracias por todo su apoyo señora directora. Espero que esto no se tenga que repetir.
- Sí señora Adams, espero lo mismo. Por favor considere el campamento. Sé que será de mucha ayuda como persona- la directora se levanta y se dirige hacia mi madre, pero ella solo da una reverencia y se va. Yo la sigo, pero no antes de tomar las últimas tres galletas que quedaron.
- Mami, aquí no es Japón, no tienes porqué hacer la reverencia- le digo atragantandome de galletas
- ¡Tú cállate o sino te irá peor!- me grita mi madre sin siquiera verme. Durante toda la cita no me dirigió la mirada. Hizo como que no estaba ahí.Subimos al auto y me dice:
- no quiero oírte por el resto del día. Así que nos vamos en silencio a la casa- y así fue. No dijo nada, yo no dije nada. Y cuando por fin llegamos a la casa, me bajé corriendo y tan pronto llegué a mi habitación, estrellé la puerta y me tumbé en mi cama a llorar y nada más.
No me moví en toda la tarde. Mi cuerpo era demasiado pesado para moverse. No tenía hambre y sabía que si me la encontraba sería incómodo y, ni siquiera tenía ganas de ver su rostro. Escucho a través de las paredes de madera, como se queja con mi padre y él le responde frustrado. Parece que está habiendo una fuerte discusión ahí afuera. Eso me da menos energía para moverme. Cierro mis ojos y me quedo dormida.
Me despierto al escuchar a mi mamá cenando. Supongo que sola porque mi hermano está con su amigo, y está enojada con papá... Y obvio no me avisó.
Me levanto lentamente, pesada como un oso. Voy al baño tan lenta y pesada y llego ahí a vaciar todo.
Mi mente está en blanco, y hasta que la panza me ruge, algo surge en mi mente: comer. Salgo del baño y bajo las escaleras hasta llegar a la cocina.
Me encuentro con mi mamá y ella solo me mira de reojo. Entonces recoge sus platos, los deja en el lavadero y se va sin decir nada. Yo, saco el cereal, un plato y la leche. Tomó una cuchara de las recién lavadas y me voy a la sala a comer el cereal mientras veo la tele. En eso llega mi mamá y sin decir nada apaga la tele y se lleva el control. Supongo que...era obvio que no puedo ver la tele.
Me llevo mis cosas al comedor y como en silencio, sirviendome una y otra vez.
No se oye nada, solo los grillos del jardín y mis perros jugando entre ellos.
Supongo que mi madre ya se habrá ido a dormir. No me sorprendería.Mi cabeza está llena de mariposas muertas o heridas. Solo aparecen imágenes tristes y solitarias.
La cita con la directora, su oscura oficina y ese té...todo es muy repentino. El campamento... ¿Debería ir? ¡No! Es una estupidez. Un campamento no les dará el resultado que quieren de mí ¡Yo no estoy hecha para complacerlos! No quiero ir con una bruja de las montañas a que me convierta en una zombie ¡tan solo como todos los demás! ¡Yo no quiero encajar en esta estúpida sociedad! ¡Yo no quiero ser humana! ¡Odio a los humanos!!! ¡¿Por qué tenía yo que ser una de ellos?! ¡Una estúpida humana que no sabe más que lastimar a otros! Un partícipe más de esta raza enferma y asquerosa ¡¿Por qué?! Los humanos solo causan dolor, sufrimiento, miedo y muerte a otros seres ¡¿Porque tengo que ser parte de esto?!
¡Odio a los humanos! Yo nunca pedí ser esto... Me odio.Termino mi cena y llevo mis platos sucios al lavadero y los dejo sobre los de mi madre. Apagó las luces y subo a mi habitación.
La ropa está tirada en el suelo, los zapatos fuera de su lugar, la cama desarreglada y todas las ventanas cerradas. Me tiro en la cama y me quedo mirando al techo.
¿Porqué? ¿Porqué soy así? Humana... ¡Esto apesta! Los humanos apestan ¡Yo no quiero ser humana! Ya no quiero vivir en esta sociedad en la que debes ser como los demás esperan que seas. Estoy cansada de pretender, de ocultarme, de tener miedo... Ya no quiero.Un campamento... ¿A qué se refería con un campamento? ¿Sería solo yo? ¡No entendí nada! Un campamento...
Mis ojos se cierran, todo se hace oscuro, todo desaparece.La voz de mi hermano se escucha de lejos, es como un eco en la oscuridad. Pronto, esa oscuridad se ilumina y entonces abro los ojos.
Ya es de día, y por lo visto, mi hermano acaba de llegar ¿No fué a la escuela?
- ¡Muchas gracias María!- se escucha la voz de mi madre. Parece que la mamá del niño con el que se quedó ayer mi hermano, vino a dejarlo. Pero... ¡¿Que hora es?!
Me levanto de golpe y salto de la cama, lo cual me marea y caigo al suelo. Me levanto atontada y salgo de mi cuarto. Bajo las escaleras corriendo y me asomo al reloj. Son apenas las ocho de la mañana ¿Que le habrá pasado a mí hermano?
La puerta de la cocina se abre y entra mi mamá y detrás de ella mi hermano
- ¿Que te pasó Anton?- le pregunto aún medio dormida a mi hermano
- ¿Que te pasó a tí zombie?- me responde amargado. Le saco la lengua y camino hacia mi madre. Ella me da la espalda, y yo, sin tratar de mirarla le digo
- Mamá...- cierro los ojos, tomó valor y entonces le digo- Llévame con la bruja del campamento- ella voltea a verme sorprendida y lágrimas de frustración comienzan a escapar de mis ojos. La ira y el miedo son demasiado grandes como para aún evitar que las lágrimas sean libres. Mi hermano lanza un grito ahogado y se cubre la boca. Mi madre solo me observa.
No sé porque dije eso ¡Ahhjj! ¡Basta!
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Metamorfosis
Teen Fiction"Algunos creen que estoy loca, porque mi manera de pensar es distinta a la de ellos. Otros simplemente creen que soy rara, de esas personas que no encajan en sociedad, y otros que...no creen nada...son como yo. Algunos creen que estoy loca... quizás...